Y el exilio interior es digital, son las redes sociales, es internet... Escuchamos relatos de luchas pasadas, de dignísimas derrotas, nos hacemos compañía, mantenemos viva la memoria de un lugar que un día fue maravilloso.
Un poco de historia. Soy
profesora de inglés. Llevo en ello toda una vida. Y en el IES Carmen Laffón de
San José de la Rinconada casi 25 años. Vi cómo se construía porque ya llevaba
otros siete cursos en el centro de al lado. Soy la memoria histórica del centro.
Además de tener el archivo fotográfico, pues llevaba mi cámara a cualquier
evento. Creo que no queda nadie con tanta perspectiva. En general ser vieja y
contar batallitas aburre. Que me lo digan a mi que tengo padres nonagenarios.
Este cuarto de siglo
aquí me ha proporcionado grandes alegrías, sobre todo amigas y amigos que
permanecen en mi vida, aunque la mayoría se fueron del centro hace mucho.
También muchísimos
alumnos, ¡¡¡imaginad!! Medio pueblo. De muchos aprendí casi tanto como enseñé.
Dentro de mis recuerdos:
hace más de 10 años, recordad que para los maestros los cursos son los años, se
planteó en un claustro, reunión de todo el profesorado, que había que solicitar
ser centro bilingüe. Hasta ese momento éramos el único de los tres institutos
de la localidad que no ofrecíamos enseñanza bilingüe. Era urgente la
reconversión. Nos llegaba el peor alumnado de la localidad. Para ello hacía
falta alguien, del departamento de inglés preferiblemente, que se ofreciera a
ser Coordinador Bilingüe. Nadie se animaba. Era una responsabilidad y además
desconocida. El ambiente estaba tenso. Dí un paso adelante, pensé en el
beneficio de la comunidad, que también revertiría en la mejora de mi alumnado.
No tenía ni idea de dónde me metía pero sabía que había mucho trabajo por
hacer. Nunca me ha asustado lo nuevo, ni el trabajo. Me viene de familia. Lema
de mi madre: “Si otros pueden, yo también”, ¿Cuántas veces se lo habré repetido
a muchos de mis alumnos?.
En este trayecto de más
de 10 años en la coordinación he llevado a cabo muchos proyectos: un Comenius
durante dos cursos, un proyecto Erasmus que duró tres años, varios proyectos
eTwinning. Solo las compañeras y compañeros que me han ayudado a conseguirlo
saben de los sudores y las lágrimas, también las alegrías, pero sobre todo la
inmensa responsabilidad que he arrastrado durante estos largos años.
Menos mal que el último
Erasmus acabó durante el curso anterior a la pandemia. Casi acaba también con
mi salud. Mi hijo me decía constantemente: “Mamá, deja ya esos proyectos de los
tuyos”.
La dirección presumía
públicamente de todo ello. Me sentía respaldada. También me sentía querida. Eso
sigue ocurriendo por parte de muchas de mis compañeras y compañeros. No todos.
Pero así es la vida. Nunca llueve a gusto de todos.
Para la directiva ya no
soy buena. Ya ellos tampoco son los mismos. Se han ido muchos de los que
estaban. El director sigue siendo el mismo. El mismo que llegó al puesto de
carambola. Otra batallita. Casi nadie se acuerda ya. Le propuso al cargo,
cuando nadie quería ser director, otro compañero que fue jefe de estudios con
él durante muchos, muchos años. Persona que salió huyendo del centro,
presionado por el enrarecido ambiente en la directiva, hace dos cursos. Estaba
en la lista negra de indeseados cuando decidió decir la verdad. Cuando se
mostró en contra de favoritismos. En contra de beneficiar a algunos para
perjudicar a otros. ¿Tiene esto nombre? ¿Os suena del mundo de la política? Lo
he buscado en el diccionario. Prevaricación: delito de abuso de poder que
consiste en que una autoridad dicta una resolución arbitraria a sabienda de que
es injusta.
Pues eso. Pasé yo
también en esa época a estar también en la lista negra. ¿Por qué? Porque decir
la verdad no se lleva. Ser sincera es peligroso. También ser ingenua con casi
60 años. Ser tonta, en una palabra. No me arrepiento. Yo sigo siendo Quijote
frente a los molinos. Lo que se lleva es ir a lo tuyo y agachar la cabeza. Lo
siento yo no puedo, la vida me ha hecho así, como dice la canción.
A principios del curso
pasado expresé mi indignación en un escrito. Ya veis que escribir forma parte
de mis terapias. De mis desahogos. De intentar que la verdad prevalezca.
Ese escrito llegó a
publicarse en el Diario de Sevilla y recorrió varias redes sociales. Abajo lo
enlazo por si alguien quiere echar un vistazo. En él me quejaba del caos que
representó para el mundo educativo el desbarajuste que nos acompañó tras un
montón de decisiones y actuaciones que nos afectaron a todos debido a la
pandemia que todos queremos dejar atrás, pero que marcó un antes y un después
en nuestras vidas.
