¡Qué fácil es dejar en evidencia a un político! Basta con dejar que se explaye, libre y confiado, en “lo general”, en “lo genérico”, para luego pedirle por sorpresa “un ejemplo concreto” de lo que está diciendo. El ridículo está prácticamente garantizado.
Un ejemplo muy reciente lo tenemos con Albert Rivera, el que podría ser el nuevo presidente español, en un debate junto a Pablo Iglesias en la universidad Carlos III, el viernes pasado:
Estudiante universitario: Si tuviesen que recomendarme un libro de filosofía ¿Cual me recomendarían?
Pablo Iglesias: Tratándose de ti, sin lugar a dudas, la "Ética (sic) de la razón pura". Me parece excelente que se citen autores como Kant(...)
Albert Rivera: No sé, yo vengo del mundo del Derecho, y Kant desde luego es un referente de los pilares... no solo un gran filósofo sino un gran jurista, por tanto cualquiera de esas obras de Kant me parecen un referente para juristas y también un referente para filósofos.
Moderador: ¿No hay título concreto?
Albert Rivera: Bueno, yo la verdad es que yo no he leído a Kant un título concreto pero me da igual, lo que estudio (risas del público, balbuceos...) en el mundo de la... filosofía política y en el mundo del Derecho, y por tanto(...)
¡Oh!, con lo bien que le había quedado la referencia a Kant al pobre Rivera! Y va el moderador, en su bendita inocencia, y ¡le pide un libro concreto!
La juventud, que en general es intolerable a la hipocresía, ha llenado las redes sociales de chanzas burlescas que le sacan punta a la metedura de pata de Rivera.
Pero tampoco hay que ser crueles con él, pues no es más que un político haciendo de político. Así como la espada del actor de teatro es de cartón, las referencias culturales del político son lo que son, puras generalidades.
El político está para recomendar a Kant “en general”, y para recomendar el reciclaje del vidrio “en general”, y para usar el trasporte público “en general”, y el consumo moderado de grasas trans “en general”, y la lucha contra el yijadismo “en general”, y el correcto cepillado de los dientes “en general”... y ¡pobre de él si tuviera que dar ejemplos concretos de todo!
Pero cuando el político alcanza el poder lo primero que hace es rodearse de un equipo de expertos en todos los aspectos sociales imaginables. Y la misión de estos expertos es fundamentalmente hacerle entender al político que entre los deseos generales y las realidades concretas casi siempre hay una gran distancia, en pocas palabras, decirle al político lo que el político no quiere oir.
Y el desastre está garantizado cuando los expertos, en vez de cumplir con su deber moral de decirle a los políticos lo que los políticos no quieren oír, caen en la peor de las corrupciones posibles: Vender a los políticos la fantasía (es decir la mentira) de sus deseos “generales”. Y precisamente esto es lo que pasa actualmente con el sistema educativo.
Aumentar o al menos mantener el nivel cultural del país y al mismo tiempo rebajar el nivel de exigencia y de esfuerzo en los estudios. Que lo diga el político... pase. Pero cuando se convierte en el dogma educativo oficial, cuando desayunamos, comemos y cenamos día a día, mes a mes, año tras año las mismas ruedas de molino de los “expertos en educación”... es que la cosa pinta realmente mal.
Se podría objetar que el buen político no se dejará rodear por “expertos” que no sean más que meros “lameculos”. Se podría pensar que el político, el buen político, sospechará de esos “expertos” que (¡Oh, casualidad!) le dicen justo aquello que quiere oír.
Algunos detalles tendrían que hacer sospechar. Cuando todas las “revoluciones didácticas” en este país se justifican con la frase fija: “esto es lo que se hace en los países de nuestro entorno”... ¿entonces para qué queremos tantos expertos, si al final lo que hacemos es copiar lo de los demás?, cuando el país de referencia es invariablemente... ¡Finlandia! ¿no había otro más lejos?... cuando los titulares de educación son del calibre de
El sistema educativo actual no evalúa los aciertos de los alumnos, sino los fallos
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2015/11/26/5656128822601d73498b45cc.html
Todo esto, por cierto, el mismo dia en que los profesores de filosofía se manifiestan en las calles en protesta por la práctica eliminación de esta asignatura en el nuevo programa educativo...
http://www.eldiario.es/sociedad/Filosofia-calle-salvarla-aulas_0_456704529.html
"Cuando eliminas el pensamiento crítico y razonado, ese vacío no se queda vacío, normalmente se llena de dogmas", afirma Ángel Vallejo, miembro de la Red Española de Filosofía.
