Este año, por primera vez, la prueba de matemáticas y la prueba de física se fusionan en una única prueba. Una apuesta valiente, que obligará a los profesores de matemáticas a renovarse, a salir de la "zona de confort" de las abstracciones. (link) (este primer año con una cierta polémica: link). Problemas que se plantean en un contexto físico pero que se resuelven con técnicas matemáticas, y problemas matemáticos aplicados a la física. Una motivación para la renovación enriquecedora de ambas asignaturas.
Un examen serio, de seis horas de duración, a la altura de una educación secundaria seria ("Il Liceo") digna, exigente, respetada, de seis años de duración. Una prueba que es un reto para el estudiante y por consiguiente para el docente.
Mientras tanto, en España, existen 17 pruebas diferentes, aquí cada región, comunidad autónoma, nacionalidad, nación, régimen foral o república por constituir tiene la suya propia, compitiendo entre ellas por a ver quién la hace más fácil, a ver quién obtiene una media más alta. Todo el mundo conoce la tampa: Aunque se mantiene el temario oficial, el temario real, "lo que entra", se reduce año tras año. En concreto en Catalunya el nivel pasa ya lo ridículo y entra en lo patético. Las pruebas las redactan comités opacos, controlados políticamente, vendidos a los intereses bastardos de los políticos, traidores a todo criterio académico. Cualquier novedad, cualquier cambio por mínimo que sea y afecte a la media, se convierte siempre en un escándalo mediático (link). Esos "expertos educativos", esos "agentes del cambio", esos miserables con el carnet del partido entre los dientes, que hunden el sistema educativo en la más absoluta miseria.
La Federación española de profesores de matemáticas acaba de redactar un comunicado oficial (link) (link) en el que denuncia el bajísimo nivel de la prueba española. De las pruebas españolas. De todas ellas. De las diecisiete. Un comunicado que en sí mismo es una declaración de impotencia, de rendición ante la mediocridad imperante, impuesta por una clase política mediocre y miserable hasta la nausea. Cataluña abanderada y principal protagonista de una España enfangada en el charco del provincionalismo decimonónico más rancio, en las antípodas del internacionalismo enriquecedor.
SÍ A LA SELECTIVIDAD ÚNICA
SÍ A LA REVÁLIDA
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