Por honestidad y buena
disposición decidí no nombrar a mi instituto en dicho artículo, que no iba a
hablar de la falta de transparencia, de la ausencia de democracia en la mayoŕia
de decisiones, del enchufismo, de la falta de apoyo al profesorado. No lo iba a
decir en público. Los trapos sucios se lavan dentro de casa. Busqué al
director, al mismo que ya he nombrado, a cuya hija di clase y llevé de viaje a
Italia en uno de esos proyectos ya nombrados, a cuyo hijo también di clase el
mismo curso pasado, cuya mujer ha sido compañera en nuestro centro, que conoce
a mi familia, que han visitado mi tierra, que conoce a mi marido y a mi hijo.
Como hemos vivido tantas cosas juntos, no quería crear mal ambiente, no quería
decirlo en un claustro aunque muchas personas allí también lo pensaban, ¡¡qué
ingenua fuí!!. Le abordé cuando le encontré sólo, creía que era un amigo, y a
los amigos se les puede decir lo que no te gusta, sugerirles mejoras. No es
cierto, no era un amigo. No quería oír sugerencias. La gente en el poder se
acostumbra a mandar. A imponer. No a escuchar ni a pedir sugerencias. Eso no
gusta. Le hablé de falta de democracia y transparencia, le pregunté: “¿En qué
momento la familia Laffon que éramos se ha convertido en el Cortijo Laffón?” Sé
que la mayoría de las veces la verdad duele. Sobre todo si estás a la
defensiva. No me respondió nada coherente. Pasé a engrosar la lista negra.
Los que no me conocéis
podéis pensar que ésto podría ser una apreciación subjetiva. Que no será para
tanto. Voy a tratar de ser más científica, voy a contaros hechos demostrables.
El curso pasado, por
primera vez en la historia del centro, tres personas de la directiva (Director,
Vicedirectora y Secretario) pasaron a no tener ninguna hora de docencia, meros
gestores. Aún así a alguno se le llenaba la boca hablando de la docencia y su
vocación. A mi me enseñaron que la velocidad se demuestra andando.
El DACE (Dpto de
actividades Complementarias y Extraescolares), cargo que todos conocemos se
suprimió en muchos centros el pasado curso porque sabíamos que debido al COVID
no se iba a poder hacer ninguna actividad extraescolar, fue adjudicado al
marido de la Jefa de Estudios adjunta, sin preguntar por supuesto y sin
explicar razones, por imposición.
Vamos a dejar lo pasado.
En este curso: más consanguinidad en la dirección y más allá. El nuevo jefe de
estudios adjunto es el que fué el año anterior responsable de DACE ya nombrado.
La Vicedirectora y el secretario: pareja. Llega una nueva PT, casualidad, prima
de la vicedirectora, se la nombra inmediatamente, sin haber estado ni quince
días en el centro, responsable del DACE y además coordinadora de Igualdad. Creo
que se le va a otorgar también el aula específica que se había suprimido sin
previo aviso hace dos cursos. ¿Casualidad? Me cuesta creerlo. Nunca antes, que
yo sepa, se le han dado dos cargos a alguien nada más llegar.
Otro detalle más, y no
pequeño: aún no lo había dicho, me jubilaré a finales del año que viene, si no
me muero antes con otro ataque de ansiedad. Como regalo, léase con ironía, me
llamó por teléfono el nombrado director el pasado martes 13 de Julio (voy a
empezar a creer en el mal fario), para comunicarme que prescindían de mi como
coordinadora bilingüe este último curso. Primer castigo a la sinceridad. Las
razones que me dió no las puedo repetir, eran incongruentes. No me lo pudieron
decir a la cara, supongo que era difícil la tarea!!, tampoco me lo pudieron
decir a final de curso cuando sí se lo comunicaron a un compañero que me
sucederá en el cargo y que tampoco me dijo nada aunque nos conocemos desde hace
tres cursos. Cada uno a lo suyo. Tampoco me lo pudieron decir a tiempo para que
yo pudiera elegir irme a pasar mi último curso a otro centro y olvidarme del
“entripao” que me entra cada vez que veo una de estas actuaciones.
La mayoría no puede
entenderlo. Casi nadie se pasa 25 años en un mismo centro. Este escrito parte
de mi indignación, de mi pena, de ver un centro crecer, de ayudar mucho en
ello, de acordarme de tanta buena gente que ayudó en esta tarea tan anónima e
ingrata. De ver a “mi instituto” convertirse en algo que odio. Injusticia,
falta de democracia y transparencia, imposición… Siempre lo dije y aún lo creo,
el factor humano es el importante, más aún en los tiempos difíciles que
vivimos. Eso no es lo que prima. Eso se ha olvidado. Hay que pensar mal de los
profesores y profesoras, que hace poco fueron sus compañeros.
Creeis que ya he
acabado. Por desgracia no. Aún queda el capítulo de este pasado miércoles 8 de
septiembre, día de mi cumpleaños, bonita celebración me tenían reservada.
