sábado, 17 de diciembre de 2022

¡Acabemos con el micromanaging en la docencia!

Sigo a Devin Siebold desde hace tiempo. Un profesor de secundaria americano que dejó la docencia harto de todo y decidió dedicarse a ser cómico, a hacer monólogos irónicos sobre la vida del profesorado. Si lo piensas tiene sentido, es lo que los profes hacemos la mayoría del tiempo.

Pero ayer vi un vídeo suyo que me llegó al alma. En serio. Habla de algo que no conocía: El "micromanagement", el control absurdo y sistemático de toda nuestra vida profesional, hasta en las más mínimas cosas, el hacernos sentir forzarnos a ser rentables y productivos siempre, el sentirnos observados en todo momento, el sentimiento de culpa que nos genera simplemente sentarnos a descansar, por "dejar de trabajar", aunque sea solo un momento, el "que no me vean sin hacer nada"...

Vale la pena ver el vídeo, de verdad: https://www.youtube.com/shorts/Tdv8v5tSoWk


Dejó aquí una traducción de sus palabras por si puede ser útil:

Ha pasado aproximadamente un año desde que dejé la docencia

y aquí estoy, en esta habitación de hotel

trabajando en mi ordenador y

me doy cuenta de lo profundo que es el micromanaging

y el trauma que he sufrido 

porque estoy, literalmente, en este escritorio,

en esta habitación de hotel

y me preocupa que

alguien vaya a aparecer por detrás

y me vea sin trabajar.

Ha pasado un año desde que dejé la docencia

y todavía me preocupa qué tipo de profesión es esta 

que nos hace sentirnos culpables por sentarnos a descansar

Yo fui expulsado de las aulas

y todavía me siento culpable por sentarme o no sentarme a descansar

por no estar trabajando constantemente

Así de profundo funciona el "micromanaging"

Es increíble.


Este texto es un poema tristísimo pero una fotografía realista de la vida docente actual. Todo, absulutamente todo: Nuevo currículum, ámbitos, evaluación por competencias, rúbricas, seguimiento de la programación, auditorias de calidad... todo son mierdas que no se las creen ni ellos con el único objetivo de tenernos controlados y vigilados en todo momento, para controlar hasta los detalles más mínimos de nuestra profesión, para no dejarnos tranquilos ni un instante. 

¡Pero todo es tan absurdo! La labor del docente no puede estar controlada en todo momento, ¡No somos cajeros del mercadona, ni empaquetadores en un almacén de Amazon! La labor del docente necesita tiempo, calma, y sobre todo, el docente necesita confianza. Y el gremio docente dejó de tener la confianza de la Administración hace ya muchos años. Por eso nos tienen así, como hamsters sin poder salir de una rueda absurda de burocracia y objetivos educativos utópicos e irrealizables.