La maestra "old school" de Calvin, la señorita Carcoma (Miss Wormwood) reivindicando un aprendizaje tradicional (tienes que estudiar sin motivación porque la vida en el futuro no te motivará a trabajar) es un sacrilegio para la doctrinas educativas motivadoras actuales. Pero al otro lado (ay!) lo único que hay es incultura y embrutecimiento televisivo. Nada más.
Las supuestas habilidades naturales del niño "moderno" que el aprendizaje tradicional supuestamente anula, en realidad es una incapacidad del niño para poder leer un libro, esclavo de un medio televisivo y su avalancha de imágenes...
...Y finalmente, detrás de la televisión no hay nada más que poderosísimos intereses comerciales y consumistas. Ahora sólo hay que volver a la viñeta inicial para comprender de dónde sale la exigencia del niño de aprender sólo aquello que le resulte "apasionante", a quien no interesa un profesorado que permita a los jóvenes disfrutar de la lectura de libros y ser críticos con lo que ven en la televisión.
Y ahora ya podemos comprender porqué se promociona tantísimo a todos estos profesores mediáticos, tan televisivos, tan motivadores, tan "modernos" ellos... el aprendizaje de las matemáticas convertido ya en un puro show televisivo, la televisión apoderándose ya de la experiencia del aprendizaje...
En La Vanguardia del 6/12/2015 tenemos una entrevista a César Bona, [...]nominado entre los 50 mejores maestros del mundo[...] (porque ya tenemos, ¡Oh cielos! todo un star-system del profesorado), promocionando su libro "La nueva educación", basada ¡Cómo no! en la figura del profesor motivador, implicado, cautivador de la atención del niño... ¡todo un showman!
[...]La implicación es la base de toda educación. Un año en la vida de un niño es mucho tiempo, debemos pararnos a conocer a esos niños que van a pasar tanto tiempo con nosotros. Tenemos que plantearnos qué les preocupa, qué les gusta, qué les motiva a cada uno[...]
Cambia la palabra "educación" por "comercialización" y te quedará una frase de cualquier manual de marqueting. Todo alrededor está perfectamente pensado para ser un producto comercialmente atractivo, incluso la imagen del profesor: Sentado en el suelo (¿no había sillas?), informal, sonriente, con barbita de tres dias, muy a lo Steve Jobs, todo un triunfador que te está diciendo ¡Compra mi libro que serás como yo, que molo mucho más que tú!, ¿a qué esperas para comprarlo?
[...]Ahora doy conferencias por toda España: me dedico a animar a los profesores a conocer otra manera de enseñar[...]. Qué quieres que te diga, yo me quedo con Miss Wormwood.
Los espectáculos matemáticos y los matemáticos mediáticos no acostumbran a ser para las masas:
ResponderEliminarY dudo mucho que nunca lo lleguen a ser.
Los pocos que he visto, me recuerdan más a un viejo pequeño circo:
Funambulistas y malabaristas del teorema y la conjetura.
Con la bienintencionada intención de fascinar y maravillar al público.
A un público que generalmente ha sido apartado violentamente de las 'cosas de los números' por el sistema educativo, y que para tranquilizarse a sí mismos, se consideran 'de letras'.
Pienso que aún falta mucho para que el 'circo matemático' llegue a ser de tres pistas...