domingo, 9 de septiembre de 2018

Política mágica, educación mágica

Me tomo un café en la societat de mi pueblo. Al fondo, en la pared, el omnipresente televisor de plasma con la omnipresente TV3 mostrando el omnipresente líder independentista dando la omnipresente arrega patriòtica, muy a lo "1984". Pero esta vez es diferente, aparece Gabriel Rufián diciendo que debemos abandonar la idea del «independentismo mágico», que la independencia no se conseguirá sin esfuerzo, que no seremos independientes sin sacrificio (Link). Por fin una idea interesante, por fin algo que no ofenda a las inteligencias, que la independencia no es como cambiar de compañía de teléfono, ni como comprarse una Termomix a plazos. Bien.

Pero en el campo educativo ¡ay! estamos bajo la dictadura de la «educación mágica»: Aprender sin sacrificio, sin esfuerzo. Que si los profesores no suspendemos los chavales no se frustran, y no dejarán de aprender, y la cultura entra en ellos como la lluvia en la tierra buena.

Mientras me tomo el café hojeo La Vanguardia, y me encuentro la omnipresente entrevista al omnipresente gurú de la «nueva pedagogía» catalana, el omnipresente Eduard Vallory, el vendedor de termomix educativas más seductor del mundo, y su producto estrella: La nueva educación catalana, sin esfuerzo, sin sacrificio, sin suspensos, sin fracaso.

Y es que en Eduard Vallory todo es mágico. Toda su vida es mágica, yo soy su máximo admirador, su seguidor namberguan, y algún día escribiré su biografía, como pasó de ser un mal estudiante de instituto a estudiar nosécuantas carreras universitarias en Estados Unidos ¡magia!, siempre con becas, oye becas todas «meritorias» como afirma rotunda La Vanguardia pero  sin especificar qué méritos son esos. Y de ahí a liderar al profesorado catalán ¡magia!, sin haber pisado un aula en su vida. Es más, sin haber trabajado nunca en nada que no sean cargos políticos, y todo gracias a su paso como monitor de «cau». ¡oh, sí! El sr. Vallory tiene mucho que agradecer a los «cau». ¿No sabes lo que son los «caus»? Yo te lo explico. Los «cau», junto con los «escoltes», son como los «boyscout» americanos pero a la catalana, y son las canteras de jóvenes promesas para los partidos nacionalistas e independentistas catalanes, que entre sus monitores y voluntarios buscan «carne fresca» a los que proponer cargos políticos, jóvenes con dotes seductoras y de liderazgo que quieran medrar en lo político. Es la magia de la política.

En mi niñez los únicos boyscout que conocí fueron los tres sobrinitos del pato Donald en los tebeos "Don Miki" (Jorgito, Juanito y Jaimito). Y así me ha ido, qué vida más poco mágica la mía. Con una sola carrera universitaria, sin haber viajado nunca a los Estados Unidos, sin ser director de nada... todo a base de esfuerzo y sacrificio. Será por eso por lo que siento tanta repulsión a lo "mágico", a lo que se consigue sin esfuerzo, sin sacrificio.

 



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