sábado, 24 de marzo de 2018

Historia 1:1

Me he inventado la "Historia 1:1", léase "historia escala uno uno": Estudiar historia para aprender del pasado, hasta aquí nada nuevo, pero a escala uno uno, es decir, en lo concreto de un día determinado, evitando así la trampa de la generalización, el engaño pedagógico. Aprender historia directamente, sin intermediarios.

Retroceder en el tiempo y situarnos exactamente cien años antes, y mirar a nuestro alrededor,  lo podemos hacer gracias a las estupendas hemerotecas digitalizadas. También podría existir una "Geografía 1:1", conocer la geografía, sí, pero a pie, caminando paso a paso por los caminos y senderos alrededor de un punto concreto, a escala uno uno. Geografía e Historia con mochila y cantimplora.

Leer, por ejemplo, el diario La Veu de Catalunya del 23/3/1918, el diario oficial de la Lliga Regionalista, el partido catalanista fundado por Cambó a principios de siglo.

  

El diario se felicita por la entrada de Cambó como ministro de Fomento en el gobierno español del conservador Maura, la imprescindible integración del catalanismo dentro de la política española:


En la editorial, Cambó señala el principal problema español: La falta de autoridad democrática del parlamento:
 

La debilidad de la autoridad del parlamento español se convierte en un creciente poder de las oscuras, siniestras "juntas de Defensa" militares. La incorporación del catalanismo en la Cortes españolas se entiende como fundamental para fortalecer la autoridad democrática del Parlamento, para evitar que los militares acaben alzándose con el poder, como tristementemente sucedió, finalmente, en 1923, a petición del propio rey Alfonso XIII. Hablaba un amigo argentino de "fracaso de la democracia", en català: "acaba manant la criada".

Decía Cambó: "En España no hay más que un profundísimo deseo de ser gobernados por quienes no lo entiendan por una industria sino por un sacerdocio". Y cien años después, seguimos deseándolo. La palabra prohibida en España,"patriotismo", es decir, la política entendida como sacrificio para la comunidad, y no como medio de enriquecimiento personal. Qué triste es la política española.




jueves, 22 de marzo de 2018

Cotidianas



Cotidianas


Si nuestros abuelos pudieran levantar la cabeza siquiera para convivir de nuevo con nosotros unos días, habrían de volverse á morir del pasmo de conocer el progreso humano en estos últimos cincuenta años.

Les encantaría el viajar en tren, en tranvía ó en automóvil, y por mar en rápido y lujoso steamer; subir á un cuarto piso en ascensor; se admirarían de ver las espléndidas iluminaciones urbanas y las cómodas instalaciones domésticas de la electricidad que da calor, luz y fuerza motriz para mil pequeños usos; se maravillarían de oír un fonógrafo ó una pianola, artificios que atribuirían á arte de encantamiento; se sorprenderían de ver resueltos los entonces arduos problemas de la navegación aérea y submarina; atribuirían á brujería el poder comunicar á centenares de leguas por medio de un sencillo hilo telegráfico ó telefónico, y su sorpresa subiría de punto al poderse comunicar desde tierra con un buque en alta mar.

Se encantarían en un cine al ver moverse las figuras, ellos que tuvieron por gran adelanto los primeros pasos del arte fotográfico. y les caería la baba al conocer los progresos verdaderamente notables de la Industria, de la Mecánica, de la Biología, de la Cirugía, de la Química.

Supondrían muy lógicamente que todos estos progresos y adelantos realizados en interés del hombre, para su comodidad, para su recreo y para defensa y salvaguardia de su vida, misma, habrían atenuado tos sufrimientos y disminuido la mortandad entre el género humano, que habría desterrado definitivamente. las guerras fratricidas.

Y al decírseles que hace cuatro años se están matando entre sí millones de hombres, preguntarían contristados, cómo, en medio de  tanto alarde de civilización y cultura, la diplomacia no ha adelantado un paso en medio siglo.

martes, 20 de marzo de 2018

Pedagogía y esclavitud

¿Donde encontramos la pedagogía? No en el trabajador libre, como el hojalatero "Cuerpo Azucar", dueño de sus conocimientos concretos y que los comparte libremente. Aquí el aprendizaje fluye libremente, sin intermediarios.

Encontramos pedagogía en los miserables "diseñadores sociales", "gestores sociales", "gestores del cambio", como quieran llamarse. En los individuos que roban el conocimiento y el aprendizaje para decidir ellos (es decir sus amos) quién debe saber qué. Esos individuos mezquinos, palanganeros del poder político, que se autoproclaman orientadores, incluso orientadores de orientadores (En Catalunya, donde este fenómeno llega al paroxismo, se dan casos de orientadores de orientadores de orientadores). Roban el conocimiento y los canales de aprendizaje, son los pedagogos.

Hace exactamente cien años en La Vanguardia (19/3/1918 página 9) encontramos un artículo de pedagogía en el que podemos encontrar muchos elementos la "nueva educación": Desprecio al aprendizaje memorístico, desprecio del libro de texto, fomento de los aprendizajes prácticos, aprendizaje aplicado a la vida real... Como parte del diseño de una sociedad en la que la mitad (femenina) está al servicio de la otra mitad (la masculina) en régimen de esclavitud. Aquí no hay libertad, y mucha pedagogía.


Especulo con la idea de que encontraríamos mucha "nueva educación" en el aprendizaje que recibían los esclavos en las sociedades antiguas.



CUESTIONES PEDAGÓGICAS

Platos del día


(La Vanguardia 19/03/1918 página 9)
 

Está todavía por dilucidar si la enseñanza de la economía doméstica en sus diversas y no pocas modalidades, que abarcan desde coser un botón y lavar un pañuelo hasta freír un par de huevos y fregar la losa, corresponde al grado superior de las escuelas primarias ó ha de ser privativa de las escuelas especiales de índole postescolar, que los franceses llaman ménagères porque en su idioma ménager significa emplear las cosas con economía; y por lo tanto, debiéramos llamar los españoles escuelas económicas, si este adjetivo no hubiese perdido por abuso y extensión su etimológico significado de regla de la casa ó gobierno doméstico.

