domingo, 28 de febrero de 2016

El Currículo de la Mediocridad

¿Qué hacer ante la barbarie? ¿Qué hacer cuando la misma administración pública (Catalana, española, en esto es igual) pretende convertir el sistema educativo en una industria del entretenimiento matinal? ¿Debemos resignarnos a cultivar nuestro propio jardín, como el Cándido de Voltarie?

Algunos profesores tiran de ironía y sarcasmo, compartiendo por whatsap con sus compañeros cosas como esta:

La verdad es que tiene su gracia. Una denuncia del chapapote de psicopedagogía que pringa todas y cada una de las experiencias docentes en la actualidad.

Otros profesores escriben libros de denuncia. La semana pasada se presentó en Barcelona el libro “Contra la nueva educación”, de Alberto Royo, un profesor de música. La contraportada del libro es toda una declaración de principios:

“Contra la nueva educación pretende ejercer una crítica racional y razonada a una pedagogía oficial que desprecia el conocimiento y la cultura y apuesta, en opinión del autor, por la felicidad ignorante y la empleabilidad de ocasión.
El autor examina de forma mordaz los principales dogmas pedagógicos posmodernos, y elabora una defensa apasionada, pero no pasional, de la instrucción pública como motor de una sociedad avanzada, idealmente meritocrática y con una sólida base ética que ampare el derecho de todos al ascenso social.
Desde su condición de músico, profesor y ciudadano, Alberto Royo se muestra decidido a presentar batalla, consciente de que sus planteamientos no discurren con viento a favor sino que suponen, hoy, casi un acto subversivo, una provocación”


Otros profesores, aprovechando las infinitas posibilidades de Internet, hacen de su blog un jardín en el que sentirse realmente protagonistas. Son innumerables los blogs educativos mantenidos y desarrollados por profesores con el fin de compartir conocimientos, con sus alumnos y con la sociedad en general.

Un ejemplo: El magnífico blog “I ara, Matemàtiques?”

http://francescmontasell.blogspot.com.es

En el que podemos encontrar entradas como esta:

http://francescmontasell.blogspot.com.es/2013/02/les-beques-cims-cellex-i-una.html

El profesor coge un problema de matemáticas de las pruebas para las becas CIMS-CELLEX (Demostrar que todo número impar al cuadrado menos uno es múltiple de ocho) y lo ofrece a sus alumnos, invitándoles a resolverlo. Y además se aprovechan las posibilidades del para gestionar foros de debate alrededor de esta pregunta. Pocas cosas tiene este siglo XXI para sentirnos orgullosos, una de ellas es participar de la potencia infinita de la Red para compartir y difundir conocimiento.

En esta entrada el profesor no puede evitar lamentarse de que un problema como este,  que forma parte de las pruebas de selección para alumnos de cuarto de ESO para conseguir una beca de entrada en el bachillerato internacional de la fundación privada CELLEX, sea tan extraño para el currículum oficial de matemáticas, en el que no se encuentra nada parecido.

Las matemáticas puras, conceptuales, axiomáticas han sido erradicadas del currículum oficial de matemáticas de Catalunya, mientras que, naturalmente, tienen todo el protagonismo en los exámenes de entrada de bachilleratos de excelencia de fundaciones privadas, y en los blogs libres de Internet.

Y es que la triste, la dura, la dramática realidad es que si quieres aprender matemáticas de verdad, cualquier cosa es buena excepto el currículum oficial de matemáticas.

Llegados a este punto y para evitar confusiones, vale la pena recordar que este blog mío, como indica su cabecera, no es de didáctica sino de Antididáctica. Es decir, yo NO estoy aquí para demostrar a nadie que el Currículum Oficial de Matemáticas de Secundaria de Catalunya es horrible, absurdo, impracticable, irreal, inútil, barroco y prácticamente ilegible. Yo me limito a reivindicar y ejercer mi derecho (como ciudadano, como matemático, como profesor) de decir que considero que el Currículum Oficial de Matemáticas de Secundaria de Catalunya es horrible, absurdo, impracticable, irreal, inútil, barroco y casi ilegible. Y de ofrecerte un link para que lo descargues, si lo deseas, que lo leas (si quieres) y tengas tu propia opinión.

