sábado, 14 de abril de 2018

Escandaloso caso de discriminación en la escuela catalana

Mis amables lectores saben que este humilde blog está penetrado de ironía, impertinencia y provocación, pero cuando hay que denunciar un caso de injusticia hay que dejar de lado la ironía y ponernos muy serios. Porque es muy grave lo que está pasando con la prueba de competencias básicas en Catalunya, la prueba oficial de conocimientos que todos los alumnos catalanes tienen que realizar (pero no les puntúa) al acabar sus estudios obligatorios, a los 16 años.

La prueba de matemáticas (link) es fácil, vergonzosamente fácil para alumnos de 16 años. Y algunas preguntas están mal redactadas (link), pero ese no es el problema.

La prueba consta de 31 preguntas, 28 de "tipo test" para elegir entre cuatro opciones (A, B, C y D) y sólo 3 preguntas en las que el estudiante tiene que responder redactando. Las preguntas "tipo test" valen un punto y las de redacción dos. En total 28 de los 34 puntos se obtienen por preguntas "tipo test". Pero en esta prueba no se penalizan las respuestas erróneas. Debe ser el única prueba "tipo test" del mundo en la que no se penalizan las respuestas equivocadas. Esto quiere decir que una gallina, picoteando al azar las respuestas de esta prueba, acertaría una de cada cuatro, es decir, 7 de las 28 preguntas, y por lo tanto obtendría (en promedio) un 2 en el examen (un 2.06 para ser exactos).

Pero resulta, por increíble que parezca, que los responsables de esta prueba han decidido que el "suficiente" está no el 5, no, sino en el 2.5 (Se divide de 0 a 10 en cuatro franjas, y la más baja, hasta 2.5,  se considera "mal resultado", y lo que no es "mal resultado" es considera "dominio suficiente"). Total, que el alumno alcanza la suficiencia con un 2.5, cuatro décimas por encima del nivel gallináceo.


Y yo desde aquí señalo con el dedo al Sr. Joan Mateo Andrés, el máximo responsable de estas pruebas, uno de los 56 cargos de la Generalitat  que cobra más que el presidente Rajoy (79.551,62 euros al año) (link), sí a usted, Secretario de Políticas Educativas del Departamento de Enseñanza, y le digo

¿Qué tiene usted en contra de las gallinas?

Si, usted, Presidente del Consejo Superior de Evaluación del Sistema Educativo del Departamento de Educación, doctor en Pedagogía,

¿Qué le han hecho las pobres gallinas?

¿Es que acaso no merecen también ellas superar la prueba de competencias básicas?

¿Acaso es coincidencia? Qué le costaría, digo yo, bajar cuatro décimas más  y dar por superada la prueba con un 2, el umbral gallináceo. Mire a la cara a la gallina, si es que se atreve, y dígale que no, que ella no se lo merece. ¡Es tan injusto!


Usted será doctor en Pedagogía, no se lo discuto, pero ¿Ha pensado en algún momento en las gallinas?

1 comentario:

  1. Pues esta vez estoy de acuerdo con la forma de puntuar las pruebas tipo test.
    Me explico.
    Cuando superas una respuesta sumas un punto, si lo haces mal restas uno Y si no respondes no hay cambios.
    Por tanto hipotéticamente, la puntuación global si todas son buenas sería un diez, si todas son malas sería un -10, de ahí que la nota media no sea el cinco sino el cero.
    Es absolutamente injusto, penalizar por no saber, es injutsto favorecer el silencio ante la duda, de ahí que las pruebas tipo test me parecen aborrecibles con los criterios habituales, invitan al miedo.
    Mi sugerencia, es que el examinador se moleste más en la creación de la prueba y ofrezca 5 opciones en lugar de las tres habituales y use el método comentado arriba que oscile entre la menor y la mayor puntuación posibles, porque dejar de restar cuando ya no quedan puntos por deducir es inapropiado, básicamente hace depender el éxito de la prueba del orden en que se producen los fallos y aciertos. Si al principio de la prueba respondes mal como no bajas de cero, no pasa nada si el resto suman, en cambio si respondes mal solo en las últimas estás restan de un acumulado positivo previo.
    Ante este fallo del método el profesor si que usa los números negativos durante el proceso de puntuación, pero en cambio no los considera para valorar el punto medio, que inexorablemente fija en un cinco, en lugar del cero.
    Con cinco respuestas posibles, el azar no tiene importancia, y el punto medio en cero corrige esos problemas

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