domingo, 14 de junio de 2020

La verdad sobre Eduard Vallory

Nunca como ahora se había hablado tanto de educación. Las redes sociales no dan abasto, se  debate incesantemente sobre el modelo educativo que debemos seguir durante y después del confinamiento.

Mal camino.

¡Profesores de España, parad!
¡Docentes españoles, no sigáis por ese camino!

Volved a vuestros habituales quehaceres:
Que el músico no deje la guitarrita
Que el filólogo no abandone a Quevedo
Que el biólogo no deje de hacer modelos de plastelina

No salgáis del paraiso de los saberes concretos.
No os perdáis por los saberes generales
No mordáis la manzana del bien y del mal.
No queráis saberlo todo.

Anoche me pasé hasta las tres de la madrugada resolviendo un problema de combinatoria de cuatro embajadores y sus cuatro consejeros, que tienen que sentarse alrededor de una mesa redonda de 12 asientos. No te miento, lo puedes encontrar en la página 17 de este dossier. Nunca hasta ahora había comprendido cómo soy de afortunado por poder hacerlo. Pero en otro tiempo yo me interesé por la educación.

En Cataluña se da la mayor densidad de expertos educativos por kilómetro cuadrado de todo el mundo. Y por encima de todos sobresale la figura magnífica de Eduard Vallory, el iluminado, el luminoso, the chosen one, el guía espiritual de todos nosotros. El que, sin haber pisado en su vida un aula de instituto, atesora todas las claves de la educación del siglo XXI, nos muestra el camino.

Resulta, yo te explico, que nosotros los profesores "tradicionales" somos como los caracoles, que arrastramos un pesado caparazón de conocimientos. El educador del siglo XXI debe ser más bien como la babosa, todo músculo... ¿Pero quién soy yo para glosar la palabra del Maestro?

Yo he divulgado su palabra en este humilde blog. Y recogí todo lo que él decía, y todo lo que de él se decía.

Pues un buen día, hace unos años, me comenta un amigo –Oye, mira La Vanguardia de hoy, que sale el Vallori. Y yo entré en la web de La Vanguardia, y busqué y busqué, y no encontré nada. ¡El artículo había desaparecido!

Pero recordé que Google, además de mirar las páginas que encuentra, siempre guarda una copia de ellas ¡Y allí estaba! la noticia había sido borrada horas después de haberse publicado, pero Google había conservado una copia. Y la publiqué en mi blog, para que de Él nada se perdiera.

El artículo habla de no sé qué de una agenda Moleskine, y de todo lo que en ella estaba apuntado. Que en ella aparece el nombre de Vallory, que estaban organizando el sistema educativo de la República Catalana independiente, y que iba a ser "sin maestros funcionarios"

Pero ¿por qué La Vanguardia publicó una noticia y horas después la borró? Qué sé yo. Yo solo soy un pobre matemático.

Todo se va complicando, pero aún, dirás, somos personas preocupadas por la educación, por el modelo educativo que necesitamos.

El año pasado contactó conmigo un periodista, Juan Pablo Cardenal. Estaba escribiendo un libro sobre el "procés" independentista catalán y recababa información sobre Eduard Vallory. ¡Y contactó conmigo!

Si, como decía antes, en Cataluña se da la mayor densidad de expertos educativos por kilómetro cuadrado del mundo, tiene sentido que aparezca el fenómeno del experto en expertos educativos, ¿Y acaso soy yo un experto en Eduard Vallory?

Le dejé bien claro que yo no soy ningún entendido en política, solo una persona interesada en el modelo educativo, y le comenté mi ciber-rescate del artículo desaparecido.

Hace unos meses salió a la venta el libro. Se llama "La telaraña". Lo compré, claro, para una vez que aparezco en un libro...


El libro no habla de educación, trata de política. De cómo funciona la política en el siglo XXI. De lobistas que se venden por dinero. De exdiplomáticos europeos reconvertidos en mercenarios al servicio de cualquier causa con muchos ceros. De Consultorías diplomáticas especializadas en asesorar movimientos de autodeterminación de todo el planeta. De congresistas americanos al servicio de cualquier causa que les llene el bolsillo. De cómo funciona la ONU, un gigantesco mercado de comisiones y comisionistas al servicio del dinero. Y de la ONU a la Unesco, y de la Unesco a la Unescocat, y de la Unescocat a Vallori.

Money makes the world go round cantaba Liza Minelli.

Leo: "La ONU es un gigante burocrático que abruma y que además es difícil de definir [...] Es el lugar idóneo donde promover causas perdidas. No hay mejor escaparate que la ONU cuando se trata de vender una mercancía, la que sea, pues mucho de lo que allí ocurre tiene que ver con hacer lobby..."

Dinero, muchísimo dinero. En canapés de tortilla de patata, en ganar simpatizantes y adeptos, en Washinton, en Bruselas, en Ginebra...todo funciona a base de dinero. En política todo se compra y se vende, también el cariño verdadero.

¿Y la educación, qué fue de ella? La educación sencillamente no existe, sencillamente importa una mierda. Y esa es la verdad, la puta verdad, como diríamos en mi barrio.

Que los políticos se acercan a nosotros como aquellos señoritos que los jueves por la tarde bajaban al parque a burlarse de las criadas en su tarde de paseo.

Para una vez que salgo en un libro, es sobre el poder del dinero.

¿Qué sé yo de todo esto? Lo mejor es volver al paraiso del conocimiento concreto, de los cuatro embajadores, con sus cuatro consejeros, que se sentaban en una mesa de 12 asientos. Los embajadores en lugares pares, y al lado sus respectivos consejeros...

No hay comentarios:

Publicar un comentario