sábado, 30 de enero de 2016

Despertad al diplodocus. Talento. Human Age Institute.

Cuando despertó
el Sr. Marina todavía estaba allí


Por primera vez en años he faltado a mi disciplina personal de escribir cada semana una entrada en este blog de Antididáctica. Tocaba escribir sobre el último libro de José Antonio Marina, “Despertad al diplodocus”, un libro que compré en las vacaciones de navidad con el firme propósito de empaparme en las nuevas tendencias educativas de nuestro siglo, con la firme voluntad de no resignarme a ser un profesor “inadaptado".



Este libro es especialmente significativo, pues el Sr. Marina es una persona de renombre en el sistema educativo, postulado entre círculos conservadores para ser el nuevo ministro de Educación. Este libro pretende ser un “libro blanco de la enseñanza”, que marque (¡al fin!) las directrices educativas a seguir más allá de las diferencias políticas entre socialistas, conservadores y nacionalistas, un libro que limpie, fije y dé esplendor a la educación española.

Y la verdad es que ha sido duro leer el libro. Suponía que desgraciadamente sería otro ejemplo más de mesianismo educativo, de retórica grandilocuente, de verborrea pedante, pero lo que encontré supera todo lo imaginable.

El título no presagiaba nada bueno. De todos los animales grandes dentro (y fuera) del el Arca de Noé, para comparar el sistema educativo el Sr. Marina tuvo que elegir precisamente el diplodocus, el animal más pesado, más lento, más inútil y más devorador de recursos de toda la creación. Y encima propone “despertarlo”. ¡No se puede despertar a un animal que está muerto! Como profesor de instituto tengo la sensación de que el Sr. Marina me toma por imbécil. Pero es una percepción personal, he pagado 16 euros por el libro y aún estoy en la portada. Así pues, ¡leamos!

En la breve biografía que aparece en la solapa del libro afirma: “La función principal de la inteligencia no es conocer sino alcanzar la felicidad y la dignidad”. ¡Ah! Por lo que parece, el señor Marina, cual Gandalf el Gris en las montañas de Mordor, ha descendido en las profundidades del espíritu humano hasta llegar a las entrañas más profundas de donde manan la Inteligencia, del Conocimiento, la Felicidad y la Dignidad, para luego volver al mundo de los mortales, ya convertido en “Marina El Blanco” para compartir al mundo la epifanía de su verdad. ¡Y todavía estoy en la solapa del libro! ¡disciplina! ¡leamos!

Les invito a que lean el siguiente párrafo, de la página 21 del libro:

[...]Confieso ser un megalómano educativo, y lo hago sin arrepentimiento ni propósito de enmienda. El proyecto que les presento sin duda les parecerá megalómano, aunque yo creo que es muy sensato. Les animo a conspirar para realizarlo. Durante milenios, los docentes hemos sido una variante del servicio doméstico. Enseñábamos lo que la sociedad nos decía de debíamos enseñar. Éramos unos mandados. Pero ahora, la sociedad está hecha un lío por la plétora de posibilidades. ¿Quién debe decidir lo que debemos transmitir a nuestros hijos y alumnos? ¿los políticos? Tomarán decisiones ideológicas. ¿Los científicos? Tampoco, porque cada uno sabe sólo de lo suyo. ¿Los sacerdotes? No, porque se limitarían a su credo. ¿Los empresarios? Tampoco, porque sólo atentarían al éxito de sus negocios. ¿Los padres? Carecen de perspectiva. ¿Los filósofos? Lo fueron durante mucho tiempo, pero ahora andan distraídos con sus cosas. Entonces, ¿quién? Mi respuesta es que necesitamos una superciencia que se encargue de ello y que, a falta de un nombre mejor, propongo que de se denomine ciencia de la evolución cultural y del progreso educativo. Como ven, es una respuesta claramente megalómana, pero que me resulta sencillo justificar...[...] (Pág. 21)

Esto lo dices tu y te encierran.