A mi entender, sujeto como ningún otros a errores y equivocaciones, pero que a ningún otro cede en sinceridad, los programas escolares de la primera enseñanza femenina abarcan demasiadas materias, y de ellas hay algunas que no debieran ser obligatorias, porque no entran en la natural esfera de la cultura general de la mujer, ni convienen igualmente a todos los temperamentos intelectuales.

En cambio, se echan de menos en la enseñanza primaria de las escuelas nacionales los principios rudimentarios de economía domestica, cuyo conocimiento práctico le sirva a la educanda para ampliarlos con mayor provecho en las escuelas económicas, que todavía no han brotado de la mente del legislador y que con preferencia a otras inversiones de fondos, menos justificadas, debieran establecerse, por lo menos una, en cada distrito escolar.

He dicho conocimiento práctico, porque en cuanto al teórico ó verbalista de la economía doméstica, hay tratados de sobra que las alumnas aprenden de memoria sin entender una palabra de lo que dicen, para al fin y a la postre quedarse sin postres y sin principios de economía doméstica cuando el inspector visita la escuela y les pregunta que cómo se las manejarían para confeccionar con cuatro pesetas una comida lo suficientemente nutritiva para cuatro personas que, por supuesto, no tengan la gula por pecado capital ni tampoco sean de muy melindrosas tragaderas.


Desde luego que sin necesidad de libros de texto ni lecciones de memoria, que en la enseñanza escolar de la economía doméstica son tan incongruentes como los de urbanidad (pues ambas artes se han de aprender por el ejercicio) pueden las profesoras explicar a las alumnas el valor nutritivo de los alimentos, la diversa eficacia de los combustibles, la [ilegible] de los ingredientes y la [ilegible] de las frutas, hortalizas, legumbres, carnes y pescados en el arte de cocina, señalando sus ventajas e inconvenientes desde el punto de vista higiénico, que es el más interesante en culinaria. 

Todas estas lecciones, que pueden resumirse en un cursillo de una docena a los sumo para las alumnas de grado superior, serían el introito o preliminar teórico de las prácticas culinarias o arte de la cocina que, si los ministros del ramo habidos y probablemente por haber supiesen lo que con la cartera les ponen en las manos, no centralizaran de seguro en una Escuela del Hogar donde proveer a la manutención de las femenina clientela del ministerio, sino que instituirían Escuelas de economía doméstica con profesorado técnico y sin clases teóricas, cuyas enseñanzas abarcaran todo lo concerniente a la gobernación de las casas de familia, y aun de huéspedes, si a sutilizar fuéramos la cuestión que tratamos.

Sin duda hay instituciones de enseñanza femenina y fundación particular en que se dan lecciones prácticas de cocina casera, y no falta alguna que otra maestra nacional que por su cuenta y riesgo enseñe también supletoriamente el arte culinaria. Pero con toda la consideración debida a tan loables iniciativas, me permitiré indicar que, a mi falible juicio, cuyo único apoyo es el buen sentido con que deben observarse los hechos, la mayor parte de esas lecciones prácticas de cocina no están acomodadas a la economía doméstica, sino al despilfarro, ó por lo menos a la prodigalidad, por lo costosos en manjares, ingredientes, condimentos, combustible, tiempo y trabajo que resultan platos del día, mejor preparados para regodeo del paladar y tormento del estómago, que para saludable manutención de la salud y la vida. Puesto que el criterio predominante en España es que el espíritu religioso ha de vivificar las primera enseñanza, parece natural que ninguna de sus materias asignadas se aparte de la ortodoxia religiosa; y por lo tanto, las prácticas culinarias, que forman parte integrante de la economía doméstica, debieran subordinarse, o no hay sentido común en el mundo, a la regla expuesta por San Pablo cuando les dijo a los fieles de Corinto: "Pues si coméis o si bebéis o hacéis cualquiera otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios." 

Por consiguiente, no están en armonía con la doctrina cristiana esas recetas culinarias que en los reversos de las hojas del almanaque y en los libros de cocina son incentivos de la gula y estímulos del derroche, porque además de necesitarse rentas de magnate para confeccionar según sus normas los platos del día, echan mano con frecuencia de ingredientes como pueden serlo los alcaloides, pues en resumido análisis no son otra cosa que alcaloides en mínima dosis las especies de la moderna culinaria.

Prescindamos de si es mejor o peor el régimen vegetariano que el carnívoro, o sí para no disgustar a nadie preferimos el régimen mixto con predominio vegetariano. Esto son cuestiones de gusto y a veces de estómago; pero en lo que no cabe otra oposición que la de la rutina ó de la ignorancia, es en que las lecciones de culinaria práctica, si han de tener carácter eficazmente educativo y de provechosa utilidad para las futuras amas de casa, para las madres de familia cuya modesta posición social no les consienta suplementos de crédito, deben adoptar por tanto experimental recetas que a la sencillez de confección y valor nutritivo añadan el sabroso gusto de un sano condimento sin especias irritantes. La gracia está enseñar a las niñas que no han nacido para duquesas sino para menestralas, a guisar los manjares de consumo corriente en la vida de familia, sin artificios de restaurante ni comistrajos de figón.

Bien está que a las que sientan vocación de cocineras de casa grande, se les enseñe a confeccionar a su costa los platos cuyo enrevesado nombre es muchas veces disimulo de su nocividad; pero a las que no han de gobernar más casa que la suya, no les vayamos con perdices rellenas ni palominos escabechados, sino enseñémosles a guisar un buen arroz con pollo, pero sin pollo, que si la mano es hábil y el ingenio agudo, bien se pueda guisar de modo que quien lo coma se relama de gusto. 


