Hace unos años, cuando Finlandia se puso en cabeza en la clasificación de las pruebas PISA, el "modelo finlandés" pasó a ser el modelo del éxito educativo. Un modelo basado en la figura del profesor, un profesor más trabajador que nosotros, más atento, más profesional, mejor preparado, más dedicado, más flexible... y porqué no decirlo... mucho más guapos que nosotros. El modelo de profesor finlandés se convirtió en una auténtica obsesión para los pedagogos y líderes educativos.
Como en el chiste aquel del niño que pedía un tampax a Papa Noel porque aunque no tenía ni idea de lo que era había oido que con uno podías nadar, esquiar, montar a caballo... Los políticos querían profesores como los de Finlandia.
...Hasta hace unos años, cuando los países asiáticos se han convertido en líderes indiscutibles de estas pruebas. En el modelo educativo asiático el centro de gravedad del aprendizaje no está en el profesor, sino en el alumno, y
esto ya no es tan "políticamente correcto", lo que nos puede llevar a
despreciar el propio sistema de pruebas PISA, como en
el siguiente artículo de La Vanguardia del 11/5/2015:
En los países asiáticos obtener buenos resultados educativos es un motivo de orgullo y honor para los estudiantes. Por ejemplo, en China, ganar una competición de problemas matemáticos nacional otorga a los estudiantes ganadores el orgullo de entrar directamente en las mejores universidades del país, directamente, sin tener que hacer la selectividad. El sistema educativo chino promueve y fomenta la competición matemática, y el resultado es que China copa desde hace años los primeros puestos en las IMO.
Aquí es un honor para nuestros jóvenes entrar en instituciones como La Masía del FC Barcelona para llegar a ser un jugador de futbol profesional, y por esto tenemos grandes jugadores de futbol, mientras que no hay apenas jugadores de futbol chinos.
Es muy sencillo, no busquemos "factores crematísticos", "la explotación de los humanos" ni "provocar alergias hasta ahora desconocidas", como en la época del Malvado Fumanchú.Y, por favor, no nos creamos con el monopolio de los "valores".
Despues de leerl el artículo, creo que hay que preguntarse: ¿Para qué se educa a los niños? ¿Para formarlos para la vida, o para presentarlos a un concurso? Las pruebas PISA según lo relatado son un concurso más. Y la importancia que se les de, depende de si estamos construyendo una sociedad, o un circo.
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