domingo, 20 de septiembre de 2015

Neoliberalismo contra la escuela (PISA)

Leemos en “El Periódico de Catalunya” del 26 de Agosto del 2015, en la presentación del nuevo currículum de Secundaria catalán:

Irene Rigau (Consellera de Ensenyament): “Los nobres de las asignaturas son casi los mismos y apenas cambian los horarios y los temarios. Lo realmente nuevo en este decreto es el cambio de modelo metodológico que plantea[...] que se rige por el principio competencial que recomienda la OCDE[...]”.

Es curioso que una nación como Catalunya, que en estos momentos se encuentra en pleno debate de reivindicación soberanista, supedite su modelo educativo a una institución internacional como es la OCDE, de la que, por cierto, sabemos tan poco.

En esta “adaptación a la OCDE” el concepto clave es “competencias básicas”. Todo el nuevo currículum gira entorno a las “competencias básicas”. Ya no se estudian contenidos, sino competencias. Se aborrece de forma radical el objetivo clásico de la educación, la acumulación de saberes, para formar individuos “competentes”, aceptando el dogma neoliberal de que en el futuro “los individuos ya no serán remunerados por lo que saben, sino por lo que saben hacer”.

Las “recomendaciones de la OCDE” giran entorno a su producto educativo estrella: Las pruebas PISA. Estas pruebas, que la OCDE desarrolla cada tres años desde el 2000 en más de 65 países de todo el mundo se han convertido en el referente mundial de evaluación y comparación internacional de sistemas educativos.

El libro de Julio Carabaña “La inutilidad de Pisa para las escuelas” es un estudio crítico de estas pruebas y a las políticas educativas que pretenden utilizar PISA como instrumento de mejora de sus sistemas educativos.En el capítulo 4 de este libro el autor analiza el concepto clave de las pruebas PISA: la palabra inglesa “Literacy”.

Literacy sería lo que en español entendemos por Alfabetización.Ahora bien, la palabra “literacy” permite estar acompañada por una serie de complementos que su equivalente español “alfabetización” no permite: Podemos hablar de  literacy (lo que entendemos por alfabetización, es decir, la capacidad de un individuo para entender un texto), pero también permite la “numerical literacy” que sería la capacidad de un individuo para entender mensajes numéricos, que en español se podría traducir por “alfabetismo numérico”. Así podríamos hablar de “analfabetos numéricos”, que serían aquellas personas que son incapaces de entender documentos con gráficos, fórmulas, tablas numéricas, etc...

Las posibilidades del concepto inglés “literacy” son infinitas, permitiendo por ejemplo hablar de “digital literacy”, es decir, de las capacidades de las personas para poder entender mensajes dentro de canales informáticos.

Es el concepto inglés “literacy” el que se traduce en español por “competencias”.

La OCDE declara desde el primer momento que su objetivo no son los saberes, todo aquello que se ha aprendido, sino la capacidad de los estudiantes para poder aplicar estos aprendizajes a situaciones de la “vida real”:

La evaluación directa del conocimiento y destrezas al final del periodo de educación básica permite al proyecto OCDE/PISA examinar el grado de preparación de los jóvenes para la vida como adultos y, hasta cierto punto, analizar la efectividad de los sistemas educativos. La meta del proyecto consiste en la evaluación del rendimiento de los sistemas educativos en relación con sus objetivos subyacentes (tal y como los define la sociedad) y no en relación con la enseñanza y aprendizaje de un cuerpo de conocimientos. Esta medición de los resultados auténticos es necesaria si se pretende animar a los centros y a los sistemas educativos a centrarse en los retos actuales (OCDE, 2000:24)

A la OCDE le importa un rábano lo que saben o dejan de saber los ciudadanos, y así lo manifiesta sin ningún tipo de pudor. Lo que analiza es el grado de capacidad de aplicación de estos aprendizajes a la “vida real”.

Y aquí llegamos al “corazón de la bestia”: ¿qué entiende la OCDE por “vida real", por "retos actuales"?

No podemos dejar de tener en cuenta que en la OCDE la “C” no es de “cultural”, ni la “E” es de educativa, ni la “D” es de democrática. Estamos hablando de una organización de un marcadísimo carácter económico, capitalista, neoliberal, cuyo objetivo es buscar la máxima competitividad laboral en un contexto de globalización internacional.