Tuvimos el claustro de
principio de curso. En él se recordó, aunque todos lo sabemos, que en el
reparto de grupos en cada departamento, que debíamos de hacer a continuación,
no se podían asociar de antemano cursos a personas, que el reparto debía ser
abierto. JA!!! Empieza el reparto en nuestro departamento de inglés, 9 personas
(4 nuevos profes y cinco que nos conocemos desde hace tiempo). Empieza hablando
el nuevo coordinador bilingüe, y dice que a él el director le prometió que él
se quedaba con 2º curso de FPB (7 horas que corresponden a nuestro dpto) más
dos horas de OIDR (aula bilingüe??). Perpleja, expreso mi disconformidad y recuerdo
lo dicho en el claustro. Él insiste, que a él le da igual pero que el director
se lo prometió. Propongo: si te da igual, vamos a repartir todo entre todos. Su
respuesta: “Me da igual pero me lo quedo que mi director me lo ha dicho”. En
fin. El surrealismo sigue imperando. Todo el resto de los componentes del
departamento callados, sin expresar ninguna opinión. Bueno, una de ellas decía
que sí, que ella había oido al director ofrecérselo ya en Junio pasado,
indudablemente a estas altura yo no dudaba de eso. ¡Como si eso fuera un
argumento!. Lo que yo defendía era la ilegalidad de la actuación. Ante mi
insistencia, el jefe de dpto y el subsodicho coordinador bilingüe fueron a
preguntar al director. Vuelven reafirmando que esos cursos son para él. Voy personalmente
a hablar con el director, de mala manera y echándome en cara asuntos peregrinos
de una reclamación que él dice que tuve a final de curso y que no consta en
ninguna parte, (nunca, y forma también parte de la suerte, he tenido una
reclamación, NUNCA) me vuelve a decir que sí, que esos cursos están asignados
de antemano. Le comunico que voy a tramitar una instancia (que por cierto he
tenido que aprender a hacer) y además voy a ir a inspección porque me parece
que es una ilegalidad manifiesta lo que están haciendo.
Nos paramos un momento.
¿Podéis imaginar el ataque de ansiedad? A la vez mi teléfono no dejaba de
sonar. Mi familia y amigos felicitándome por mi cumpleaños. Y yo allí de
celebración en la reunión de departamento. El resto de miembros del dpto
seguían repartiendo los cursos, acatando las consignas de dirección. Yo sóla
ante la injusticia. Pedí que al final de la reunión se hiciera un acta de la
misma, que quería tener una copia. El jefe de departamento no me facilitaba las
cosas: que si ya la haría cuando pudiera, que si tenía que ser digital
....Llevábamos creo que casi dos horas. De repente, dicho jefe de dpto recibe
un whatsapp, que tenía que ir de inmediato a dirección junto con el mencionado
coordinador bilingüe. Vuelven diciendo que el Jefe de Estudios ha dicho que
había habido un error, que podemos ya repartir todos los cursos
democráticamente entre todos.
¿A qué creeis que parece
una película inventada? Podéis preguntar. Hay muchos testigos.
No he dicho que la
tensión de esta mañana de mi último reparto de cursos en la enseñanza hará que
no lo olvide tan pronto, ha provocado ataques de ansiedad, insomnio, cansancio
extremo: físico y mental. Y mucha, mucha impotencia ante lo frágiles que somos
todos, todos los que estamos sometidos a un poder arbitrario y amiguista.
Ya sé que otros estáis
pensando en las represalias a tanta confesión de verdades que la mayoría no
escriben. Porque contarlas, las cuentan. En corrillos, en pasillos, en los
bares….¡muy hispánico todo!. Pero yo no tengo miedo. Necesitaba contarlo. Mi
terapia de grupo.
Acabo con una frase
antigua:” hacerte comulgar con ruedas de molino”. Eso es lo que pretendían.
Muchas gracias a los que
habéis aguantado hasta el final. Muchas gracias a los que me habéis mostrado
apoyo sincero.
Espero que nunca más
tenga que usar las redes para airear injusticias.
Ojalá podamos tener el
coraje de estar solos
y la valentía de
arriesgarnos a estar juntos,
porque de nada sirve un
diente fuera de la boca,
ni un dedo fuera de la
mano.
Ojalá podamos ser
desobedientes,
cada vez que recibimos
órdenes que humillan nuestra conciencia
o violan nuestro sentido
común.
Ojalá podamos merecer
que nos llamen locos,
como han sido llamadas
locas las Madres de Plaza de Mayo,
por cometer la locura de
negarnos a olvidar
en los tiempos de la
amnesia obligatoria.
Ojalá podamos ser tan
porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia,
que la condición humana
vale la pena,
porque hemos sido mal
hechos, pero no estamos terminados.
Ojalá podamos ser
capaces de seguir caminando los caminos del viento,
a pesar de las caídas y
las traiciones y las derrotas,
porque la historia
continúa, más allá de nosotros,
y cuando ella dice
adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá podamos mantener
viva la certeza
de que es posible ser
compatriota y contemporáneo
de todo aquel que viva
animado por la voluntad de justicia
y la voluntad de
belleza,
nazca donde nazca y viva
cuando viva,
porque no tienen
fronteras los mapas