domingo, 3 de febrero de 2019

Sobre la inconsistencia lógica de la pedagogía y los caraduras en general

"El barbero del pueblo afeita a todos aquellos que no se afeitan a sí mismos"

Pero entonces, ¿Quién afeita al barbero? Si se afeita a sí mismo, se llega a contradicción, pues no puede afeitar a aquellos que se afeitan a sí mismos. Y si no se afeita a sí mismo, le tiene que afeitar el barbero, que es él mismo.

En este sencillo chascarrillo el matemático y filósofo Russell encontró en 1918 (Link) una paradoja lógica con la que dinamitó los fundamentos de la matemática moderna, establecidos a lo largo del siglo XIX. Os ahorro los detalles, que se pueden encontrar en Youtube, pero lo fundamental es que las afirmaciones que se refieren a sí mismas llevan veneno. Sócrates podrá ser hombre o mortal, pero no puede ser barbero.

Solo hay dos maneras de superar este conflicto: O bien todos los hombres dejan de afeitarse a sí mismos y pasan por la barbería, pues la frase "el barbero afeita a todo el mundo" no presenta el menor problema lógico, o bien el barbero debe salir del pueblo.

Los pedagogos enseñan a los profesores que no se enseñan a sí mismos, que han perdido la facultad del aprendizaje, los pobres desgraciados. Pero entonces ¿Quién enseña a los pedagogos? ¿Cómo narices aprenden? No se pueden enseñar a sí mismos, porque entonces serían autodidactas, es decir, serían su propia contradicción... Pero entonces necesitan acudir los pobres miserables al consejo de los pedagogos, de ellos mismos, ¿pero no habíamos dicho que no?

Sueñan las pulgas con comprarse un perro, y sueñan los pedagogos con dominar el mundo educativo (y lo están consiguiendo), pero mientras existamos profesores que nos neguemos a ser afeitados, los pedagogos no podrán estar en el pueblo.

¡Y bien que les va a los pedagogos fuera del pueblo!, Sin pisar un aula, deciendo las chorradas más descomunales, libres de cualquier atisbo de rigor  lógico. Pegagogos convertidos en peda-gogós mediáticos, ¡oh la sagrada pedagogía!, que te permite decir una cosa y la contraria, los encontramos cada día en la prensa: Matemáticos metidos a pegagogos («las matemáticas del instituto son muy diferentes de las de la Universidad» decía aquella), filósofos metidos a pegagogos...

¡Incluso cocineros metidos a pedagogos! Un fuerte aplauso para Ferrán Adriá, con su proyecto "Sapiens", con sus propias palabras, es “[...]un guirigay tridimensional" basado en el "conocimiento 'linkado" y la "decodificacióun taxonómica". "Un 'software' que te pones en la cabeza y tú definirás la intensidad con la que quieres aplicarlo", aunque a la vez se trata de un 'work in progress...'. (link) Tú di que sí, majo, ole tus huevos deconstruidos, tienes toda mi solidaridad, nosotros los charnegos catalanes también tenemos derecho a pillar cacho y vivir del chollo. 



Todo cabe en la olla podrida de la pedagogía, y si nos ponemos en plan libertario ya es la hostia, the limit is the sky. Un amigo argentino, preocupado como nosotros por la educación, me pasa este "meme" de un tal Baradel, líder sindical de los docentes argentinos:



Se acaba el tiempo de los hombres libres, de los que se afeitan a sí mismos.. Yo seguiré afeitándome con el cuchillo, como John Wayne.

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