No sería difícil mejorar en las clases de economía doméstica la enseñanza del arte culinaria en armonía con el presupuesto de la obrera y de la mujer de la clase media que más aún lo necesita para salir del error en que está de gastar en lujos superfluos lo que escatima de los necesarios alimentos. La mayoría de las amas de casa no disponen de otra norma culinaria que la señalada sin reparar en gastos en los libros de cocina, tan funestos para la economía de las familias como los de novelas policíacas para la higiene moral. No hay en esos [ilegible] libros receta alguna cuya confección cueste menos de lo que gana en un día el obrero de más crecido salario, y para mayor estrago ninguna prescinde de especias como pimienta, mostaza, canela, nuez moscada, vainilla, y otras igualmente excitantes e irritantes que son para los manjares lo que los perfumes para la ropa: encubridores de suciedades y repugnancias.

Quien detenidamente reflexione sobre esta cuestión, advertirá que no es baladí ni de subalterna importancia, porque se puede vivir sin los adminículos con que el siniestro aspecto de la civilización va complicando la existencia pero no se puede vivir sin comer, que es función prelatoria de la filosofar.

Pero el comer bien no es lo mismo que e1 bien comer. Pueden comer bien y digerir mal los glotones cuyo temprano ó tardío castigo es la dispepsia ó la gastralgia. Quien bien coma, es decir, quien tenga esposa, madre, hermana ó hija que gobierne la casa con igual habilidad en la sala que en la cocina, y no se haya dejado alucinar por las recetas de relumbrón contrarias a la verdadera economía, fraguará la salud del cuerpo en la oficina del estómago y no invertirá en la partida de alimentación mes de lo que en bien llevadas cuentas le consienta su presupuesto.

No tanto en contra cabe decir de las recetas para la confección de frutas de sartén, pastelería, confituras, mermeladas y compotas, cuyo conocimiento práctico es de mucha utilidad para los acostumbrados extraordinarios que suelen hacerse en las casas en días como el de hoy, y en los que se celebra algún señalado acontecimiento de familia.

Con todo, es evidente que el libro de cocina casera, cuyas recetas se ajusten a las reglas de economía doméstica está todavía por escribir.

FEDERICO CLIMENT TERRER




lunes, 19 de marzo de 2018

Una de cal y otra de arena.

Leo en "Mundiario":


"...A estos pedagogos del BBVA les daría yo una vacante de un año en dos centros de Secundaria que conozco y verían en qué se convierte su buenrollismo wonderfuliano. Ahí sí que iban a flipar con las emociones.."
¡Bien! ¡Totalmente de acuerdo! Pero ¡ay! sigue:

"...A los pedagogos del BBVA los pondría yo delante de esos padres y madres, que te exigen, como profesor de sus hijos, una educación rigurosa y academicista para que los alumnos aprueben los exámenes de Química en PAU, tal y como marca la Administración, porque, si no es así, se quedan sin plaza en la universidad..."
¡Por favor! ¡Bien por esos padres que exigen una educación rigurosa y academicista!

Precisamente la educación rigurosa y academicista es la única defensa posible para protegernos de estos pedagogos infames "...que cautivan con un lenguaje pueril y lleno de obviedades, un lenguaje inspirado en un idealismo tan enfermizo como provocador para quien se juega el tipo año tras año en algunas aulas de Secundaria...". Queremos un sistema educativo serio, riguroso y sólido, queremos expulsar de él a los gurús educativos que lo parasitan, pero no nadie quiere posicionarse a favor de una reválida, una prueba única nacional de contenidos, corregidos independientemente fuera del centro, la prueba que promocinara al estudiante económicamente pobre pero estudioso y con talento por encima del estudiante de familia adinerada.

¿Rechazamos a los que "cautivan con un lenguaje pueril y lleno de obviedades" pero queremos quedar nosotros aún más chachipirulis que ellos?


SÍ A LA REVÁLIDA




domingo, 18 de marzo de 2018

Cuerpo Azucar, el último hojalatero del Alto Rey

Qué más se puede pedir. ¿El sentido de la vida en un video de treinta minutos? Pues aquí lo tenéis, en la vida y obra de Federico «Cuerpoazucar», el último hojalatero de la Sierra del Alto Rey, al norte de Guadalajara. El del micrófono es Pedro, «uno de los periquines», uno de los últimos habitantes de Bustares, el pueblo natal de mi madre.



La felicidad la da el conocimiento concreto. Qué conocimiento no importa, pero en lo concreto. En saber cerrar con estaño el culo de un puchero o en saber calcular la trayectoria de un cometa en su interacción con Júpiter. Pero en lo concreto.

Mientras que las generalidades son neurosis, enfermedad mental. En estos momentos en Catalunya cada catalán se siente responsable del futuro «en general» de los 7.499.999 catalanes restantes, pero así, «en general». Estamos llegando al ratio de salvapatrias por metro cuadrado más alto del mundo. En una espiral de neurosis, frustración, hybris.

De Cuerpo Azucar aprendemos por puro contacto, basta sentarse a su lado en el poyete. En un mundo en el que la «pedagogía» y su pestilencia generalista no existe, el conocimiento no se adquiere, el conocimiento se adhiere. No es que aprendas, es que no puedes dejar de aprender. No es que bebas, es que te mojas. Hasta sus zapatos rotos nos enseñan lo esclavizados que estamos en nuestro consumismo.

Cuerpoazucar daba a los chiquillos silbatos a cambio de latas vacías, y con la latas hacía jarillos, y de los jarillos ganaba para comprar estaño en barra. Y con el estaño arreglaba el pendiente de la señora a cambio de un trozo de jamón. Cuerpoazucar es libre, porque es dueño de su conocimiento y de su trabajo.
- Póngame una gota de estaño en este pendiente.
- Deme usted un poco de jamón, señora.
- ¡El jamón es mío!
- ¡Pues el estaño es mío!

Dicen que ha muerto Stephen Hawking, y yo que soy licenciado en matemáticas no sé ni pronunciar bien su nombre. Dicen que estudió las leyes que rigen el tiempo y el espacio, el universo entero, pero así, en general, sin entrar en detalles.  Y no diré que no, pues todo conocimiento es valioso, pero Cuerpoazucar nos habla de los tordos del tejado de la ermita, de las arrobas de vino de las fiestas, de los candiles de los carros, de la siega en agosto... Nos enseña a vivir.

