lunes, 9 de abril de 2018

El fraude del Máster de Formación de Profesorado

Dicen que Matt Damon, el protagonista de The Martian, para experimentar la sensación del vacío absoluto en la superficie de Marte, se matriculó en un "Master de Formación de Profesorado".


El "Master de Formación de Profesorado" es el colmo del fraude educativo, es donde el ominioso chantaje del "calla y paga si quieres trabajar" es más descarado. Y todo para mantener la casta de mezquinos gurús educativos de los "departamentos de pedagogía" que parasitan todas las facultades.

En este sentido os recomiendo el artículo:

"Yo también hice un máster en la URJC y allí descubrí de qué va todo esto realmente"

Como toda burbuja especulativa, la burbuja educativa seguirá creciendo hasta que finalmente colapse, hasta que reviente. Y entonces nos preguntaremos cómo fue posible semejante despropósito, cómo nadie hizo nada al respecto. 

2 comentarios:

  1. Yo también hice un master de profesorado.
    Después de dos años:
    El tiempo más inútilmente perdido.
    El dinero más tirado.
    La formación nula de toda nulidad.
    Ni te habilita, ni te enseña, ni te introduce en el sistema, y a nadie le importa un bledo, salvo para cubrir expediente.
    Francamente, no aportó ni un solo concepto que pudiera ser de utilidad.
    Ese máster, concretamente el de profesorado, de hacerse y ser tan largo, sólo debería hacerse en institutos de prácticas todo un año, como profesor asistente.
    Todo lo demás G I L I P O L L E C E S.

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    1. Yo fui formador de profesorado en los últimos años del CAP. Eran unas sesiones en un sábado por la mañana, se trataba (al menos yo lo vivía así) de poner en contacto un profesor con cierta experiencia y un grupo de futuros docentes. En mis sesiones yo transmitía informalidad y mucha dedicación, intentaba transmitirles el valor de nuestro trabajo, lo hacía de forma voluntaria, (supongo que algo cobraría por aquellas charlas, la verdad es que ni me acuerdo, me imagino que bien poco). Pero todo aquello acabó cuando crearon el Master del Profesorado, pues el Master estaba reservado para darlo profesores univesitarios, que no pisan un aula ni muertos, con temarios pomposos, pretenciosos hasta lo ridículo, arrogantes en su erudición. Estaba en juego el pastel de los másteres, y se acabaron aquellas charlas voluntarias.

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