Llegados a este punto es imposible permanecer “neutros”. Cualquier paso en el estudio de las pruebas PISA nos lleva inexorablemente a aceptar que para la OCDE el aprendizaje, entendido en su forma “clásica” de acumulación de saberes es no solo inutil, sino ya manifiestamente perjudicial para el futuro laboral de nuestros jóvenes, que la escuela debe abandonar su pretensión de llegar la cabeza de los jóvenes de contenidos y saberes, pues estos son considerados auténticos “lastres” mentales.

Un sistema empresarial que pretende trabajadores "alfabetizados" pero incultos. ¡Pero si esto es más viejo que el cagar sentado! ¿Acaso no era el sentido del sistema educativo precisamente luchar CONTRA semejante pretensión?


Hay que remarcar que no estamos hablando en ningún momento del clásico debate sobre contenidos teóricos vs. contenidos prácticos. En un gag de la serie “Big Band Theory” encontramos a un ingeniero, dos físicos y un astrónomo que van en un coche. El coche se para. Todos conocen perfectamente como funciona un motor de explosión de un automóvil, pero ninguno tiene la menor idea de como arreglarlo.


Es obvio que una de las decisiones más importantes que una persona debe asumir en su vida es qué estudiar, y si sus futuros aprendizajes serán teóricos o culturales (y mal remunerados), o más bien prácticos, aplicados (y bien remunerados). ¿Un buen nivel cultural o una buena nómina a fin de mes?

Pero este no es el debate que plantea la OCDE. La OCDE da por muerta cualquier posibilidad de alternativa, de reivindicación de la cultura por la cultura. Se puede aprender una cosa u otra, pero dejar de aprender, aprender menos, ser más ignorante, es un camino que no lleva a ningún lado. Axiomas educativos como el “aprender a aprender” son puras tautologías lógicas: no te puedes comer tu propio hambre.

Pero pongámonos en el "mejor" de los escenarios: aceptemos por un momento las pretensiones de la OCDE y todas sus “recomendaciones”, y lancemos todas nuestras pretensiones culturales a la hoguera de las vanidades de la productividad empresarial. Convirtámonos en el “capital humano” que pretenden los empresarios. ¿Realmente la OCDE va a garantizar una buena posición económica para nuestros jóvenes? ¿No son acaso estos mismos expertos los que han sido incapaces de preveer ninguna de las crisis económicas que han sucedido en los últimos años?

Si estos pretenciosos gurús de la OCDE no aciertan en sus pomposas “recomendaciones”, nos encontraremos en el futuro con una sociedad con tanto paro y precariedad laboral como ahora... y con un nivel cultural penoso. ¿a quién exigiremos responsabilidades? A ellos seguro que no.

Por increíble que parezca, al mismo tiempo que el empobrecimiento cultural de nuestra juventud es cada vez más notorio, los currículums se van reduciendo más y más, se eliminan de la enseñanza más y más asignaturas “humanísticas”, y las asignaturas que permanecen están sometidas a una terrible presión para adaptarlas sólo a “situaciones reales”, es decir, desproveerlas de todo contenido propio 





Finalmente, el experto en educación E. D. Hirsch desarrolló en los años 50 el concepto de "cultural literacy", para reivindicar el conjunto de saberes que todo individuo ha de atesorar para poder ser un ciudadano de pleno derecho. El círculo se cierra y volvemos a la necesidad de atesorar conocimientos, y la escuela como el mejor sitio para recibirlos.

domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Quién mató a Descartes?

Estos días circula por la red un vídeo promocional de la plataforma Descartes invitando al profesorado a utilizar sus materiales educativos.



Una de las características de esta red es que sus materiales pueden ser utilizados de forma “online” pero también pueden ser descargados en el disco duro para su utilización sin necesidad de conexión a internet:



Esto es una muy buena señal, pues significa que para los desarrolladores de esta plataforma la prioridad es la difusión del conocimiento y no la protección de los contenidos contra posibles usos ilegítimos. Pensemos que uno de los motivos del fracaso de la plataforma digital catalana Educat1x1 fue la exigencia de las editoriales para que sus contenidos fueran en todo momento accesibles únicamente on-line, en “streaming” (para evitar el riesgo de copias no autorizadas), lo que implicó la instalación de redes ADSL en cada aula escolar para poder soportar el absurdamente inmenso flujo de datos que semejante medida implicaba. Al final, resultó que para poder enseñar a los niños catalanes de 12 años las fracciones, se necesitaba un volumen de datos mayor que el necesitado por el acelerador de partículas del CERN en Ginebra para encontrar el bosón de Higgs.