[...]Esta situación da un inaudito protagonismo a la escuela, como lugar privilegiado de aprendizaje. Bien es cierto que al hacerlo rompe sus paredes, la hace ubicua, multiforme, un híbrido de realidad y virtualidad. Y que nos va a exigir a los docentes cambios transcendentales y a veces dolorosos.[...] (Pág. 18)

No, señor Marina, usted no es un docente, usted en todo caso fue un docente, que gracias al chollo de la didáctica abandonó la dura “vida obrera” de profesor de secundaria para entrar en la “clase alta” de los expertos y gurús educativos.

Otras píldoras que encontramos en el libro:

[...]Los cambios tecnológicos se irán haciendo cada vez más rápidos hasta “provocar una ruptura en el tejido de la historia humana”. Aparecerá lo que  [Ray Kurzweil, director de investigación de Google] ha denominado la “era de la singularidad”, caracterizada, entre otras cosas, por una relación diferente entre cerebro humano y sistemas de información[...]  (Pág. 17)

[...]Las investigaciones neurológicas de Rosalind Picard y sus colegas del MIT Media Lab muestran que la actividad del cerebro de los alumnos durante una clase magistral es más baja que cuando están dormidos[...] (Pág. 27)

[...]El Google Translate (servicio de traducción inmediata en 90 lenguas) va a hacer innecesario el aprendizaje de idiomas al traducir la voz en tiempo real[..] (pág. 83)

[...]Ya se están comercializando programas de realidad aumentada[...] y dispositivos como Google Glass.[...] Creo que la generalización de esa realidad aumentada va a exigir la formación de una inteligencia aumentada que sepa pensar hibridando procesos neuronales y procesos electrónicos, y que tendremos que enseñarlo en la escuela.[...] (pág. 84)

[...]La política se ve inmersa en los cambios que he detectado en el mundo educativo. Ha de ser policéntrica, vivir en una nueva inabarcabilidad, en un régimen de riesgo, pasar de la jerarquía a la heterarquía, de la autoridad directa a la autoridad comunicativa, del control unilateral a la implicación policontextual...[...] (Pág. 205)

Esta última cita tiene su mérito. Podría proponerse al récord Guinness de la mayor concentración de palabros pedantes y absurdos.

Después de más de 200 páginas de tantas sandeces, uno llega ya insensibilizado a la página 214 donde se afirma la controvertida frase:

[...]Los buenos profesores no pueden cobrar lo mismo que los malos[...] (Pág. 214)

Observen el matiz: Se acepta que existan profesores malos. Y no se trata de que mejoren, rectifiquen, avancen... se trata simplemente de que cobren menos.

El libro está repleto de retórica circular, por ejemplo cuando se habla de la família como motor del cambio:

[...]De todo lo expuesto[(24 páginas sobre la importancia de la familia en la educación)] se deduce una consecuencia buena, otra mala y otra peor. La buena es que los padres pueden mejorar decisivamente la educación y, por lo tanto, el futuro de sus hijos. La mala es que cuando las familias no ejercen esa función, la educación del niño o de la niña se resienten profundamente. Y la peor es que pueden ejercer una influencia malsana. En este caso, los sistemas sociales y educativos deben intentar compensar las carencias familiares. [...](Pág. 145)

Estos ejercicios de demagogia me recuerdan al mítico chiste de Eugenio, aquel que va un hombre al médico y el médico, después de reconocerle, le dice: “¡Uy! ¡hágaselo mirar, esto! ¡hágaselo mirar!”.

En la sopa megalómana que es este libro cabe todo, incluso la autoreferencia cínica:

[...]Ante semejante orgía conceptual y metodológica, muchos docentes sienten la tentación de replegarse a los procedimientos de toda la vida y poner a sus alumnos a salvo de veleidades. Y otros se lanzan a ocurrencias innovadoras que no se someten a evaluación y cuya eficacia está bajo sospecha.[...] (Pág. 52).

(le falta decir ¡pero lo mío es diferente! ¡Lo mío no son veleidades ni ocurrencias innovadoras! Yo soy el mesías que conducirá al pueblo docente a la Tierra prometida)

Pero si vamos leyendo, pues entre tanta logorrea podemos ver algunos conceptos que se van repitiendo insistentemente.