Y bien por Pedro por dedicarse a recoger todos estos testimonios y compartirlos.

domingo, 11 de marzo de 2018

A la que tenga las tetas más gordas

Este humilde blog se pone sus mejores galas para otorgar el premio


Canapé de Tortilla de Patatas 2018

Al majadero educativo del año al Sr. Lluís Salvadó, exsecretario de Hacienda de la Generalitat de Catalunya y diputado por ERC, por su criterio para seleccionar la próxima consellera del Departament d'Ensenyament de Catalunya:

"Pues mira, a la que tenga las tetas más gordas se lo das y ya está. Y te quedas tan ancho"

Es de todos sabido que ERC controla el Departament d'Educació desde hace muchísimos años, desde la época de los primeros "tripartit", pues es el partido político que atesora el espíritu y alma catalana en  estado químicamente puro, hasta aquí nada que decir, pero desconocíamos el detalle de cómo dicho partido selecciona al que será el máximo responsable del sistema educativo de Catalunya. Ahora, y gracias a la divina providencia en forma de pinchazo telefónico, podemos constatar, una vez más, el altísimo rigor y seriedad de la clase política en materia educativa:

https://www.elperiodico.com/es/politica/20180309/lluis-salvado-josep-maria-jove-antena-3-6678023

[...]La conversación, hecha pública por Antena 3, versa sobre la búsqueda de una mujer para ocupar el puesto de 'consellera' de Ensenyament. "¿La mujer de Puigdemont no es rumana? Supongo que ella sí que accederá", afirma el hombre sin identificar en medio de un ataque de risa. "Están buscando una rumana, vía la mujer de Puigdemont, o una brasileña, que son resultonas", responde Salvadó.
En este punto, ambos coinciden en que encontrar mujeres para puestos de responsabilidad es difícil. "Encontrar mujeres es misión imposible. Es más fácil inaugurar un auditorio que encontrar mujeres", sigue el interlocutor del excargo del Govern. "Pues mira, a la que tenga las tetas más gordas se lo das y ya está. Y te quedas tan ancho", añade Salvadó provocando una carcajada en su compañero.[...]


Como ya he denunciado en este mismo blog, a medida que se asciende en la jerarquía educativa (y en general en política), aumenta la irresponsabilidad, la vulgaridad y la mediocridad, hasta llegar a la cima, en la que encontramos esto. Qué largo se me está haciendo este siglo XXI.

jueves, 8 de marzo de 2018

Educación y pobreza (Steven Singer, 2015)

Me ha gustado tanto este artículo que me he permitido traducirlo al castellano.





¿Qué es una buena educación? ¿Te dará  dinero? ¿Te hará rico? No, realmente no.
Y este es uno de los grandes problemas de la política educativa pública americana de los últimos quince años. Se confunde el objetivo de lo que se pretende promocionar.
La pobreza se dispara. Ha estado subiendo en las últimas tres décadas, pero desde el colapso económico del 2008 los índices de pobreza se han hinchado como una herida mal curada.
Podríamos hacer algo al respecto. Podríamos dedicarnos a estimular la oferta laboral, algo que hiciera recuperar los puestos de trabajo. Pero sin embargo nos dedicamos a amontonar datos de desempleo y darnos palmaditas en la espalda porque sobre el papel parece que hemos superado este problema. Peo desgraciadamente no es cierto.
Desde que el presidente Obama tomó posesión del cargo el paro ha descendido en comparación con los desastrosos años de Bush. Sin embargo, muchos de los nuevos puestos de trabajo desde el "crash" son de salario mínimo. Las buenas ofertas de trabajo están desapareciendo y se están reemplazando por trabajos basura. ¡Y esto sin contar con las hordas que abandonan la búsqueda de trabajo y ni siquiera aparecen en las publicaciones!
Así pues, ¿como podemos de verdad resolver este problema? ¿Cómo podemos recuperar los niveles de empleo en América?
Según nuestros legisladores, con magia.
Demos a la gente mejor formación, dicen. Asegurémonos que aquellos que no tienen trabajo obtienen nuevas habilidades, y que la próxima generación reciba una educación rigurosa.
Demos a alguien un libro, pongámoslo en una escuela, delante de un profesor y -¡plof!-será capaz de obtener uno de los inexistentes trabajos bien pagados que - ¿lo repito?- NO EXISTEN.
No es que tengamos una mano de obra no cualificada. Tenemos más gente que nunca con doctorados y máster sobreviviendo con vales de comida. El problema es la falta de empleos bien pagados. Hemos reestructurado y recortado América en un lugar en el que los ricos juegan a Monopoly con nuestro dinero mientras que el resto sobrevivimos con trabajos basura.
Proclamar que la educación por sí sola puede resolver este problema es como decir que todo lo que necesita una persona hambrienta es un tenedor y una cuchara. ¡No servirá de nada si no tiene nada para comer!

No debería sorprendernos que aquellos que proclaman el sistema educativo como santo remedio para el desempleo dicen una cosa y la contraria. Por un lado, dicen, la educación nos salvará. Por otro lado , afirman, si la educación fuera mejor no necesitaríamos salvarnos. Y puesto que prácticamente todos ellos están en nómina de los mismos que se han tragado nuestros trabajos para llevárselos a China, todo lo que dicen es una farsa.
Ellos no están ofreciendo ninguna solución. Están haciendo un último esfuerzo para hacer desaparecer el dinero público destinado a la escuela pública.

