Comparemos hoy dos comparaciones, mezclemos pues cuatro conceptos: Matemáticas y música, terrorismo y patriotismo.
En primer lugar, tomemos la cita del gurú de la pedagogía catalana Anton Aubanell en un especial de educación matemática del diario Ara del 10/7/2016:
“[..]‘Les matemàtiques sovint es confonen amb les fórmules’, diu Aubanell, que considera que en un simple joc a vegades hi ha més matemàtica que en una pissarra plena d'integrals. ‘Jo ho comparo amb la música, pots gaudir-ne molt i no saber llegir una partitura’[...]”
(“[..] ‘Las matemáticas a menudo se confunden con las fórmulas’ dice Aubanell, que considera que en un simple juego a veces hay más matemáticas que en una pizarra llena de integrales. ‘Jo lo comparo con la música, puedes disfrutar mucho y no saber leer una partituta’)[...]”
Nuestra ignorancia en matemáticas puede ser tan grande como nuestra ignorancia en música, y disfrutar tanto o más. La futura República Catalana independiente nacerá con la cartilla neoliberal bien aprendida, perfectamente integrada en el mundo globalizado de la OCDE y su política educativa de “competencias básicas”. En una Cataluña independiente plenamente identificada en su papel de potencia turística y geriátrica mundial no habrá sitio para “pizarras llenas de integrales”, ni las “fórmulas”. Dentro del libre mercado neoliberal internacional, deberemos orientar y orientaremos nuestra educación a los “simples juegos” y al “disfrutar”. Que los (nuevos) amos especuladores mundiales encuentren en Catalunya la mejor relación calidad-precio en camareros y servicio de habitaciones.
En segundo lugar tomemos otra cita, de ayer mismo, del ministro de Asuntos Exteriores español, Jose Manuel García-Margallo, en el diario “El Español”:
“[...]ha advertido hoy de que el ‘desafío soberanista’ de Cataluña es el ‘más importante’ que enfrenta España, ya que ‘de una crisis se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible’[...]”
Nos plantea el Sr. Ministro una terrible comparativa a los españoles, entre el dolor físico de la agresión terrorista y el dolor metafísico de la ruptura de España. Y tiene él clara la jerarquía de dolores, yo en absoluto. A mí me falta información, no especifica el Sr. Ministro cuando se refiere a la “superación del ataque terrorista” si se refiere a sí mismo como ministro dando el pésame a los familiares de los fallecidos (han matado a un hijo suyo pero lo superará, España permanece unida), o en la hipotética tesitura de enfrentarse a la muerte de un familiar cercano suyo (han matado a un hijo mío, pero lo superaré, España permanece unida), o incluso como español genérico viendo la noticia por televisión o los diarios. ¿Y si el trozo fuera pequeño, como la isla de Peregil? ¿O un trocito especialmente feo, como el centro urbano de Ciudad Real? Demasiadas incógnitas para un tema tan serio.
Entre una Catalunya que mira a un futuro glorioso de la ignorancia (y muy insistentemente una ignorancia matemática) y una España obligada a recuperar y actualizar el discurso patriótico-dramático del 98 ante la irremediable próxima independencia de Cataluña, yo propongo recuperar la figura de José Echegaray (1932-1916).
Su pasión por las matemáticas le proporcionó una sólida carrera profesional como ingeniero de puentes y caminos y una encomiable faceta de divulgador de la ciencia. Su compromiso público le impulsó a estudiar ciencia económica llegando a ser ministro de Hacienda, y por si fuera poco, su amor por el teatro le proporcionó una reputada fama como dramaturgo y el premio Nobel de Literatura en 1904.
“[...]Las matemáticas fueron y son una de las grandes preocupaciones de mi vida; y si yo hubiera sido rico, o lo fuera hoy, si no tuviera que ganar el pan de cada día con el trabajo diario, probablemente me hubiera marchado a una casa de campo muy alegra y muy confortable, y me hubiera dedicado exclusivamente al cultivo de las Ciencias Matemáticas. Ni más dramas, ni más argumentos terribles, ni más adulterios, ni más suicidios, ni más duelos, ni más pasiones desencadenadas, ni, sobre todo, más críticos; otras incógnitas y otras ecuaciones me hubieran preocupado.
Pero el cultivo de las Altas Matemáticas no da lo bastante para vivir. El drama más desdichado, el crimen teatral más modesto, proporciona mucho más dinero que el más alto problema de cálculo integral; y la obligación es antes que la devoción, y la realidad se impone, y hay que dejar las Matemáticas para ir rellenando con ellas los huecos de descanso que el trabajo productivo deja de tiempo en tiempo[...]” ("Recuerdos", 1917)
Para Echegaray los tres grandes males de España son la ignorancia, la indisciplina y el patriotismo melodramático de zarzuela. Y no dejó jamás de denunciarlos, con el ejemplo de su impresionante vida personal, profesional y política, y en sus discursos.
En su famoso discurso de incorporación a la Real Academia de ciencias exactas, físicas y naturales, en 1866. Un discurso durísimo, muy polémico en su momento, en un exhaustivo y pomposo repaso a los grandes matemáticos universales para denunciar "por ausencia", machaconamente, el desprecio español por la matemática pura.