El Currículum Oficial de Matemáticas de Secundaria de Catalunya es el resultado y la consecuencia de la pretensión psicopedagógica de hacer matemáticas sin hacer matemáticas. De levantar el edificio de las matemáticas sin poner los ladrillos de matemáticas. De pretender resolver problemas matemáticos sin aprender antes los conceptos matemáticos. De obtener satisfacción sin esfuerzo. Y cualquier ciudadano sabe que esto no existe, no ha existido nunca y nunca existirá. (Si los expertos en pedagogía que han escrito este currículum afirman lo contrario, o son unos ignorantes o son un fraude público, y no sé qué da más miedo).

El desprecio al conocimiento se oculta bajo el dogma didáctico de la “aplicabilidad”: El aprendizaje es mucho más fácil si el alumno puede aplicar lo aprendido en su vida “real”, “cotidiana”. Un dogma que se convierte en un yugo que niega la propia naturaleza de las matemáticas: Sólo es válido el conocimiento aplicable en la vida real, cotidiana.

- “¿Contenidos? Sí, vale, pero sólo si son aplicables” afirma el pedagogo.
- “¿Y desde cuando tú mandas?” le tendríamos que contestar todos.

(“¿Y desde cuando tú mandas, imbécil?” no se considera aceptable por excesivo, aunque estos mismos pedagogos nos pongan a los profesores de imbéciles día sí y día también)

En el currículo se repite machaconamente la misma murga:
[...]Els estudiants han de veure que les matemàtiques són alguna cosa més que un seguit de temes aïllats i que les poden usar en multitud d’ocasions en els contextos més diversos, i arribar a considerar-les útils i rellevants per a la seva vida més enllà de l’escola. Ser capaç de descriure el món real usant les matemàtiques permet comprendre’l millor i preveure resultats i conseqüències[...]

Los estudiantes tienen que ver que las matemáticas son alguna cosa más que un conjunto de temas aislados y que las pueden usar en multitud de ocasiones en los contextos más diversos, y llegar a considerarlas útiles y relevantes para su vida más allá de la escuela. Ser capaz de describir el mundo real usando las matemáticas permite comprenderlas mejor y prever resultados y consecuencias.

Esto es exactamente la negación de las matemáticas, pues las matemáticas “que se pueden usar en multitud de ocasiones en los contextos más diversos, útiles y relevantes para su vida más allá de la escuela” se reducen a la “regla de tres” que aprendían nuestros antepasados y poco más. Y ni siquiera en la escuela rural del pueblo más aislado el aprendizaje de las matemáticas se reducía a la regla de tres.

El currículum tendría que decir justo lo contrario: Los estudiantes tienen que ver que las matemáticas son alguna cosa más que un conjunto de útiles para la vida real, y llegar a considerarlas bellas y relevantes más allá de su vida cotidiana.

¿Podemos encontrar en la vida “real”, en la vida “cotidiana” algo parecido al problema anterior, ”demostrar que si un número impar lo elevas al cuadrado y restas uno obtienes un múltiplo de ocho”? Precisamente el resultado de aprender matemáticas es disfrutar de una vida “real” en la que existan estos objetos (demostraciones, números, cuadrados, múltiples de ocho...) con los que jugar “cotidianamente”. La vida cotidiana (de calidad se entiende) es el resultado del aprendizaje, ¡por lo que jamás el aprendizaje puede estar supeditado a la “vida cotidiana” del estudiante!

Otro ejemplo: En el currículum oficial, todas las herramientas tecnológicas (Calculadoras científicas, Geogebra, herramientas CAS, hojas de cálculo...) se consideran única y exclusivamente por su carácter “facilitador”: Todo es más fácil “con calculadora, todo es más fácil “con geogebra”... Olvidando ostentosamente el carácter propio de cada herramienta. Por ejemplo, El Geogebra es un sistema pensado para la geometría axiomática, deductiva, sintética. ¿Qué hay de geometría axiomática, deductiva, sintética en el currículum? Nada en absoluto. ¿A qué queda reducido el Geogebra? A un mero programa de hacer dibujitos y moverlos: Mediocridad dinámica asistida por ordenador.