Un eje es el que todo objeto animado o inanimado, material o inmaterial, tiene capacidad cognitiva, y el deber de utilizarla. Aquí superamos (¡y parecía imposible!) la tautología del “aprender a aprender” para pasar a una nueva dimensión metafísica:

[...]No es verdad que la educación desarrolle las capacidades del individuo: crea esas capacidades, que serían inexistentes sin ella. Las escuelas, las empresas, las instituciones, deben ser organizaciones que aprenden.[...] (Pág. 21)

[...]La administración pública también debe aprender[...] (Pág. 203)

[...]En los centros educativos suele haber un jefe de estudios que se encarga del progreso académico de los alumnos, pero debería haber otro jefe de estudios de los docentes, que sería el encargado de investigar y proponer aquellas cosas que deberían aprender los profesores.[...] (Pág. 179) (¡Me encanta la idea!).

Así, no es de extrañar que [...]La gran profesión del futuro va a ser la de “experto en aprendizaje"[...] (Pág. 17)

Pero la palabra clave del libro es “talento”.
Talento
Talento
Talento

[...]Si tenemos el talento suficiente, vamos a ser [los docentes] la profesión de élite. De lo contrario, otros ocuparán justificadamente el lugar que nos correspondía[...](Pág. 18)

[...]Al igual que sucede con las personas, los grupos, las organizaciones, también las familias tienen que desarrollar su talento.[...] (Pág. 122)

[...]En 1992, la consultora McKinsey publicó un libro que causó sensación. Se titulaba La guerra por el talento. Su tesis era que entrábamos en una era en que el talento iba a ser la gran riqueza de las personas y de las naciones, y que era un bien escaso, y que iba a comenzar una guerra por atraer y conservar el talento. En aquel momento, los autores no se percataron de que el talento no es un bien natural, como el petróleo, ni innato, como el color de los ojos, sino el resultado de la educación, que se convierte así en la gran generadora de talento.[...] (Pág. 30)

[....]Una ciudad con talento consigue ayudar a satisfacer esas expectativas, ofreciendo unos servicios públicos de calidad, favoreciendo modos de convivencia y de solución de conflictos satisfactorios, y ofreciendo más posibilidades de ampliar sus posibilidades intelectuales, emocionales, culturas o económicas. En la página de Ciudades con talento...[...]  (Pág. 157)

Y el talento nos lleva a una institución: “Human Age Institute”:

[...]Hace un año, el Human Age Institute, una iniciativa impulsada por la multinacional Manpower para fomentar una cultura del talento, me encargó que elaborara un Handbook sobre ese tema. La palabra talento se usa mucho en el mundo del management. Se habla de la economía del talento, de la gestión del talento, de la guerra por el talento, del talentismo como nuevo avatar del capitalismo. Hay una preocupación mundial por la escasez de talento, y se publican anualmente muchos indicadores sobre el talento de las naciones.[...] En el Handbook of Talent tuve que empezar por definir esta palabra, que no tiene rigor científico. Talento es el buen uso de la inteligencia, es la inteligencia triunfante.[...] El talento no es una posibilidad: es un acto.[...]
Propongo definir el talento como la inteligencia que elige bien sus metas y moviliza la información, gestiona las emociones y ejerce las virtudes ejecutivas necesarias para alcanzarlas [...] El talento no es un don innato. Eso, en todo caso, lo serán las “altas capacidades”, que se desarrollan como talento o no. El talento sólo existe después de la educación, que se convierte así en generadora de talento. Eso da una relevancia especial dentro de una sociedad a los docentes. Somos generadores de talento, que a su vez es la riqueza de las naciones.[...](Pág 182)

¡Atención aquí!  Entre tanta maravilla (mi preferida es “El talento es la inteligencia triunfante”), aparece “Human Age Institute”.


“Human Age Institute” es una fundación dedicada íntegramente al estudio del talento. Y esta fundación es una iniciativa de Manpower, una de las multinacionales más importantes del trabajo temporal.

Y el sr. Marina es mentor del área Filosofía del Talento y Educación para el Talento de dicha fundación.

