http://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2017/03/06/javier-orrico-actualmente-ensena-adoctrina/811027.html
Para los políticos actuales (todos: estatales, patrióticos o regionales) sólo existe un tipo de riqueza, la riqueza económica, la que se refleja en el Producto Interior Bruto nacional, es decir, el consumismo. El aprendizaje proporciona personas cultas, y las personas cultas son independientes y poco consumistas, y si no hay consumismo no hay Producto Interior Bruto. En este sentido las Administraciones Públicas (todas: estatales, patrióticas o regionales) están realizando un proceso de desmantelamiento integral del sistema educativo. Por primera vez en la historia la Administración pública está actuando activamente en fomentar la ignorancia y la incultura general de la población, y por ello merecerían sentarse en el banquillo del Tribunal Internacional de La Haya por crímenes contra la Humanidad.
La televisión y la prensa escrita, en su decadencia, se han convertido en auténticas armas de embrutecimiento masivo en esta guerra contra la cultura y contra el aprendizaje. Por ejemplo, el diario Ara, en su edición del 5/3/2017, ofrece un artículo muy crítico sobre una asociación que ofrece encontrar pareja mediante aplicando técnicas de “Coaching” y “Neurociencia”.
http://www.ara.cat/societat/Obre-Barcelona-primera-Escola-Neurocientifica_0_1752424934.html
Es un artículo muy crítico, en el que estos dos conceptos, coaching y neurociencia aparecen siempre entrecomillados, y se insiste una y otra vez en que ambos conceptos son pura pseudociencia y no tienen la más mínima base científica. El diario es muy duro con esta iniciativa empresarial, que al fin y al cabo se ofrece a adultos libres, dueños de creer o no en sus teorías, y pagar con su dinero.
Pues bien, estos mismos dos conceptos, “coaching” y “neurociencia”, han invadido el espacio educativo actual sin el menor atisbo de crítica o precaución. Resulta que lo que es intolerable en una empresa que ofrece servicios para adultos libres, eso mismo lo aceptamos sin ningún tipo de reserva en la educación de nuestros niños y jóvenes, y se han incorporado sin limitación ninguna en escuelas e institutos, públicos y privados, como si fueran autoridades fundamentadas. Todo regado con dinero público.
Este mismo diario se muestra condescendiente con estos conceptos cuando se aplican a la educación, como se puede comprobar aqui o aquí.
El “coaching” y la “neurociencia”, que por lo que parece no están suficientemente legitimizadas para orientar a adultos libres en la búsqueda de pareja, actualmente se utilizan para desautorizar a todo maestro o profesor que pretenda ejercer su trabajo honradamente. Aquí el vilipendiado es el profesional docente.
La psicología, la pedagogía, la psicopedagogía, el “coaching”, la “neurociencia”, etc, etc no tienen ninguna base científica. Todos estos conceptos son las versiones modernas y actualizadas del “pensamiento mágico” ancestral: Poder mover algo con el poder de la mente. Creer que cualquier cosa se puede conseguir con sólo desearla con suficiente fuerza. Psicólogos, pedagogos, psicopedagogos, coachers o neurocientíficos actúan todos de la misma manera: chamanes, intermediarios, potenciadores, canalizadores de este supuesto “poder mágico”. Volvemos a la tribu y al taparrabos.
No dejan de aparecer voces autorizadas denunciando este atentado contra la cultura. Este mes de marzo se presenta interesante en novedades editoriales para todos aquellos preocupados en el proceso de degradación educativa que nos ha tocado vivir: Además del libro de Javier Orrico, aparecerá a finales de mes el nuevo libro de Alberto Royo, “La sociedad Gaseosa”. Siempre nos quedará la lectura. Siempre, por mal que vayan las cosas, podremos leer, aprender. Que es justo lo que estamos robando a las futuras generaciones, y por lo que algún día seremos juzgados.
Buenísimo, muchas gracias
ResponderEliminarHola Bacon. Te pido disculpas por no haber respondido ni publicado tu comentario antes. Blogger cambió la forma de notificármelos, yo no lo sabía, y pensaba que no me llegaba ninguno, hasta que hoy he descubierto que se iban acumulando en una carpeta cuya existencia desconocía. Ha sido desagradable descubrirlo porque si agradezco que alguien me lea, aún más agradezco a los que tenéis la cortesía de comentar alguna cosa que he escrito.
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