domingo, 30 de diciembre de 2018

La ínsula de Barataria y los hijos de puta

Don Quijote no se burla de Sancho Panza cuando le promete la ínsula de Barataria, tampoco lo hace Cervantes, los únicos miserables son el conde y la condesa, urdidores del engaño al que someterán al bueno de Sancho.

En el esperpento del "procés", el diálogo entre el mosso d'escuadra (policia) y el agente rural es antológico:

- ¿Tú no eres funcionario como yo? Pues no defiendas a estos hijos de puta.
- Yo defiendo la República.
- Qué república ni qué cojones... La República no existe, idiota.

Todos somos idiotas en esta historia, todos somos Sanchos, todos somos Don Quijotes. Todos tenemos ideales, y todos intentamos ser razonables.

Pero los verdaderos hijos de puta no aparecen, son los que quedan entre bastidores, como las ladillas entre los pliegues de las sábanas de un burdel. Son los que se ríen de todos nosotros, los que mueven los hilos, los que saben que todo es mentira, los que enfrentan a policías y ciudadanos en su juego miserable del poder. Los "de arriba", los que siempre han estadoy estarán, pase lo que pase, arriba. Ellos, no Don Quijote, ni Cervantes, son los que se inventan Baratarias y Repúblicas.

En el sistema educativo pasa lo mismo. Nosotros, los Sancho Panza de la educación tradicional nos reímos de los Quijotes de la "nueva educación" y sus disparates, y ellos se ríen de nosotros, porque nosotros somos Quijotes para ellos, anticuados, esclavos de caducos idealismos.

Y mientras tanto, los condes y las condesas del sistema educativo se ríen de todos nosotros, bien posicionados en el poder, en sus cargos medios, los "gestores del cambio", los líderes educativos, los gurús de la pedagogía, desmantelando el sistema educativo desde dentro, moviendo los hilos para enfrentarnos los unos con los otros, los muy hijos de puta.



Feliz Navidad a todos.

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