Lo que no todo el mundo sabe es que esta encomiable iniciativa “Descartes” se desarrolla de forma altruista por un equipo de voluntarios, sin ánimo de lucro, utilizando los materiales de la antigua plataforma “Descartes” desarrollada por el Ministerio de Educación español desde 1998 hasta el 2013.

En las redes sociales apenas he podido encontrar la siguiente información al respecto:

EL PROYECTO DESCARTES EN PUNTO MUERTO
El proyecto Descartes promovido por el Ministerio de Educación y que se inició en el año 1998, contribuyó y ayudó a los alumnos la comprensión de las matemáticas y que tuvieron gran éxito gracias al empleo de recursos educativos interactivos elaborados por el profesorado,
Actualmente este proyecto se encuentra en punto muerto desde el 2013 porque el Ministerio dejó de apoyar este proyecto.
Sin embargo, muchos de sus colaboradores constituyeron una asociación no gubernamental, llamada Red Educativa Descartes.
Esta red ha actualizado los materiales para que puedan ser educados en los nuevos dispositivos. Para ello han adaptado los materiales a html5 y Javascript, llamada DescartesJS, UN100. Colaboran países como México, Colombia.


No he podido encontrar ninguna información sobre los motivos que llevaron al Ministerio de Educación a abandonar el mantenimiento y desarrollo de esta plataforma de materiales educativos gratuitos.

La primera lección  de todo manual de detectives nos enseña que para encontrar el asesino, tenemos que buscar el móvil. Así pues, preguntémonos:

¿A quien beneficiaba la muerte de Descartes?

Señores miembros del jurado , permítanme ahora presentar el siguiente documento:



que es la sentencia judicial que recoge la demanda de paralización de la sociedad ANELE de empresas editoras de libros de texto escolares contra el gobierno de la Xunta de Galicia para la paralización de su plataforma digital de contenidos públicos. Un recurso que finalmente perdió ANELE, y que no tiene desperdicio. Invito a su atenta lectura, aquí dejo algunas perlas:

Sostiene ANELE:

[...]La creación de una plataforma o entorno virtual de aprendizaje (EVA) en Galicia de contenidos digitales educativos, de uso gratuito, elaborado por la propia Administración al efecto, constituye un acto contrario a la Ley de Defensa de la Competencia que distorsiona gravemente el mercado editorial, contraviene el principio general de pluralismo educativo y la libertad de empresa, toda vez que la función de la Administración no es desarrollar plataforma de aprendizaje ni elaborar textos y contenidos educativos digitales[..]

[...]La introducción de materiales gratuitos por la Administración frente a los libros digitales editoriales que hay que pagar para adquirir implica, a juicio de la recurrente, una práctica contraria al artículo 1 de la Ley 15/2007, de Defensa de la Competencia, que prohíbe toda decisión que pueda impedir, restringir o falsear la libre competencia en todo o parte del territorio nacional.[...]

[...]La introducción de materiales gratuitos por la Administración frente a los libros digitales editoriales que hay que pagar para adquirir implica, a juicio de la recurrente, una práctica contraria al artículo 1 de la Ley 15/2007, de Defensa de la Competencia, que prohíbe toda decisión que pueda impedir, restringir o falsear la libre competencia en todo o parte del territorio nacional.[...]

[...]Los Tribunales de Justicia han anulado iniciativas similares de creación de plataformas o entornos virtuales de aprendizaje que incurrían en similares defectos a los que denuncia en su recurso, citando la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 20 de septiembre de 2012, que anuló la creación de una plataforma digital para la enseñanza de Cataluña[...]

El tribunal sostiene en contra que:

[...]La actividad que se pretende desarrollar es de un indudable interés público (facilitar la incorporación de las TIC al sistema educativo, garantizando el acceso al EVA y a los contenidos curriculares de determinados cursos, sin coste para las familias), y no altera en modo alguno las reglas de la libre concurrencia[...]

