Se dice que hay que vivir el presente. Toma, claro, no nos queda otra.
Pero también se dice que hay que mirar al futuro, aquí discrepo. Yo, aquí, me opongo.
Porque, digo yo, habrá que mirar al futuro en época de prosperidad, cuando se va hacia arriba, pero cuando nos toca vivir una época de decadencia como esta, cuando todo va hacia abajo, lo conveniente es dar media vuelta, y mirar al pasado. Lo que pasa es que no estamos acostumbrados, y al principio cuesta, se necesita práctica, pero vale la pena.
Porque nos encontramos con un pasado lleno de prosperidad, dejamos atrás un devenir decadente, y aparecerá ante nosotros un "devenido" esplendoroso.
¡Sigue mirando! Más y más lejos, Verás el glorioso Renacimiento, perderás de vista el "Refallecimiento" que te esperaba.
Llegarás hasta la espléndida Grecia. Y redescubrirás, si quieres, las matemáticas. Yo estos días los he dedicado al estudio de las "circunferencias de Apolonio". Pregúntale a quien quieras qué es una circunferencia, aquí y en la China, y su pulgar se clavará en el aire, como en un agujero imaginario, y su índice, bien tieso, bien estirado, trazará un arco invisible. Eso es una circunferencia: Los puntos equidistantes a un centro dado. Pero en el siglo III antes de Cristo, Apolonio, por primera vez en la Historia, encontró una forma alternativa: Son aquellos puntos cuyas distancias a dos puntos fijos del plano (llamados "focos") están en razón constante: PA/PB=k. Y así nacieron las cónicas. ¡Ah, las cónicas! esas figuras matemáticas que nos han acompañado a lo largo de más de 2000 años. Que van y vienen: En momentos de prosperidad se redescubren, en momentos de decadencia como éste, se pierden.
En Catalunya hace décadas que las cónicas fueron desterradas del sistema educativo. Y ahora empiezan a llegar, claro, los primeros profesores de matemáticas que ya no saben qué es una cónica. ¡Estamos en un momento histórico! Ya queda poco para perderlas del todo (las perdemos si miramos al futuro, pero las encontramos si miramos al pasado, no sé si me explico).
Los matemáticos huyen de la carrera docente, y los filólogos, y los filósofos, cualquiera que tenga la más mínima alternativa profesional. Ensenyament ha abierto la puerta, y ya entra cualquiera como profesor de matemáticas. Ni siguiera se les exige tener el "CAP", un curso de mierda pero curso al fin y al cabo.
Y hablando de "exigir", ayer me enteré por el Periódico de Catalunya (link) que en la nueva República Catalana me hubieran dado seis meses para renunciar a ser español para seguir siendo funcionario. En eso sí que son muy "exigentes".
"...Además, la norma básica de la nueva república impondría, según los papeles incautados, a todos los funcionarios la obligación de elegir una sola nacionalidad, y les daría seis meses para decidir si ejercer en Catalunya como ciudadanos catalanes o no serlo, pero tampoco ejercer..."
Decadencia, pura decadencia. Se impone mirar al pasado. Y cerrar el puño en alto, y levantar el corazón, bien tieso, bien estirado, como clavándolo en un agujero imaginario.
(Nota: Las circunferencias de Apolonio eran conocidas mucho antes de Apolonio, como el teorema de Pitágoras era conocido mucho antes de Pitágoras. Me tomo una licencia narrativa.)
Bravo, Gerard. Que no decaiga.
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