domingo, 9 de julio de 2017

Crónicas de la degradación educativa: "Escuela o barbarie"

En plena canícula estival, la prensa diaria compensa la falta de novedades políticas con artículos que nos informan sobre los últimos avances científicos.

Estamos analizando la composición del hormigón que utilizaron los antiguos romanos para construir sus puertos, espigones y malecones, utilizando para ello los más modernos aparatos científicos (microscopios electrónicos, sincrotones, espectroscopia Raman...).  Dos mil años después, escarbamos las ruinas romanas para aprender como construir nuestros puertos sin que la fuerza del agua salada los disuelva miserablemente. (Link)

De la misma manera, a nuestra generación nos ha tocado presenciar cómo se va degradando irremediablementetodo el sistema educativo.  Nos toca contemplar impotentes como el agua salada de la incultura va disolviendo progresivamente los cimientos de nuestro moderno sistema de instrucción pública.

Por eso son tan necesarios libros como “Escuela o Barbarie”, de Carlos Fernández, Olga García y Enrique Galindo, porque es una mirada a los fundamentos históricos de nuestro sistema educativo.

La institución escolar es un logro de la Ilustración, y su degradación actual sólo se puede comprender dentro del contexto de degradación capitalista de los valores y principios ilustrados.

...Lejos de considerar la escuela como un aparato disciplinario para el control ideológico y la sumisión, hay que pensar en ella como una grandiosa conquista de la clase obrera que dignificó a la población de la sociedad moderna. Por esto, en estos tiempos en los que esta institución está siendo agredida por una revolución neoliberal que amenaza con ‘hacerla migas’, es muy urgente reconocer todo el heroísmo y toda la belleza que encierra...” (página 67)

En este libro encontramos un poco de luz en el activo papel que cierta izquierda “progresista” tiene en la destrucción del conocimiento:

...Es curioso que hayan sido normalmente partidos considerados de izquierda los que han implantado con mayor éxito las reformas educativas que exigen los poderes económicos. Basta recordar quién implantó en España la LOGSE, la LOE o el Plan Bolonia. Las causas de esta aberrante ignominia solo pueden encontrarse en el abandono de los principios ilustrados a partir de los cuales nacieron las organizaciones situadas a la izquierda política y en la concatenación de errores teóricos que hicieron que, creyéndose muy radicales, no parasen de dar la razón al enemigo. La cosa se puede resumir así: primero, se denuncia la escuela como una herramienta exclusivamente al servicio de la reproducción capitalista; después, este aparente radicalismo lleva a exigir, en nombre del propio anticapitalismo y enarbolando la bandera del progreso, el vaciamiento de la escuela de todos aquellos elementos (normalmente relacionados con la tradición y cultura académicas, el tan denostado academicismo) que constituían, en realidad, un obstáculo para la extensión del imperio del mercado...

Sólo dos “peros” encuentro en este libro: Su horrorosa portada, fea con ganas, y el pasar de puntillas sobre el tema de las reválidas.

Actualmente, estar a favor de la reválida es querer meterse en el más profundo y oscuro pozo de lo políticamente incorrecto. ¿Condicionar a los estudiantes la obtención de un título académico a la superación de una prueba escrita de conocimientos objetivos? ¿Estamos locos?

Los autores de este libro hacen una ferviente apología del funcionariado docente y de la libertad de cátedra:

...Un funcionario no es propiamente un trabajador (aunque también lo sea): es, ante todo, un propietario, un propietario de su función. Y ello es una condición esencial para el ejercicio libre de su profesión...

Y reclaman enérgicamente la reinstauración de unas oposiciones “clásicas”, basadas en la superación de una rigurosa y estricta prueba escrita de conocimientos académicos de lectura obligada en voz alta ante un tribunal público.

...no hay nada más transparente que una verdadera oposición pública, frente a un tribunal que tenga que juzgar en voz alta, en una sala en la que pueda entrar cualquier ciudadano que pase por ahí...

