El diario La Vanguardia del lunes
12/5/2014 nos ofrece un nuevo ejemplo de disparate para mayor gloria
de la pseudociencia de la Educación y la didáctica. Como siempre,
todo se reduce al iluminado experto en educación que baja de los
cielos universitarios a decirnos a nosotros, pobres profesores de secundaria y
primaria, que no tenemos ni idea de dar clase de matemáticas.
En este caso el disparate llega al
delirio cuando este “experto” en educación matemática afirma
que “Es necesario que el alumno dialogue consigo mismo y con sus
compañeros creando pequeñas comunidades de aprendizaje, donde
dos más dos es mayor que cuatro.”
Afortunadamente hemos de suponer que
semejante disparate es fruto de la diarrea intelectual propia de esta pseudociencia
de la Educación y la didáctica, en la que puedes decir una cosa, la
contraria y el mayor de las estupideces y quedar igual de bien.
Suponer lo contrario, nos llevaría al mundo de Orwell y 1984, “La
Libertad significa libertad para decir que dos más dos son
cuatro. Si eso se admite, todo lo demás se da por
añadidura” escribía Winston en su diario...
Afirma este iluminado que “Tenemos
que volver a los orígenes, cuando la matemática resolvía problemas
concretos de la vida diaria y nos ayudaba en nuestro quehacer”.
Oh, sí. Y el arte, en sus orígenes, era pintar en la pared de una
cueva con un palo untado en mierda. ¿Y qué? ¿Acaso hemos de volver
a las cavernas para reducir el nivel de fracaso escolar? ¿Acaso se
resolvería si lo hiciéramos?
Y sigue en su delirio: “Recordemos
que la palabra cálculo quiere decir “piedra”, y las piedras
fueron las primeras calculadoras que utilizaron nuestros
antepasados.”. Oh! Sí, y los primeros coches se movían con
los pies, que yo también he visto los Picapiedra. No se pueden decir
más tonterías por pulgada de papel.
El remate, después de la obligada
apelación a la vía power-flower de la matemática recreativa, llega
cuando sentencia: “Nuestros alumnos tienen que comprender lo que
enseñan para enseñar a comprender”.
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