Un ejemplo muy reciente lo tenemos con Albert Rivera, el que podría ser el nuevo presidente español, en un debate junto a Pablo Iglesias en la universidad Carlos III, el viernes pasado:
Estudiante universitario: Si tuviesen que recomendarme un libro de filosofía ¿Cual me recomendarían?
Pablo Iglesias: Tratándose de ti, sin lugar a dudas, la "Ética (sic) de la razón pura". Me parece excelente que se citen autores como Kant(...)
Albert Rivera: No sé, yo vengo del mundo del Derecho, y Kant desde luego es un referente de los pilares... no solo un gran filósofo sino un gran jurista, por tanto cualquiera de esas obras de Kant me parecen un referente para juristas y también un referente para filósofos.
Moderador: ¿No hay título concreto?
Albert Rivera: Bueno, yo la verdad es que yo no he leído a Kant un título concreto pero me da igual, lo que estudio (risas del público, balbuceos...) en el mundo de la... filosofía política y en el mundo del Derecho, y por tanto(...)
¡Oh!, con lo bien que le había quedado la referencia a Kant al pobre Rivera! Y va el moderador, en su bendita inocencia, y ¡le pide un libro concreto!
La juventud, que en general es intolerable a la hipocresía, ha llenado las redes sociales de chanzas burlescas que le sacan punta a la metedura de pata de Rivera.
Pero tampoco hay que ser crueles con él, pues no es más que un político haciendo de político. Así como la espada del actor de teatro es de cartón, las referencias culturales del político son lo que son, puras generalidades.
El político está para recomendar a Kant “en general”, y para recomendar el reciclaje del vidrio “en general”, y para usar el trasporte público “en general”, y el consumo moderado de grasas trans “en general”, y la lucha contra el yijadismo “en general”, y el correcto cepillado de los dientes “en general”... y ¡pobre de él si tuviera que dar ejemplos concretos de todo!
Pero cuando el político alcanza el poder lo primero que hace es rodearse de un equipo de expertos en todos los aspectos sociales imaginables. Y la misión de estos expertos es fundamentalmente hacerle entender al político que entre los deseos generales y las realidades concretas casi siempre hay una gran distancia, en pocas palabras, decirle al político lo que el político no quiere oir.
Y el desastre está garantizado cuando los expertos, en vez de cumplir con su deber moral de decirle a los políticos lo que los políticos no quieren oír, caen en la peor de las corrupciones posibles: Vender a los políticos la fantasía (es decir la mentira) de sus deseos “generales”. Y precisamente esto es lo que pasa actualmente con el sistema educativo.
Aumentar o al menos mantener el nivel cultural del país y al mismo tiempo rebajar el nivel de exigencia y de esfuerzo en los estudios. Que lo diga el político... pase. Pero cuando se convierte en el dogma educativo oficial, cuando desayunamos, comemos y cenamos día a día, mes a mes, año tras año las mismas ruedas de molino de los “expertos en educación”... es que la cosa pinta realmente mal.
Se podría objetar que el buen político no se dejará rodear por “expertos” que no sean más que meros “lameculos”. Se podría pensar que el político, el buen político, sospechará de esos “expertos” que (¡Oh, casualidad!) le dicen justo aquello que quiere oír.
Algunos detalles tendrían que hacer sospechar. Cuando todas las “revoluciones didácticas” en este país se justifican con la frase fija: “esto es lo que se hace en los países de nuestro entorno”... ¿entonces para qué queremos tantos expertos, si al final lo que hacemos es copiar lo de los demás?, cuando el país de referencia es invariablemente... ¡Finlandia! ¿no había otro más lejos?... cuando los titulares de educación son del calibre de
El sistema educativo actual no evalúa los aciertos de los alumnos, sino los fallos
http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2015/11/26/5656128822601d73498b45cc.html
Todo esto, por cierto, el mismo dia en que los profesores de filosofía se manifiestan en las calles en protesta por la práctica eliminación de esta asignatura en el nuevo programa educativo...
http://www.eldiario.es/sociedad/Filosofia-calle-salvarla-aulas_0_456704529.html
"Cuando eliminas el pensamiento crítico y razonado, ese vacío no se queda vacío, normalmente se llena de dogmas", afirma Ángel Vallejo, miembro de la Red Española de Filosofía.
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