De la página web de Human Age: Se trata de la mayor iniciativa del talento de nuestro país. Un proyecto sin ánimo de lucro impulsado por ManpowerGroup, que nace con el objetivo de ser un nodo que aglutine a las personas más relevantes en el ámbito del talento. Un lugar donde se genera opinión de referencia, rigurosa, relevante, profesional y académica. Todo ello bajo una visión holística, ética y solidaria del ser humano. Human Age Institute nació el 25 de septiembre de 2014 y su actividad está abierta a toda la comunidad sobre el talento.


De una entrevista a Raúl Grijalba, director General de ManPower en España: [...]De hecho, hemos emprendido el que considero que es el mayor proyecto que existe en este país sobre el talento. A través de una Fundación, que se llamará Human Age Institute, hemos aglutinado todo el conocimiento sobre el talento de una forma holística (tanto lo que sabemos en ManpowerGroup como lo que saben los principales expertos en educación, liderazgo, selfmanagement, impacto de tendencias…) para expandirlo y ponerlo a disposición de las compañías y los candidatos, para ser capaces de ayudar a que exista una mejor conexión en el mercado y, en definitiva, promover más posibilidades de alinear las búsquedas[...]

Repasemos ahora todo pero hacia atrás: Una de las mayores multinacionales del trabajo temporal tiene a bien desarrollar una Fundación para el estudio del talento. En dicha organización figura el Sr. Marina, que se postula como el próximo ministro de Educación y Cultura del gobierno de España. Y el señor Marina escribe un libro en el que el concepto de “talento” (totalmente nuevo) será eje central de todo el sistema educativo futuro. Y pide la complicidad de toda la sociedad para conseguirlo.

Como ejercicio mental podría ser interesante reflexionar sobre las similitudes y diferencias entre una empresa de trabajo temporal (ETT) y una escuela.

Ambas las podemos situar entre la sociedad y la empresas, podríamos decir que ambas instituciones sirven de intermediarios entre la sociedad y el mundo empresarial. Como el propio sr. Marina afirma en su libro,

[...]Es aquí donde el mundo educativo-incluidos, claro está, los ministros y consejeros de Educación- deberíamos ser humildes y aprender. En investigar esta pedagogía de las organizaciones y en ponerla en práctica, las empresas han gastado mucho más dinero y mucho más talento que el sistema educativo. De ahí mi interés en aprender de ellas[...] (Pág. 183)

El Sr. Marina también ha aprendido mucho del ejército norteamericano, como podemos leer aquí.

Podríamos deducir que las grandes multinacionales del trabajo temporal saben mucho más de formación y de empleo que el sistema educativo. Y podríamos especular en un futuro en el cual el propio sistema educativo fuera parte de las empresas de trabajo temporal. En el que los profesores fueramos contratados y gestionados por la infinita sabiduría de estas multinacionales. En el que los alumnos fueran formados por sus directrices. Sería un mundo perfecto... desde el punto de vista de una multinacional del trabajo temporal, que al fin y al cabo es la que está detrás de todo esto.

[...]Una de las disfunciones más graves de nuestro sistema educativo es que se está convirtiendo en una fábrica de parados.[...] (Pág. 29)

La sentencia anterior tendría así su recíproco: “Una de las funciones más importantes de las empresas de trabajo temporal es que dan empleo”. Así pues, ¿porqué no dejar todo el sistema educativo en manos de las empresas de trabajo temporal?, que tanto conocen el mundo empresarial.

Podríamos recuperar la idea de las antiguas Colonias Industriales, en las que los hijos de los trabajadores se formaban en la propia Colonia para aprender exactamente el oficio que tendrían más adelante en la misma Colonia, para casarse y tener hijos sin salir de la colonia, en un proceso infinito, perfecto a sí mismo, pero todo a una escala planetaria.

Y ¿porqué no? Especular en una única y suprema “Empresa De Trabajo Temporal Mundial Universal”, que gestiona toda la formación y educación perfectamente sincronizada con el mundo empresarial global, que si bien está en perpetuo cambio, siempre es igual a sí mismo.

