En los años ochenta, la artista Esther Ferrer realizó la serie de pinturas titulada "Triángulo de Napoleón":
Este teorema lleva el nombre del general y emperador francés Napoleón Bonaparte (1769-1821). Aunque es muy dudoso que tuviera los conocimientos matemáticos para descubrir y demostrar dicho teorema, es indudable es que Napoleón tenía una sólida formación matemática.
Fue el mejor alumno en matemáticas en su etapa escolar en Brienne, donde estudió álgebra, trigonometría y cónicas, pero sobre todo geometría. El famoso matemático Pierre Simon Laplace (1749-1827) le entrevistó para su ingreso en la Escuela Militar de París.
Durante su campaña en Egipto estuvo acompañado de eminentes matemáticos como Gaspard Monge (1746-1818) y Joseph Fourier(1768-1830), y a su regreso, después de realizar el golpe de Estado que le convirtió en Emperador de Francia, otorgó a la formación matemática un papel prioritario en la educación de los ciudadanos dentro de su modelo de Estado, el Estado moderno. Suya es la famosa cita «El avance y perfección de las matemáticas está íntimamente ligado a la prosperidad del Estado».
Por poner un ejemplo, fue la influencia napoleónica la que impuso el sistema métrico decimal en España y erradicó la amalgama de sistemas métricos regionales y locales que existía hasta aquel momento.
De la misma manera que Matemáticas y Estado moderno van de la mano a lo largo de los siglos XIX y XX, la degradación del Estado moderno y la degradación de la educación matemática van de la mano desde finales del siglo XX.
En la educación se impone el modelo «posibilista»: Todo es posible, todo se puede hacer, que es la negación misma de las matemáticas. Es convertir al ciudadano libre moderno en un niño, esclavo de sus pasiones.
En una escuela de mi barrio tienen a bien pintar grande en el patio «Com que no sabiem que era impossible, ho vam fer», (Como no sabíamos que era imposible, lo hicimos). ¡Ah, qué bello eslógan! Esto igual está bien para aprender a ir en bicicleta o jugar a fútbol, pero ¿Cómo enseñan en esta escuela, con semejante principio, lo que se puede hacer con la botella de lejía que tienen los padres debajo del fregadero? ¿También se puede hacer todo con la botella de lejía? ¿Y para cruzar la calle? ¿No hay imposibles para cruzar la calle, o hay que hacerlo en el paso de cebra? ¿Y con los enchufes, no hay imposibles con los enchufes? Este eslogan proclama las bondades de la ignorancia: "Como no sabíamos, lo hicimos", es decir, "Cuanto menos sepamos, más haremos", la ignorancia es libertad, el conocimiento es esclavitud.
Matemáticas contra la dictadura infantilista happy-flower del «todo es posible», una perversión educativa y moral que poco a poco va haciendo metástasis en todo el sistema educativo, y más allá, llegando también al mundo empresarial.
Os dejo con dos videos, en inglés, en los que se muestra, con humor y con matemáticas, los estragos que el posibilismo estúpido imperante está haciendo en el contexto empresarial. El imbécil del jefe que exige un "left angle", pues si hay "right angles" también habrá "left angles" (en español un equivalente podría ser pedir un ángulo "torcido" pues hay ángulos "rectos"). Napoleón le hubiera fusilado, ahora paga tu nómina.
En este otro vídeo, se piden (¡no existen los imposibles!) dibujar rectas transparentes, y siete rectas perpendiculares entre ellas.
Nos mandan, dirigen y gobiernan majaderos incultos que en otras épocas en las que se promocionaba el talento y el conocimiento estarían cultivando patatas.
Muy buenos y divertidos los videos. Y lamentablemente realistas también.
ResponderEliminarSolamente una puntualización, y espero no parecer demasiado puntilloso:
Dibujar 7 rectas perpendiculares es perfectamente posible, siempre que se utilice un espacio de 7 o más dimensiones y una función que las proyecte en el espacio bidimensional de la hoja. Es lo mismo que cuando vemos un dibujo de un objeto tridimensional en perspectiva, tres dimensiones, tres rectas perpendiculares entre sí, y una proyección en dos dimensiones.
Toda recta es, en realidad, transparente, pues es un objeto unidimensional, y para que algo sea visible, tiene que tener por lo menos dos dimensiones. En realidad, ni siquiera hace falta tinta, las que pintamos son solo aproximaciones.
Lo imposible es, ciertamente, inexistente. Por definición. Pero con conocimiento suficiente se pueden superar muchos obstáculos que parecen imposibles a la mayoría de la gente.