Ciertamente está extendida la falacia del paraíso educativo de la creatividad pura sin conocimiento alguno. En las matemáticas esta falacia se ha convertido en el mantra  “hay que resolver problemas y no aprender fórmulas” se repite machaconamente una y otra vez hasta la náusea, un planteamiento nacido de y para la mediocridad, pues no se pueden resolver problemas matemáticos sin haber aprendido e interiorizado (¡y cómo!) las fórmulas y relaciones de los objetos matemáticos.

¿Qué es el río, el agua que contiene o la orilla de tierra y piedras que lo delimita? Un río sin agua sería una grieta reseca en la tierra, todos estamos de acuerdo en esto, pero un río sin orillas no es más que un puñetero charco amorfo. Unas matemáticas sin la fuerza creativa y especuladora del alumno (el agua viva) no son más que un montón de resecos conceptos (piedras), que sí que vale, pero el río adquiere su forma sólo cuando el agua golpea incesantemente la dura piedra que encuentra a su paso, ¡no apartando las piedras para que el agua fluya sin resistencia!

Por increíble que pueda parecer, esta metáfora "de todo a zen" del río y de su orilla, lo que toda la vida se ha llamado “sentido común” en el aprendizaje, es un anatema en la pedagogía actual oficial. Y las consecuencias de esto son dramáticas. Por ejemplo, cada año más y más estudiantes de segundo de bachillerato del “científico” optan por presentarse a selectividad al examen de matemáticas del “social”: Es significativamente mucho más fácil y no tiene apenas temario propio (sólo la programación lineal), pues con los años las matemáticas del bachillerato social han ido perdiendo todo su temario propio (matemáticas financieras, probabilidad, estadística...) para acabar reducidas a unas mates light. La sistemática reducción de temario es una burbuja que tarde o temprano acabará por explotar.

Significativamente, mientras el currículum oficial de matemáticas se convierte en una caricatura grotesca de un programa de matemáticas, en Catalunya de desarrollan múltiples iniciativas de matemáticas (Cangur, Copa Cangur, Fem Matemàtiques, Estalmat, Instituto Cellex...) fuera del currículum oficial (es decir, liberadas de su bochornosa mediocridad) y representan fantásticas oportunidades para cualquier estudiante para aprender buenas matemáticas. Estas iniciativas son muy valiosas, pues permiten al profesorado ofrecer a los alumnos interesados en las matemáticas participar en experiencias de aprendizaje.

Pero entonces volvemos al punto inicial ¿Tenemos que resignarnos a salir de la escuela para aprender matemáticas?

En el artículo de El Confidencial “El dinero está en las matemáticas”: la élite se prepara para arrasar en los números

Nos informa de la aparición de numerosas academias privadas para obtener una sólida formación en matemáticas. Academias donde se paga, y mucho, por encontrar el rigor, la exigencia y el sacrificio de unas buenas matemáticas. Academias que ofrecen... “Sangre, sudor y lágrimas”, la antítesis de la mediocridad.

¿Academias de matemáticas sólo para los ricos? ¡La escuela pública está para corregir las desigualdades sociales, no para agudizarlas!

2 comentarios:

  1. Gracias por hacernos pensar Gerard. Como maestra de lenguas podría decir más de lo mismo. De todas maneras la culpa no es de la pedagogía, la responsabilidad la tienen quienes utilizan el argumento pedagógico para permitirse políticas de precariedad. Quienes se permiten encajar con calzador ideas pedagógicas en la entelequia de la normatividad, en realidad, no lo hacen de manera inocente.

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    1. Hola Erica!
      Gracias a ti por leer mi blog y participar con tu comentario.
      Entiendo lo que dices, y participo contigo...pero la comprensión entre profesionales no puede llegar a ser indiferencia, que es contra lo que yo me revelo.
      Siguiendo con las metáforas, en una obra el Promotor (el político) puede presionar al arquitecto (el pedagogo) para que abarate la obra, para que no ponga tantas vigas, para que las columnas sean más delgadas, es decir, más baratas (la precariedad)... Pero el que firma y se responsabiliza de la obra es el arquitecto con su firma, y si el edificio se hunde por mala construcción, el promotor echará todas las culpas al arquitecto, que tenía la responsabilidad.
      Porque si no... al final es el pobre paleta (el profesor) que está a pie de obra el que se lleva todas las bofetadas.

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