La buena noticia es que son guerras simbólicas, que las balas no son reales sino conceptuales, que los bombardeos son noticias y la metralla sólo mata las razones. Algo hemos avanzado en cien años.
La mala noticia es que el principal campo de batalla es el terreno educativo, sistemáticamente bombardeado por los ambos bandos. A este paso, cuando la guerra acabe no quedará piedra sobre piedra.
La guerra Este-Oeste por la independencia de Catalunya.
El bando Oeste, después de perder la batalla de la Reforma Educativa Wert de renacionalización del sistema educativo, y lejos de aceptar su derrota, pretende avanzar en el llamado “Pacto por la educación”.
Y el bando Este contraataca con el proyecto “Ara és Demà” de reforma integral del sistema educativo catalán, para hacerlo aún más incompatible si cabe con el español.
El bando Oeste sorprende a todos con una nueva ley que permitirá a los alumnos que acaben la ESO con asignaturas suspendidas obtener el título y entrar en el bachillerato. Hace unos años España se comprometió con Europa en bajar el nivel de fracaso escolar, y recibió 800 millones de euros de fondos europeos en dicho concepto. Por lo que se ve, la solución “a la española” para no devolver los millones (que ya están más que gastados) es simple: Aprobar a los suspendidos.
Y por La Vanguardia nos enteramos (porque los profesores catalanes nos enteramos de las normativas educativas por La Vanguardia) de que el bando Este contraataca con una nueva legislación para el próximo curso con la se acaban las asignaturas y las evaluaciones. Un sistema educativo basado en “competencias”, la bomba atómica de la educación. La arma de destrucción masiva del aprendizaje. Si no hay asignaturas no puede haber suspensos. Qué gran idea.
La guerra Derecha-Izquierda.
De la entrevista del diario Público a Bob Jessop (muy recomendable, por cierto) http://www.publico.es/opinion/renovacion-pensamiento-gramsci-entrevista-bob.html
“...La distinción derecha-izquierda es una metáfora espacial, unidimiensional y convencional, inspirada por la localización de los escaños en las asambleas legislativas francesas tras la Revolución de 1789, lo cual apenas sugiera que pueda tener relevancia hoy...”
“...En general, mientras que la derecha es la corriente política asociada con los intereses de las clases explotadoras y las élites dominantes, la izquierda se halla más orientada hacia los intereses de la clase trabajadora y otros grupos subalternos explotados...”
“...La derecha defiende típicamente los poderes, privilegios y prerrogativas consolidados, que se hallan ligados a la detentación de la propiedad privada (especialmente de los medios de producción), las formas tradicionales de autoridad y las formas de exclusión social basadas en jerarquías de estatus institucionalizadoras...”
Pues bien, la izquierda, al menos una cierta izquierda “progre” más dañina que el antrax, toma esta metáfora y la aplica al sistema educativo. Impone una concepción del aprendizaje como una manifestación más de esta lucha contra el poder de los “opresores”: El aprendizaje, entendido como tesoro de conocimientos que el profesor acumula, trasmite al alumno de forma ordenada y evalúa de forma objetiva, sería una manifestación más de la opresión de la clase burguesa sobre la clase trabajadora. Esta identificación penosa es la base de la “nueva educación”, que en la práctica ha supuesto la destrucción del sistema educativo como ascensor social para las clases trabajadoras.
Los ejemplos de delirio mental de la “nueva educación” son maravillosamente quijotescos. Por ejemplo, en el diario ABC del 28/4, el Ministerio de Educación busca un sinónimo de “aprobado” para aquellos alumnos que obtendrán el título de ESO sin haber aprobado todas las asignaturas. Al final gana el término “cumple con los requisitos”. La representante de Comisiones Obreras se manifiesta sobre dicho término, dando su beneplácito. Leamos:
“...Y Carmen Heredero, representante de la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, considera que el término es «válido» porque se aplica a todos los alumnos que finalizan la ESO, es decir, «no supone un señalamiento o discriminación para aquellos que suspenden dos asignaturas o sacan menos de 5. En caso contrario, sí hubiera objetado el término». Sin embargo, cuenta, durante las reuniones del Consejo Escolar con el Ministerio, CC.OO manifestó su «temor» a que el término supusiera un desprestigio para algunos alumnos...”
¡Oh, sí! Evitemos a toda costa el señalamiento o discriminación de los que suspenden la educación básica y aún así pretenden entrar en el Bachillerato. Nada menos que la representante de un sindicato “de clase” convencida que las clases burguesas están temblando de miedo al ver cómo los bachilleratos de las escuelas (públicas, naturalmente) se llenarán de alumnos sin los conocimientos básicos necesarios, que los valores del esfuerzo son erradicados de las escuelas e institutos. Lo peor de todo es la certeza de que individuos como Carmen Heredero realmente piensan lo que dicen, que no están sobornados ni comprados por los poderes económicos. Son la mejor izquierda que jamás hubiera podido soñar la derecha.
La guerra neoliberal.
¿Debe el sistema educativo adaptarse al mercado laboral, o debe ser independiente de éste?
Recientemente la multinacional Amazon ha construido un nuevo almacén en Catalunya. Todos los medios de comunicación se han apresurado a mostrarlo como un ejemplo de inversión en tecnología. El conseller Oriol Junqueras no ha dudado en asistir a la inauguración, aparecer en todas las fotos y bendecir el acto como ejemplo magnífico del futuro empresarial catalán.
A nadie parece importar que todos y cada uno de los paquetes que pasarán por este inmenso almacén son productos que ya no pasarán por la tiendas habituales, con la consiguiente destrucción masiva de puestos de trabajo. Y todo a mayor beneficio de una multinacional que tributará sus impuestos en Irlanda o en cualquier otro paraíso fiscal.
Pero lo más espectacular tecnológicamente de estos nuevos almances ha tardado unos días en llegar. Les presento, si es que no lo conocen, “Amazon Robotics”, el futuro laboral que nos espera:
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