Si los profesores nos hubieran enseñado mejor, afirman, tendríamos todos una oficina propia en el cielo. Pero como esos endemoniadamente perezosos profesores están haciendo mal su trabajo, necesitamos cerrar tantas escuelas como sea posible para salvar a los chicos. Y entonces las podemos privatizar y afanar todavía más de ese dulce, dulce dinero público para el “1%” que pueden dirigir “charter schools”  (escuelas concertadas) y engullir el resto del delicioso beneficio.
Para demostrar su tesis, los legisladores fuerzan reformas en la escuela pública sin garantías previas, pruebas estandarizadas, computerizadas, “Common Core”. Cuando nada de esto funciona (como estaba planeado), culpan a los profesores, que nunca pidieron nada de esto. Pero esto ayuda a poner al profesorado en bandeja de plata como chivo espiatorio.
Los proclamados reformadores no resuelven nada, al contrario, lo empeoran todo.
Además, son una distracción, una cortina de humo para que no veamos la realidad de como estamos siendo estafados por el “1%”. ¡Después de todo, ellos son los que nos llevaron a este desastre! Ellos son los que llevaron la economía al crack, no el “Sr.Pérez”, el profesor de ciencias de la escuela local.
Deberíamos saberlo ya. Lo tenemos delante de los ojos. Los medios de comunicación no están haciendo su trabajo de informarnos. Estamos cegados por la propaganda que apela a nuestros más bajos instintos. Pero mucho más importante, estamos engañados porque ya no recordamos cual era el objetivo de la educación.
Incluso en las mejores circunstancias, la educación no nos hace más ricos. Este no es su objetivo, nunca lo ha sido. La educación busca enriquecer la mente de la gente, no sus cuentas corrientes.
Sí, hay una relación entre ambos, pero no es directa. Una persona bien educada puede obtener más fácilmente un trabajo que alguien que no lo sea, puede estar más preparada para un trabajo bien remunerado. Sin embargo, una buena preparación raramente hace a alguien más rico.
La gente suele ganar dinero por herencia (como Paris Hilton, Bill Marriott, Mitt Romney o Donald Trump). Otros ganan dinero engañando a la población. Para ello se necesita una persona con códigos morales laxos, no un bagaje cultural profundo. Por ejemplo, el modelo Walmart de venta de comestibles baratos pagando empleos míseros a unos empleados que por consiguiente tendrán que confiar en las ayudas federales para sobrevivir y sólo podrán comprar en Walmart. Esto no es inteligente. Esto es sociopático. Cualquiera podría haber pensado algo así, pero se requiere una persona con una atrofiada concepción del valor de las personas.
Más importante que los títulos universitarios son los contactos. Los ricos conocen gente rica. Tienen contactos en las altas esferas y cono los que canjear consejos lucrativos, trabajos y colaboraciones. Tienen amigos en Wall Street que pueden avisarles cuando un stock está a punto de subir o bajar. Conocen editores en diarios influyentes que no dudan en cambiar los titulares para adaptarse a discursos interesados y no a los hechos reales objetivos.
De nuevo, esto no requiere “excelentes” en el boletín de notas. Es el resultado de la lotería del nacimiento, la posición social y un atrofiado sentido de la justicia.
Existen personas que se hacen ricos por el mérito de sus intelectos. Pero son casos contados. Y incluso entre ellos muchos tienen más suerte que genio. A mí me encantan los helados “Ben and Jerry”, pero no se necesita ser un Einstein para hacerlos. Algunas veces los genios de las finanzas se limitan a pensar gustos agradables y nombres bonitos.
Desde la Edad Antigua se ha afirmado que el propósito de la educación no es aumentar la ganancia material, sino llegar a ser una mejor persona. Los antiguos griegos creyeron que existía un valor en el conocimiento y en la sabiduría que no se traducía en oro. Aristóteles llamó a esto “eudaimonia” o prosperidad humana. La mejor vida incluye sabiduría.
Esto nace de la filosofía de Sócrates –uno de los fundadores del pensamiento occidental- que dijo “la vida sin reflexión no es vida”. Nosotros nos hemos alejado de todos estos ideales. Hoy en día podríamos decir que toda acción sin provecho es indigna. Si algo no se traduce en el frío y duro dinero se considera una pérdida de tiempo. Incluso la filantropía se ha convertido en una forma de obtener el control sobre la industria que intentas ayudar (Por ejemplo, el caso de Bill Gates y su inmensa influencia en política educativa).
En sus corazones, muchos profesores se alinearían con Aristóteles y Sócrates contra los Walton y Gates. Y por esto mismo nuestros jefes corporativos nos menosprecian. Nosotros representamos el ethos que ellos han abandonado e intentan destruir.
Se cuentan a sí mismos el cuento de que sabiduría significa engañar a los demás para quedarse con su dinero. Eliminar la ignorancia, dicen, es eliminar los obstáculos para trepar hasta la cima.
Pero la verdadera sabiduría afirma que la gente es algo más que animales. No necesitamos perpetuar la máxima darwininana de la supervivencia del más apto. Podemos cooperar. Podemos valorar las vidas de los demás. Podemos amar.
¿Si la gente valorara este tipo de conocimiento más que el dinero, que pasaría con los ricos? ¿No podría esto demostrar que están desperdiciando sus vidas traicionando y manipulando a los menos afortunados? ¿No revelaría esto la pobreza de sus almas?
Porque si la gente estuviera bien educada, ellos verían lo repugnantes y retorcidos que realmente son. Y nosotros podríamos pedir justicia.  No solo podríamos reemplazar esos magnates con nuestra propia riqueza, sino que podríamos vivir en paz y disfrutar del conocimiento, la compasión  y de la ilimitada misión de salir de nuestra ignorancia.
Steven Singer.
(Traducción, en la medida de sus posibilidades, por Gerard Romo. )

miércoles, 7 de marzo de 2018

El botín en las luchas políticas son los cargos públicos

Este blog "Antididáctica" es un testimonio de liberación, la liberación que uno siente cuando rompes un determinado tabú. En mi caso fue romper el tabú de la educación y poder decir, alto y claro, que Cada día que pasa somos más incultos y más ignorantes. Y esto, además, en un momento histórico en el que la tecnología permite el máximo acceso a la cultura con el mínimo coste económico (de hecho a un coste cero). Las supuestas "ciencias de la educación", en vez de afrontar este gravísimo problema, se agotan en esconderlo y por tanto se convierten en parte del problema, no de la solución.

