Se acaba de celebrar la prueba de oposiciones para el entrar en el cuerpo de profesores de secundaria, y la Generalitat externalizó la supervisación a la empresa Cegos por 1.5 millones de euros, y esta empresa, a su vez, subcontrató a la ETT Randstad los supervisores por 50 eurillos el jornal. ¡Así se gana el dinero!
¡Imagínate el cuadro! Una bola de chavales vigilando la prueba de los que, en muchos casos, habían sido sus mismos profesores unos años antes.
Y estos chiquillos aplicaron, claro está, los paradigmas evaluativos por ellos recibidos, que son dogma de Cataluña desde hace años:
La coevaluación: Los examinados hablaban entre ellos tranquilamente, entre pupitre y pupitre, bien pegaditos...
La autoevalución: [...]Exámenes en la mesa sin ninguna vigilancia[...]"
La atención a la diversidad: Los examinados marchaban al lavabo y volvían sin ningún control (¡Naturalmente, después de seis horas esperando!)
La atención al bienestar emocional: "[...]Contradicciones y risas de las personas que leían las instrucciones de los exámenes, es decir, los contratados por la ETT subcontratada por Cegos[...]" 'Qué alegres!
Naturalmente, si ha habido conflicto y se habla de fracaso es porque la masa de profesorado no está capacitada para entender qué es la evalución moderna, y todavía pretende ser evaluada con parámetros rígidos, propios del siglo XIX. La mayoría del profesorado no está todavía al nivel de un sistema educativo del Siglo XXI...
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