[...] el contrato licitado por AMTEGA no impide a los docentes usar libros digitales distintos de los que la plataforma ofrecerá de forma gratuita a las familias, ni a éstas comprar a sus hijos otro material digital, pudiendo usarse: los contenidos suministrados por la junta en la plataforma de aprendizaje (gratuitos para las familias), los elaborados por los propios docentes en los centros educativos (también gratuitos) o los de empresas productoras de contenidos. No hay vulneración alguna del derecho a la libertad de cátedra porque el temario seguirá siendo competencia de los respectivos departamentos y la inclusión en el proyecto Educación Digital es voluntaria para los centros.[...]

Y mi párrafo favorito:

[...]Añade que la Asociación recurrente viene impugnando sistemáticamente todas las actuaciones administrativas relativas a la regulación de los sistemas de gratuidad, préstamo, reutilización o adquisición de libros de texto, con argumentos semejantes a los aquí empleados, en recursos que han sido desestimados por sendas sentencias del Tribunal Supremo[...]

Yo no tengo nada en contra de la protección de la competencia. Pero esto no es protección de la competencia. Esto es algo muy diferente. De hecho es justo lo contrario.

Todos los profesores recordamos los viejos tiempos de la guerra Microsoft vs. Linux, cuando la administración impulsó la digitalización escolar. Todos recordamos las mil perrerías que la otrora omnipotente Microsoft caviló para imponer su sistema operativo Windows (de pago) en contra de la instalación del sistema operativo Linux (gratuito). El David del desarrollo cooperativo y altruista de Linux contra el Goliath empresarial y multinacional de Microsoft. Pero jamás llegó Microsoft a la desfachatez de llevar a ninguna administración pública a los tribunales por instalar una plataforma gratuita. El final es de todos conocido: Actualmente el sistema operativo gratuito Android (basado en Linux) circula en miles de millones de dispositivos mientras que Microsoft intenta (¡y sin éxito!) regalar su Windows 10. ¿Es que los encorbatados ejecutivos de ANELE no han aprendido nada del pasado? ¿Acaso hacían novillos en ESADE el día en que el profe explicaba este caso?

El artículo 27 de la Constitución española declara explícitamente que “la enseñanza básica es obligatoria y gratuita”. Letra a letra: G.R.A.T.U.I.T.A.  Es decir que la enseñanza es un bien común que tiene que protegerse de toda dinámica mercantilista empresarial. Enseñanza gratuita no es sólo el poder entrar cada día en el edificio del colegio durante seis horas diarias sin pagar entrada. Enseñanza gratuita es también el acceso a los materiales educativos necesarios para el aprendizaje. Y implica por parte de las autoridades del desarrollo y mantenimiento de plataformas públicas de contenidos como Descartes, sin necesidad de la dedicación altruista de tantos voluntarios por la cultura, una dedicación absolutamente encomiable.

La plataforma Descartes murió por la pasividad y complacencia de la Administración pública con las presiones neoliberales y su renuncia a defender lo que es público, y afortunadamente renació en la voluntad altruista de cooperación.

domingo, 6 de septiembre de 2015

La mochila de la vergüenza

Echemos un vistazo a cualquiera de nuestros jóvenes estudiantes entrando o saliendo de cualquier instituto de secundaria.

En la mano el insustituible y imperdible teléfono móvil “smartphone”, un minúsculo aparatito que se ha convertido en el centro de su vida social (Whasap, Facebook, Twitter...), y en contenedor multimedia de infinitas frivolidades (música, vídeos...) que los jóvenes descargan y comparten una y mil veces sin coste alguno, en centro de ocio de tantísimos videojuegos y pasatiempos.

Y a la espalda, una pesadísima mochila repleta de quilos y quilos de papel: Los libros de texto.



Libros de texto que podrían estar perfectamente dentro del móvil, en cómodos archivos “pdf”, sin necesidad de ningún tipo de conexión a Internet. 

Libros de texto en papel que están en las antípodas de cualquier atención a la diversidad, con unos contenidos mediocres y pagados por los padres a unos precios absurdamente altos.