Y Antididáctica es también romper el segundo tabú de la educación, y decir, alto y claro, que Los responsables del sistema educativo son unos incompetentes. Es más, cuanto más alto se asciende en la jerarquía del sistema educativo nacional, más improvisación y más irresponsabilidad encontramos.

La relación entre jerarquía y incompetencia ya fue analizada por Laurence J. Peter en su libro "El Principio de Peter": Toda jerarquía impulsa al incompetente hacia arriba, es un hecho, no digo nada nuevo, pero en España y en Catalunya este impulso llega a extremos insoportables, parece como si se  premiara el disparate y el quijotismo.

Como no podría ser de otra manera, el problema educativo es parte de un problema político general, un sistema político en el que reina la incompetencia, la improvisación y la irresponsabilidad más absoluta. El llamado "procés" independentista catalán es un ejemplo magnífico de lo que estoy diciendo.

El mismo problema político que hace cien años. En La Vanguardia de hace un siglo podemos encontrar artículos en los que se denuncia la misma situación, y con una claridad y desparpajo envidiable: La política, entonces como ahora, no se entiende como sacrificio por la comunidad (patriotismo) sino como mecanismo de lucro a costa de la comunidad (nacionalismo).



ASPECTOS

¿Para qué quieren ser diputados?
 (La Vanguardia, 8 de Marzo de 1918, página 8)

Creo que a algún lector, al ver las listas de candidatos triunfantes y derrotados, al leer las denuncias de compra de votos, las cifras fabulosas que se dicen gastadas por algunos pródigos, las reyertas, las violencias y hasta las muertes producidas a causa de las elecciones, se habrá preguntado ¿por qué querrán ser diputados? ¿a qué ese afán, ese esfuerzo, ese no reparar en medios que llega a revestir las proporciones de un vicio? Pues si el lector dé la pregunta conociera las circunstancias personales de muchos de los diputados, su edad, su profesión, sus antecedentes políticos, sus estudios, su participación en las disputas de la república (casillas que para buen número de ellos estarían completamente en blanco) todavía la incógnita de ese afán de ser Diputados seria más apremiante y más obscura. ¿Para qué se afanan tanto? ¿Para qué disipar su hacienda hombres que no han dado señales públicas de civismo, que no han demostrado ser entendidos en los problemas de la ciencia política, que no han intervenido en las disputas de la plaza pública, que han permanecido indiferentes en las crisis de la ciudad? ¿Por qué la solicitud con que los personajes procuran que sean diputados sus hijos, sus yernos, sus secretarios particulares, sus pasantes? ¿Por qué se da esa importancia a la investidura de representante de la nación, en un país donde las Cortes no han llegado desde hace muchos años, si alguna vez llegaron, al tiempo de su duración legal; donde permanecen cerradas la mayor parte del año y donde el Parlamento sólo tiene una soberanía nominal, que en la práctica está tutelada y dominada por otros organismos? Hay varias razones para esa desmedida vocación parlamentaria. La conservación de los cacicatos locales, y un cierto snobismo de gente rica, influyen sin duda. Mas, a mi parecer, la causa principal es que la investidura de diputado abre las puertas a la carrera política, permite ser, sin otras condiciones gobernador, director general, subsecretario. Una elección de diputado basta para adquirir condiciones legales y para cubrir con el manto del respeto al poder parlamentario las más escandalosas improvisaciones en los altos puestos de la administración. Data este estado de cosas de la ley de Presupuestos de 1876. A raíz de la Restauración, se encontró Cánovas con un problema semejante al que se había planteado a los triunfadores de la Revolución de 1860 al día siguiente de ésta, bien que ellos no pudieran preocuparse demasiado del caso, por lo turbulento del periodo, constituido por una serie de interinidades. El problema era contener de algún modo los apetitos de botín que trae un cambio de régimen, sobre todo si han intervenido en él la conspiración y la violencia; acallar ó moderar las apremiantes demandas de Saqueo de los auxiliares y los partidarios, semejantes al ejército que acaba de tomar por asalto una ciudad.


El botín en las luchas políticas son los cargos públicos. Pero Cánovas y cuantos han querido levantar una barrera artificial de requisitos legales que se opusiera a estos apetitos, erraron por completo el camino. No comprendieron que la buena provisión de los cargos públicos es una cuestión de conducta y no de trabas legales ó reglamentarias. Mostraron el deseo de atarse las manos, de limitar sus facultades, como si desconfiaran de sí mismos, como si comprendieran que habían de ser débiles ante las aludidas solicitaciones. Mas todo sistema de garantías legales que no va acompañado de un firme propósito de conducta, (que de existir hace inútiles esas garantías externas) forzosamente se falsea. Por algo dice la sabiduría popular: «quien hace la ley, hace la trampa». Y son dos males. No pienso que el sistema de restricciones en la provisión de los altos cargos, fuera una comedia, un medio hipócrita de adecentar las arbitrariedades, cubriéndolas con ciertos requisitos externos. Fue probablemente un acto de buena fe, inspirado en el criterio de la desconfianza que domina en nuestra legislación y que por lo general ha fracasado en la práctica, sirviendo más de estorbo para el bien que de impedimento para el mal. Hecha la ley, se hizo la trampa, que consistió en fabricar aptitudes, ó mejor dicho apariencias de aptitudes, fabricando diputados. Entre el hecho de sentarse en el Congreso y la capacidad y preparación para desempeñar una Dirección general, una subsecretaría ú otro de los que se llaman «altos cargos», no hay relación lógica aparente. La declaración de aptitud a favor do los elegidos del sufragio respondía a la tradición del sistema y hasta a la superstición del parlamentarismo, pero estaba en pugna con el concepto técnico de la Administración y con el predominio que la noción práctica del servicio público va tomando en el Derecho público moderno sobre la noción metafísica de la soberanía. Como despojos ó menesteres de soberanía podían darse los cargos a los representantes en Cortes; como funciones de servicio público sólo pueden legítimamente darse a los competentes, sin consideración a sus relaciones con el sufragio. La libre provisión hubiera ofrecido menos inconvenientes, por la exacción del miedo al escándalo, que la provisión por título parlamentario. No ha mucho se dio un caso característico. Un joven, hijo de un ex-ministro, fue elegido diputado y nombrado a poco Director general. El agraciado carecía de todo antecedente de cultura que justificase la designación. Es indudable que a no mediar la investidura parlamentaria, el nombramiento, sólo a título de hijo de su padre, habría sido más escandaloso, más difícil de lograrse. Sin embargo, todo era uno y lo mismo, sólo que en vez de haberse otorgado una gracia, eran dos las concedidas, el acta, como medio para la Dirección y la Dirección como consecuencia del acta y una y otra efectos directos del afortunado estado civil de hijo de un ex-ministro. Una reforma por virtud de la cual el cargo de diputado a Cortes no diese condiciones administrativas, favorecería a la Administración y al Parlamento, permitiendo una selección mejor en cada una de estas esferas. La reforma es fácil. Puede hacerse hasta por un articulo de la ley de Presupuestos. Merece la pena de que la estudien los que de buena fe procuran la regeneración, ó más modestamente dicho, la reforma de nuestras costumbres políticas.

