sábado, 24 de marzo de 2018

Historia 1:1

Me he inventado la "Historia 1:1", léase "historia escala uno uno": Estudiar historia para aprender del pasado, hasta aquí nada nuevo, pero a escala uno uno, es decir, en lo concreto de un día determinado, evitando así la trampa de la generalización, el engaño pedagógico. Aprender historia directamente, sin intermediarios.

Retroceder en el tiempo y situarnos exactamente cien años antes, y mirar a nuestro alrededor,  lo podemos hacer gracias a las estupendas hemerotecas digitalizadas. También podría existir una "Geografía 1:1", conocer la geografía, sí, pero a pie, caminando paso a paso por los caminos y senderos alrededor de un punto concreto, a escala uno uno. Geografía e Historia con mochila y cantimplora.

Leer, por ejemplo, el diario La Veu de Catalunya del 23/3/1918, el diario oficial de la Lliga Regionalista, el partido catalanista fundado por Cambó a principios de siglo.

  

El diario se felicita por la entrada de Cambó como ministro de Fomento en el gobierno español del conservador Maura, la imprescindible integración del catalanismo dentro de la política española:


En la editorial, Cambó señala el principal problema español: La falta de autoridad democrática del parlamento:
 

La debilidad de la autoridad del parlamento español se convierte en un creciente poder de las oscuras, siniestras "juntas de Defensa" militares. La incorporación del catalanismo en la Cortes españolas se entiende como fundamental para fortalecer la autoridad democrática del Parlamento, para evitar que los militares acaben alzándose con el poder, como tristementemente sucedió, finalmente, en 1923, a petición del propio rey Alfonso XIII. Hablaba un amigo argentino de "fracaso de la democracia", en català: "acaba manant la criada".

Decía Cambó: "En España no hay más que un profundísimo deseo de ser gobernados por quienes no lo entiendan por una industria sino por un sacerdocio". Y cien años después, seguimos deseándolo. La palabra prohibida en España,"patriotismo", es decir, la política entendida como sacrificio para la comunidad, y no como medio de enriquecimiento personal. Qué triste es la política española.




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