...Hace falta, en todo caso, blindar el garantismo institucional de las oposiciones. Acabar, por poner sólo un ejemplo, con la costumbre, cada vez más extendida, de que los exámenes no sean leídos en voz alta y públicamente, algo ya se ha practicado varias veces y que, sencillamente, contradice la esencia misma de lo que es un sistema de oposiciones...” (página 359)

Pues bien, todo este garantismo, transparencia y equidad que garantiza el examen escrito es justo lo que le robamos al estudiante al impedir que defienda sus conocimientos adquiridos en unas pruebas de reválida. Estar en contra de la reválida es estar en contra de la justicia, pero ¡ay! estar a favor de la reválida es dejar de vender libros.

Curiosamente, encontramos en la página 364 de este libro una referencia a Salustiano Martín, la única persona en España que conozco que se declare públicamente defensor de un sistema de reválidas a lo largo de toda la escolarización del alumno.

¿Qué pasa cuando no hay reválidas? Acabo con dos "apuntes rápidos al natural" de degradación educativa. El primero es la simpática canción "ponme un cinco", que circuló a finales de curso. Hay que reconocer que tiene su gracia:



El segundo es una nota  que me llegó por Facebook a final de curso. Hay que reconocer que, de gracia, no tiene ninguna:

Bona tarda, aquest escrit va dirigit al grup d’alumnes amb les que mantinc contacte via Facebook o altres mitjans. En resum la situació és la següent. A la junta d’avaluació extraordinària de 2n de batxillerat (que enguany ha tingut un nivell paupèrrim!) una alumna fou suspesa i només li va quedar Història (nota: 2,5). Altres alumnes suspengueren dues o més assignatures. Es van fer les corresponents votacions pels casos dels alumnes que tenien una o dues suspeses, i la junta d’avaluació va decidir que no aprovaven. A partir d’aquí va començar un reguitzell de queixes i crítiques per part d’alguns pare. Alguns amb força mala educació. Les queixes, seguint el procediment reglamentari han arribat a Inspecció. Per més inri, en el cúmul de mentides que s’han dit i es diuen “al barri” al meu respecte, algú/s van arribar a dir durant uns dies que jo tenia “actuacions indecoroses” amb les alumnes. Aquesta falsedat representa un evident creuament d’una ratlla vermella. Evidentment ningú ha posat denúncia, atès que tot seguit l’hagués presentat jo per calúmnies i injúries.
La conseqüència més funesta de tot plegat, és que el Sr.Director, en ---, ha decidit amb una clara intenció d’evitar problemes i preferir donar la raó a qui no la tenen –uns pares que només es preocupen dels seus fills quan suspenen i que fan culpables als professors de tot-, DESTITUIRME com a professor de batxillerat. La qual cosa em proporciona un enorme disgust, a afegir a tot el que estic passant des de fa sis dies,. No cal que us digui que moralment, estic enfonsat.
Llavors, per què us escrit?, per demanar-vos un favor i m’ajudeu a netejar el meu nom i em feu costat en el que considero que és una flagrant injustícia. En el cas de que ho considereu així, que tingueu un bon record de quan vaig ser el vostre professor, si penseu que vaig ser un bon professional, que complia el programa, que qualificava ajustant-me als criteris d’avaluació, si arribava puntual a classe, si acabava el programa, si quan vareu continuar estudiant valorareu el segon de batxillerat fet amb mi ...en definitiva, si creieu que vaig tenir un paper positiu en el vostre procés d’aprenentatge... Us demano el següent favor: que escriviu al ---, la inspectora i l’AMPA de (Institut) comentant el que creieu convenient al respecte.
Ja se que tots anem atabalats de feina, i que possiblement mai us ho podré agrair, però en mig de tant neguit, m’afalagaria saber que puc comptar amb alguns dels meus exalumnes.
També us agrairia que féssiu extensiu via mail o per on crieu convenient aquest text a altres companys amb qui segur esteu en contacte.
Moltes gràcies a tots i a totes
--- (el profe!)


Bonustrack 13/7: El Periódico de Catalunya se hace eco del caso de este profesor Link

Riamos, lloremos y vigilemos donde ponemos los pies, que el mar puede ser muy peligroso. Feliz verano.