Unos contenidos educativos que las autoridades educativas podrían realizar en formato digital con un coste mínimo, para que todos los estudiantes pudieran disfrutar de una biblioteca pública digital de libros de texto, con un coste de mantenimiento insignificante.

En el futuro los historiadores analizarán asombrados este momento histórico en el que estamos para intentar comprender semejante absurdo: el porqué teniendo como tenemos a nuestra disposición las herramientas tecnológicas más avanzadas imaginables para almacenar y difundir conocimientos, arrastramos año tras año la pesada losa (la arrastran nuestros alumnos) de los libros de texto en papel. Porqué nuestros jóvenes disfrutan de forma plena de la modernidad de los aparatos tecnológicos pero sólo para el ocio, la vida privada y la frivolidad, mientras que esta misma tecnología está extrañamente expulsada de la cultura y el aprendizaje.

Para intentar comprender esta paradoja puede ser útil el documento que encontramos en la página web de ANELE, el lobby de las empresas españolas editoras de libros de texto:


Este infame documento, firmado por Santiago Muñoz Machado, nada menos que un miembro de RAE, es un ataque directo a cualquier iniciativa educativa que vaya en contra de los intereses comerciales de la poderosa industria editora española.

Este bochornoso documento nos viene a decir por las claras que el negocio de la venta y distribución anual de libros de texto en papel a nivel estatal es un pastel comercial que está por encima de todo, incluso de los intereses culturales y educativos de nuestros jóvenes, y que ANELE atacará cualquier iniciativa que vaya en su contra, todo ello con un lenguaje belicista, militarista y soberbio que da miedo:

[...]La mayor parte de estos programas militan bajo a advocación Bancos de Datos, públicos y privados[...]

[...]Cataluña inventó el programa EDUCAT 1x1, que fue derribado por la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 20 de septiembre de 2012[...]

[...]Iniciativas distintas y todavía más asombrosas están siendo los intentos de las propias Administraciones autonómicas de crear ellas mismas libros digitales[...]

[...]La resistencia al cambio de libros en el curso 2014-2015 por algunas comunidades autónomas[...]

[...]El último y asombroso frente de resistencia de las Administraciones educativas, y de alimentación del desorden[...]

En este documento, este lobby empresarial asimila las autoridades educativas como competidores empresariales:

[...]Las Administraciones educativas compiten en los mercados en términos que vulneran la legislación de la libre competencia[...]

Este documento, que, repito, está en la portada de la página web de ANELE, tiene párrafos que llegan al delirio del disparate:

[...]He pensado que no se puede idear nada más perverso para banalizar la importancia del libro que no permitir el acceso a su propiedad y obstaculizar la intimidad entre el niño y su primer compañero de aprendizaje. U obligar al estudiante a familiarizarse con un pingajo sucio y deshecho, que es imposible que se gane su afecto.[...]

Es decir: el libro es un objeto maravilloso... siempre que sea comprado, porque si no es un “pingajo sucio y deshecho”. ¡Y lo dice todo un miembro de la Real Academia de la Lengua! ¿De qué “intimidad” habla? ¡Ni que el libro fuera un tampax! Aquí tenemos toda la retórica de un miembro de la Academia al servicio de unos intereses bastardos empresariales. ¡Qué pena!

Como profesor de la escuela pública lo que más rabia me da de este texto no es el poder que tienen estos individos para hacerse escuchar (este documento fue leído en el Senado el 22 de junio), sino la falta absoluta de protagonismo que tenemos nosotros los profesores. Sencillamente no existimos. Como si fueramos vulgares yonkis, compraremos (es decir, haremos comprar a los padres) aquello que nos digan que tenemos que comprar cuando se nos diga que lo hagamos.

Acabo copiando el último párrafo  que no puede ser más claro:

[...] perseguir un supuesto paraíso en el que todos acceden por igual a los libros, pero sin respetar los derechos de autor y desmontando una industria cultural varias veces centenaria. Y todo ello, menospreciando la legalidad. Es posible que una revolución así pueda hacerse, pero habría que medir exactamente la legalidad, los métodos con los que se aplica, y la situación económica y social a la que conduce[...]

En otros países como Italia las editoriales están obligadas por ley a ofrecer la versión de todos sus libros en formato pdf. Y no pasa nada. Aquí parece que son las editoriales las que dictan la ley, o pretenden hacerlo.