ANDRENIO


Cien años después, en el mismo diario, el exconseller Santi Vila reconoce públicamente que en la actualidad, mandar lo que se dice mandar, en Catalunya manda Twitter (link):

Como diría mi abuelo, hay que joderse.

sábado, 3 de marzo de 2018

Yo quiero ser chino

Nos sobra nacionalismo y nos falta internacionalismo.

Los medios de comunicación españoles y catalanes sólo hablan, día a día, mes a mes, año tras año, en "lo nuestro", del conflicto catalano-español, del decimonónico conflicto entre "nosotros" y "ellos". ¿Y fuera de aquí, qué pasa? ¡Qué nos importa el mundo! Igual que hace cien años, seguimos viendo Europa y el mundo como por el agujero de un catalejo. Todo queda lejos, lejos, muy lejos.

Jordi Pujol acaba de escribir en un blog un interesante artículo titulado "Nostalgia". Jordi Pujol tiene nostalgia de Europa, del proyecto europeo, y nosotros los catalanes tenemos nostalgia de Pujol. Qué mal tienen que ir las cosas en Catalunya para que echemos de menos a Pujol. Que si, que robaban el 3%, pero al menos dejaban el 97% restante, eran gente seria. ¿Qué hay ahora? Un chapapote nacionalista que lo impregna absolutamente todo. Nunca jamás en Catalunya hemos estado tan (de)pendientes de España como actualmente, después de seis años de "procés".

Necesitamos patriotismo. Esa palabra maldita. Pero no el patriotismo cerrado de "lo nuestro", sino un patriotismo abierto al mundo, internacionalista. Yo es que no sé explicarme bien, qué voy a hacer, pero cuando pienso en patriotismo, en buen patriotismo, pienso en los USA. Mi abuelo, como buen republicano, odiaba a los americanos, "los jodíos yanquis" decía, pero tenemos tanto que aprender de ellos.

Hace unos años me sorprendió una noticia que encontré por internet:

Winning formula: USA tops International Math Olympiad for first time in 21 years

En el 2015, el equipo americano había conseguido ganar la medalla de oro en las Olimpiadas Matemáticas Internacionales, después de 21 años de aplastante superioridad asiática.

Pero lo que me sorprendió fue la fotografía del equipo americano, y sus nombres:


Ryan Alweiss, Allen Liu, Yang Liu, Shyam Narayanan, David Stoner, Michael Kural

Qué equipo tan poco "americano" pensé, qué poco "blancos", qué poco "anglosajones", qué poco "yanquis", qué poco "wasp".

Un año después, el equipo americano vuelve a quedar en primera posición en las Olimpiadas Matemáticas.

U.S. Team Wins First Place at International Math Olympiad

Y la fotografía del equipo americano es todavía menos "americana". Prácticamente todos sus integrantes son asiáticos. Incluso el entrenador es de origen chino. ¡Bien por ellos!


Ankan Bhattacharya, Allen Liu, Ashwin Sah, Michael Kural, Yuan Yao, Junyao Peng. Entrenador: Po-Shen Loh.

¡Eso es patriotismo! Competir en la escena internacional aprendiendo de los mejores. Si los mejores estudiantes de matemáticas son chinos ¡Aprendamos de ellos! Queramos para "nosotros" lo mejor que hay en el mundo. Eso es para mí el patriotismo: Salir al mundo y traer para casa mejor que encontremos.

Qué diferente aparece el equipo español en la prensa nacional:

España consigue tres medallas en la Olimpiada Internacional de Matemáticas

[...]Jordi Rodríguez (Cataluña); Rafah Hajjar (Comunidad Valenciana) y Alberto Acosta (Castilla-La Mancha), que ya consiguió un bronce el año pasado, mientras que Aitor Iribar (Castilla y León) y Jaime Benabent (Andalucía) han logrado la mención honorífica. El otro participante, Saúl Rodríguez (Madrid)...[...]

Casi todos ellos como "muy nuestros", muy de aquí, y ¡ojo! cada uno de ellos, y entre paréntesis, luciendo su pendón regional, que quede claro muy claro de dónde es cada uno. Con "denominación de origen", como las botellas de vino del Caprabo. A nadie le importa si los integrantes del equipo americano son de Michigan, de Ohio o de Wisconsin. Pero aquí sí que importa, y mucho. Y así nos va.

¿De verdad no hay ni un solo asiático en España que quiera o pueda competir bajo bandera española? Cuando veamos un equipo español compitiendo en las Olimpiadas Matemáticas Internacionales formado por jóvenes asiáticos, entonces iremos por el buen camino. Esa es la España que quiero: Una España poco española, una España muy china. Y esa es la Catalunya que quiero: Una Catalunya poco catalana, una Catalunya muy china. ¡No es ningún disparate! el Barça es símbolo y orgullo de Catalunya y si quitamos a Piqué... ¿qué queda?

