Cuanto más conozco Sicilia más entiendo Cataluña.
Las carreteras sicilianas son un auténtico desastre. Entre arbustos invadiendo los laterales de las autovías, el asfalto en mal estado, los carriles cortados, los desvíos inesperados, las infinitas rotondas... cualquier viaje de más de cincuenta quilómetros en pleno agosto se convierte en una odisea postapocalítica a lo "Mad Max".
Los sicilianos saben perfectamente el perché: "Scusi, perché le imprese dobrebbero farla bene la strada, se peggio la fanno, più ci guadagnano, nell'inmediato e a vita, con il diritto alla manutenzione?"
Porque las mismas empresas que hacen las carreteras son las que luego se encargan de su mantenimiento, y cuanto peor las hacen más ganan, antes y después toda la vida. Cuanto peor las hacen, mayor es el coste del mantenimiento posterior. Y siempre "en la sobra", con total impunidad.
Es así de terrible, y así de sencillo. Llámalo mafia, si quieres.
A partir de este curso en los institutos catalanes se dejará de puntuar numéricamente, del 0 al 10, como hasta ahora, para pasar, por imperativo legal, a una escala de sólo cuatro letras: "I" , "S", "N, y "E". Toda la franja de la insuficiencia, del 0 al 4.99, se reducirá a un único valor: "I", es decir, el "insu" de toda la vida. El chaval que saca un cero, "insu". El que se esfuerza un poco y saca digamos un tres, pues también "insu". Y aquél que con esfuerzo casi llega al suficiente pero de momento se queda en el 4, pues lo mismo, "insu".
Y la equivalencia numérica de este "I" para hacer media será de un 2.5. A partir de ahora todos los jóvenes que suspenderán con la misma nota, un 2.5. ¿Cabe imaginar mayor despropósito?
Con la "pedagogía catalana" se da un caso insólito en la historia universal de la ciencia: Es el único caso conocido de una ciencia en la que, en vez de ir a mayor precisión en la medida, exige "avanzar" reduciendo la exactitud, exige perder nitidez, exige "mirar para otro lado", exige "taparse los ojos", como sin darle importancia a las cosas. Qué vergüenza.
Porque los responsables de este despropósito, cómodamente instalados en la sombra, son los mismos que en los próximos años van seguir viviendo del cuento, calentando silla en Via Augusta, en los "ICE", parcheando y remendando el sistema educativo que ellos mismos están destrozando con total impunidad, son los mismos que seguirán imponiendo a los profesores las chorradas neopedagógicas más ridículas imaginables para ir tapando las grietas de su propia chapuza. Los que acusarán (¡ellos!) al profesorado de ineptitud, de no ser suficientemente "finlandeses".
Es así de sencillo, es así de terrible. Llámalo mafia, si quieres.
A palabras necias ... Oidos sordos !
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