En todo caso, ninguna necesidad hay de escuchar lo que diga el sr. Marina. Más vale aprender de los que mandan, de los que están detrás: de “Human Age” y de “ManPower”. Yo estoy por enviarles mi currículum, a ver si me cogen... ¡Con el talento que yo tengo!


2 comentarios:

  1. Gerard: Valiente artículo!
    El talento, entendido como fruto del estudio, el trabajo y experiencia, es un fenómeno que el ser humano ha demostrado ser incapaz de detectar a lo largo de la historia:
    La mayoría de personas con talento de las que hemos tenido noticia, han pasado sus tristes vidas trabajando y estudiando sin ver reconocido su mérito hasta muchos años despues de su muerte siempre prematura.
    Y además, generalmente pagando un alto precio por ello.
    La historia de la Ciencia, el Arte y la Filosofía dan abundantes ejemplos de talentos no valorados en su momento.
    Y parece seer que ahora han llegado los salvadores, descubridores y gestores del talento
    Es divertido ver a las empresas de trabajo temporal y sus esbirros aspirando a gestionar, descubrir y colocar el "talento" en el sitio adecuado, para nuestro disfrute y el provecho de la sociedad en general.
    Unas empresas que hasta ahora se habían limitado al tráfico de los denominados "Recursos Humanos", finalmente han descubierto que su actividad podría llevarles a la cárcel, siguiendo el mismo camino de los traficantes de esclavos de otras épocas, o los más actuales traficantes dedicados a la "trata de blancas" o a la tradicional compra-venta de niños del "Auxilio Social" franquista.
    Pero estos individuos, no pueden usar la palabra "talento" en su significado original.
    Por ello, a partir de ahora veremos un gran esfuerzo para conseguir un cambio de significado de la palabra "talento".
    Por ello aparecen expresiones como "El talento es la inteligencia triunfante" que no significan nada, pero que relacionan el talento con el triunfo.
    El talento no tiene nada que ver con el triunfo. El talento solo tiene que ver con el trabajo, el esfuerzo y seguramente con suerte, un resultado.
    Pero el resultado producto del esfuerzo, el trabajo y el talento no están ligados de ninguna manera con el triunfo.
    Para lograr el triunfo basta salir por la televisión o ser "trending topic" algún dia. Y para ello no es necesario ningún talento que requiera esfuerzo. Sólo se necesita mucho morro y buenos atributos.
    Desde mi punto de vista, lo más preocupante de todo esto, es que diferentes universidades de este país se están dedicando a promover cursos relacionados con el "talento" y el Human Age Institute.
    Concretamente he visto conferencias y actos promovidos por las instituciones citadas en el artículo, en la Universidad de Barcelona y en la Universidad Politécnica de Catalunya.
    Estamos en un tiempo en el que hay poco trabajo. El paro es exageradamente alto en nuestro pais. Y todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida como pueda.
    El Sistema Judicial debería ser muy sensible a la aparición de tramas organizadas para traficar con personas aprovechándose de la escasez de empleo, mediante engaños y corrupción del lenguaje.

    ResponderEliminar
  2. Totalmente de acuerdo. Para mí lo más peligroso es ver como estas entidades poco a poco se van adueñando del lenguaje, llevando el agua a su molino neoliberal.
    Por ejemplo, para reflexionar sobre el futuro del sistema educativo (un debate totalmente necesario) se adueñan de palabras universales como Felicidad, Éxito, Triunfo, Vida Social... más propios de las sectas, y se evitan los conceptos naturales de la educación: Conocimiento, Aprendizaje, Cultura, Sabiduría, Incultura... ¿Y todo para qué? Para llevar aún más lejos la competitividad neoliberal.
    Un ejemplo: Se habla de "aprendizaje en toda la vida", un concepto en principio muy loable... Pero ¿se dedican esfuerzos y atención a la educación y aprendizaje de nuestros ancianos y jubilados? ¡Unas narices! La dura realidad es "aprendizaje en toda la vida laboral y para por y con la empresa"...

    ResponderEliminar