Por cierto, los asiáticos son tan buenos en matemáticas porque la educación asiática es respetuosa con el alumnado. Y es respetuosa con el alumnado porque es una educación exigente con el alumnado, y sí, es también exigente ¡muy exigente! con el profesorado, porque ese profesorado tiene que estar a la altura de la enorme exigencia a la que están sometidos sus alumnos. Mientras tanto, aquí no respetamos al alumnado, aquí pretendemos seguir un supuesto modelo "finlandés" de educación en la que el alumnado está infantilizado hasta lo ridículo, queda desposeido de su protagonismo en su propio proceso de aprendizaje (¡que les hemos robado!), de su responsabilidad. Aquí el peso del aprendizaje se pretende dejar en las espaldas de los profesores, obligados a reciclarse en supermanes con superpowers transmisores de motivación, empatía, felicidad, y cualquier otra gilipollez newage que le pase por la cabeza al gurú educativo de turno.

¡Quia! Yo quiero ser chino, y saber karate.


ESPÍRITU AMBULANTE

El culto de la fuerza en los vascongados

(En "La Vanguardia" del 1 de Marzo de 1918, Página 10)

En los periódicos de San Sebastián no es raro ver insertos unos anuncios bizarros, que al hombre de vida ciudadana y sedentaria han de producir honda extrañeza. Efectivamente, de cuando en cuando aparece un anuncio con toda la importancia de un cartel de desafío.
«Reto. Fulano de Tal desafía a todos los hombres de Guipúzcoa a quién levanta más peso...»

Estos hércules de aldea se llaman pulsolaris (literalmente «profesionales del pulso»), y suelen ser humildes picapedreros ó simples labradores que, de pronto, recuperan un admirable don de anacronismo. Como en los mejores tiempos medioevales, ellos también retan, provocan y emplazan en determinado pueblo y día a todos los forzudos del país, tal como un caballero valeroso retaba a todos los paladines del mundo, plantándose en la entrada de un puente ó en el crucero de dos caminos.

La fuerza muscular, la hermosa apostura varonil, la alta talla, la aptitud para la lucha y el triunfo: éstas son cualidades que el vascongado estima sobremanera.
Siendo esto así, ¡qué horrible angustia deprimente se apoderó de los guipuzcoanos nos una vez que un japonés, profesional de jiu-jichu, vino a San Sebastián, luchó con los pulsotaris y los derrotó a todos!... El amarillento, astuto é irónico japonés agarraba a los hércules de Guipúzcoa, los sometía a una fatigosa pugna, y al fin los derribaba en tierra como guiñapos. ¡Qué doloroso escalofrío en la muchedumbre absorta, aterrada y encolerizada!... El japonés tenía sin duda un recurso de gladiador, una maniobra perversa é insoluble, una llave. ¿Pero contra las llaves y las argucias pérfidas no habrían de valer nada los enormes músculos de los pulsolaris?.... Sucesivamente se le arrojaron al japonés infernal nuevos competidores; uno de ellos se llamaba Eltzecoudo, y era un gigantón elefantino. Yo le vi debatirse entre los brazos sinuosos del oriental, y caer derrotado, mientras el público, en lo íntimo de la conciencia, pensaba que convendría asesinan al diablo amarillo...

El culto de la fuerza física y de la gallardía corporal está profundamente metido en el alma vascongada; sentimiento muy lógico en una raza hermosa y vanidosa, que conserva además hasta hoy un primitivismo ruralita. Los cuentos, pues, y las leyendas del género hercúleo abundan mucho entre los vascongados.

Los chicos nos contábamos con fruición la epopeya del «marinero vasco que mató sobre las rodillas a un boxeador inglés». Era un marinero que estaba en Londres, acompañado de sus amigos. De pronto vieron en una plaza a un inglés que retaba a quien quisiera. El marinero vascongado salió a pelear, pero ignoraba la esgrima del box. El inglés le aporreaba lindamente, en las narices; en los riñones y en donde quería. Entonces el vascongado, todo furioso, atrapó al inglés con las dos manos, lo agarró del pescuezo y de los muslos y gritó a sus amigos: «¿Será libre el matar?» Los amigos respondieron: «¡Sí!» Y en seguida el marinero vascongado quebró y tronchó al inglés sobre la rodilla, como quien parte un leño.


Esta devoción franca y noble, un poco ingenua, por la fuerza sin doblez, no excluye el culto de la astucia, de la agilidad de la esgrima. El juego de la pelota exige una alta tensión de los nervios, de los sentidos, de la inteligencia, y ese juego, que ciertamente no tiene un origen muy vascongado, ha concluido por convertirse en una esencial característica vasca. Desde niños se ensayan en las contiendas del frontón, y allí encuentra el vascongado su sitio substancial, su pequeño y caro mundo de capacidades y de posibilidades. Corriendo tras la vibrante pelota, el vascongado ejercita las aptitudes de una robusta y bella masculinidad: fuerza, resistencia, rápido salto, golpe ágil, mirada pronta, carrera veloz, voluntad de triunfo, argucia, malicia, tozudez que sólo el aniquilamiento jadeante quebranta...

Mas de una vez, cuando los barquitos de vapor no habían arrinconado a las traineras de pesca, las barcas, en los buenos días de mar calurosa, corrían unánimes a buscar el banco de sardinas que las atalayas divisaron. Y olvidándose de pescar, despreciando acaso el banco de sardinas, las traineras lanzábanse en una improvisada regata, y los cuerpos vigorosos sudaban entonces más a gusto, por el entusiasmo de la pugna, que por el logro de la práctica pesca... Eternamente y en diversos climas se repetirá, y es fortuna que así sea, el símbolo de la emulación física que los griegos mejor que nadie hubieron de ejercitar y que consagraron para siempre en la gloria del sus luchadores olímpicos, de sus Discóbolos. Los frisos helenos están ahora mismo aleccionándonos en la doctrina inmortal que quiere, a pesar de todos los caminos y civilizaciones, que el hombre recupere su sentido esencial en el contacto de la Naturaleza, y que destine su fecundo amor al cuerpo (la hermosura divina que jamás fracasa).

JOSÉ M. SALAVERRÍA