“[...]Amarga, tristísima verdad, bien lo conozco y lo siento; pero gran verdad también, y fuerza es repetirla para que perdamos ilusiones halagüeñas, que sólo pueden servir para hacer el mayor daño. Angustiosas reflexiones se agolpan a mi mente al recordar este nuestro lastimoso atraso, y atraso crónico, en uno de los ramos del saber que más glorias han dado a la época moderna, y que tano contribuye a vigorizar las más nobles facultades del alma; al ver como pasa uno y otro siglo, el XVI, el XVII, el XVIII, y ni un solo geómetra español aparece, no ya en primera línea, que fuera mucho pedir para tan gran postración, pero ni aún en segunda siquiera; como si viciada esta raza durante siglos enteros, necesitáramos siglos también para arrojar el virus que en nuestra sangre inoculara una generación ciega y fanática[...]
[...]Yo he tenido que referir la historia de las matemáticas allá, para probar que no la hay aquí; y para probarlo, señores, con la elocuente voz de los hechos, demostración ruda pero firmísima, contra la cual se estrellan impotentes, sofismas, alharacas y declaraciones, he necesitado buscar la filiación de cada verdad, el origen de cada teoría, el nacimiento de cada idea, el autor de cada descubrimiento, y después los hombres que desarrollan y perfeccionan aquellos descubrimientos y teorías, formando de esta suerte la ciencia moderna en toda su magnífica riqueza; y he necesitado de todo esto para poder decir sin remordimiento y sin temor: la moderna ciencia matemática nada nos debe: no es nuestra; no hay en ella nombre alguno que labios castellanos puedan pronunciar sin esfuerzo[...]”
En su discurso "de la fuerza de las naciones" de 1898, sobre las verdaderas causas de la derrota española en Cuba y Filipinas:
“[...]Una nación que cultive la ciencia, y al cultivarla la posea desde sus más elevadas regiones hasta sus regiones más modestas, desde la ciencia pura hasta las aplicaciones industriales, desde el ideal abstracto hasta la práctica positiva; una nación que trabaje y que acumule trabajo, y que se enriquezca y que acumule riquezas en forma de capital, que es la más poderosa palanca de la civilización, será una nación fuerte y poderosa y duradera en la Historia si además posee otra tercera cualidad, de que os hablaré luego [el sacrificio espontáneo de cada individuo de su propio derecho en aras del deber común].
En cambio, una nación ignorante y una nación perezosa lleva sobre sí su sentencia de muerte. Por más que varíe de organización, o que las agote todas, ni encenderá la idea en los cerebros, ni dará vigor a los músculos. Cambiará de postura en el lecho, pero será lecho de muerte. Aquí voy a formular una pregunta relacionada con nuestras tremendas catástrofes; que por más que me esfuerce en discutir fría y desapasionadamente sobre cuestiones generales y abstractas, la triste realidad y el amor á la Patria se me imponen y me obligan á mirar de continuo el mismo pavoroso problema. Y la pregunta es ésta: ¿Quién creéis que nos ha vencido en la pasada insurrección y en la pasada guerra?
No nos han vencido los hombres. Y no es esto inútil alarde de patriotismo o insustancial fanfarronada; pero en justicia puedo decir, porque es justicia que todo el mundo nos hace, que en tierra y en mar, entre las olas y en las trincheras, han sabido morir nuestros hombres; soldado ante soldado, hasta nuestros mayores enemigos respetan á los nuestros.
Quien nos ha vencido— y esto sí que me parece axiomático han sido la Ciencia y la riqueza. Máquinas de guerra perfectas y poderosas; caparazones de hierro que no podíamos romper; grandes maquinistas y grandes ingenieros; una experiencia en el tiro que es, en cierto modo, ciencia y trabajo acumulados, y — si me permitís la palabra— capital balístico; y, por otra parte, artillería de tierra como no teníamos nosotros, y en el sitio del combate, triple o cuádruple masa de enemigos.[...]
[...]Los hechos son como son: son tristes, son brutales, pero son indiscutibles : la ciencia, una ciencia superior á la nuestra— no hay que negarlo;— la industria, ramificación de la Ciencia pura, una de las primeras industrias del mundo; la riqueza, una riqueza abrumadora, un capital inmenso: tales son los elementos contra los cuales hemos luchado y por los cuales hemos sido vencidos.[...]
[...]Yo, el individualista incorregible, acuso a todos mis conciudadanos pasados y presentes, y no acuso a los futuros porque son futuros todavía, de una incurable indisciplina social, de un individualismo exagerado que esteriliza los más nobles esfuerzos y las más altas facultades.[...]”
El próximo miércoles 14 de septiembre se cumplirá el centenario del fallecimiento de José Echegaray. Una buena oportunidad para su lectura.
[...]¡Es singular cómo lo pasado, por molesto, por desagradable, por triste que haya sido, se transforma a través del tiempo en algo simpático y poético! No hay prosa que después de cincuenta años no se convierta en poesía. No hay cacharro viejo que en el transcurso de los siglos no se convierta en creación artística. Tómese al ser más estúpido de los que hoy nos rodeaan y, si pudiera conservársele con vida hasta dentro de quinientos años, sería el hombre más interesante de la nueva raza.[...]
Excelente, Gerard; me ha emocionado. Te habré de agradecer siempre haberme descubierto a Echegaray en su faceta de hombre patriota y amante de las matemáticas. Su teatro me interesa poco, pero su pensamiento sobre las matemáticas y el atraso español me parece ejemplar. Muchas gracias, amigo.
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