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jueves, 8 de marzo de 2018

Educación y pobreza (Steven Singer, 2015)

Me ha gustado tanto este artículo que me he permitido traducirlo al castellano.





¿Qué es una buena educación? ¿Te dará  dinero? ¿Te hará rico? No, realmente no.
Y este es uno de los grandes problemas de la política educativa pública americana de los últimos quince años. Se confunde el objetivo de lo que se pretende promocionar.
La pobreza se dispara. Ha estado subiendo en las últimas tres décadas, pero desde el colapso económico del 2008 los índices de pobreza se han hinchado como una herida mal curada.
Podríamos hacer algo al respecto. Podríamos dedicarnos a estimular la oferta laboral, algo que hiciera recuperar los puestos de trabajo. Pero sin embargo nos dedicamos a amontonar datos de desempleo y darnos palmaditas en la espalda porque sobre el papel parece que hemos superado este problema. Peo desgraciadamente no es cierto.
Desde que el presidente Obama tomó posesión del cargo el paro ha descendido en comparación con los desastrosos años de Bush. Sin embargo, muchos de los nuevos puestos de trabajo desde el "crash" son de salario mínimo. Las buenas ofertas de trabajo están desapareciendo y se están reemplazando por trabajos basura. ¡Y esto sin contar con las hordas que abandonan la búsqueda de trabajo y ni siquiera aparecen en las publicaciones!
Así pues, ¿como podemos de verdad resolver este problema? ¿Cómo podemos recuperar los niveles de empleo en América?
Según nuestros legisladores, con magia.
Demos a la gente mejor formación, dicen. Asegurémonos que aquellos que no tienen trabajo obtienen nuevas habilidades, y que la próxima generación reciba una educación rigurosa.
Demos a alguien un libro, pongámoslo en una escuela, delante de un profesor y -¡plof!-será capaz de obtener uno de los inexistentes trabajos bien pagados que - ¿lo repito?- NO EXISTEN.
No es que tengamos una mano de obra no cualificada. Tenemos más gente que nunca con doctorados y máster sobreviviendo con vales de comida. El problema es la falta de empleos bien pagados. Hemos reestructurado y recortado América en un lugar en el que los ricos juegan a Monopoly con nuestro dinero mientras que el resto sobrevivimos con trabajos basura.
Proclamar que la educación por sí sola puede resolver este problema es como decir que todo lo que necesita una persona hambrienta es un tenedor y una cuchara. ¡No servirá de nada si no tiene nada para comer!

No debería sorprendernos que aquellos que proclaman el sistema educativo como santo remedio para el desempleo dicen una cosa y la contraria. Por un lado, dicen, la educación nos salvará. Por otro lado , afirman, si la educación fuera mejor no necesitaríamos salvarnos. Y puesto que prácticamente todos ellos están en nómina de los mismos que se han tragado nuestros trabajos para llevárselos a China, todo lo que dicen es una farsa.
Ellos no están ofreciendo ninguna solución. Están haciendo un último esfuerzo para hacer desaparecer el dinero público destinado a la escuela pública.

Si los profesores nos hubieran enseñado mejor, afirman, tendríamos todos una oficina propia en el cielo. Pero como esos endemoniadamente perezosos profesores están haciendo mal su trabajo, necesitamos cerrar tantas escuelas como sea posible para salvar a los chicos. Y entonces las podemos privatizar y afanar todavía más de ese dulce, dulce dinero público para el “1%” que pueden dirigir “charter schools”  (escuelas concertadas) y engullir el resto del delicioso beneficio.
Para demostrar su tesis, los legisladores fuerzan reformas en la escuela pública sin garantías previas, pruebas estandarizadas, computerizadas, “Common Core”. Cuando nada de esto funciona (como estaba planeado), culpan a los profesores, que nunca pidieron nada de esto. Pero esto ayuda a poner al profesorado en bandeja de plata como chivo espiatorio.
Los proclamados reformadores no resuelven nada, al contrario, lo empeoran todo.
Además, son una distracción, una cortina de humo para que no veamos la realidad de como estamos siendo estafados por el “1%”. ¡Después de todo, ellos son los que nos llevaron a este desastre! Ellos son los que llevaron la economía al crack, no el “Sr.Pérez”, el profesor de ciencias de la escuela local.
Deberíamos saberlo ya. Lo tenemos delante de los ojos. Los medios de comunicación no están haciendo su trabajo de informarnos. Estamos cegados por la propaganda que apela a nuestros más bajos instintos. Pero mucho más importante, estamos engañados porque ya no recordamos cual era el objetivo de la educación.
Incluso en las mejores circunstancias, la educación no nos hace más ricos. Este no es su objetivo, nunca lo ha sido. La educación busca enriquecer la mente de la gente, no sus cuentas corrientes.
Sí, hay una relación entre ambos, pero no es directa. Una persona bien educada puede obtener más fácilmente un trabajo que alguien que no lo sea, puede estar más preparada para un trabajo bien remunerado. Sin embargo, una buena preparación raramente hace a alguien más rico.
La gente suele ganar dinero por herencia (como Paris Hilton, Bill Marriott, Mitt Romney o Donald Trump). Otros ganan dinero engañando a la población. Para ello se necesita una persona con códigos morales laxos, no un bagaje cultural profundo. Por ejemplo, el modelo Walmart de venta de comestibles baratos pagando empleos míseros a unos empleados que por consiguiente tendrán que confiar en las ayudas federales para sobrevivir y sólo podrán comprar en Walmart. Esto no es inteligente. Esto es sociopático. Cualquiera podría haber pensado algo así, pero se requiere una persona con una atrofiada concepción del valor de las personas.
Más importante que los títulos universitarios son los contactos. Los ricos conocen gente rica. Tienen contactos en las altas esferas y cono los que canjear consejos lucrativos, trabajos y colaboraciones. Tienen amigos en Wall Street que pueden avisarles cuando un stock está a punto de subir o bajar. Conocen editores en diarios influyentes que no dudan en cambiar los titulares para adaptarse a discursos interesados y no a los hechos reales objetivos.
De nuevo, esto no requiere “excelentes” en el boletín de notas. Es el resultado de la lotería del nacimiento, la posición social y un atrofiado sentido de la justicia.
Existen personas que se hacen ricos por el mérito de sus intelectos. Pero son casos contados. Y incluso entre ellos muchos tienen más suerte que genio. A mí me encantan los helados “Ben and Jerry”, pero no se necesita ser un Einstein para hacerlos. Algunas veces los genios de las finanzas se limitan a pensar gustos agradables y nombres bonitos.
Desde la Edad Antigua se ha afirmado que el propósito de la educación no es aumentar la ganancia material, sino llegar a ser una mejor persona. Los antiguos griegos creyeron que existía un valor en el conocimiento y en la sabiduría que no se traducía en oro. Aristóteles llamó a esto “eudaimonia” o prosperidad humana. La mejor vida incluye sabiduría.
Esto nace de la filosofía de Sócrates –uno de los fundadores del pensamiento occidental- que dijo “la vida sin reflexión no es vida”. Nosotros nos hemos alejado de todos estos ideales. Hoy en día podríamos decir que toda acción sin provecho es indigna. Si algo no se traduce en el frío y duro dinero se considera una pérdida de tiempo. Incluso la filantropía se ha convertido en una forma de obtener el control sobre la industria que intentas ayudar (Por ejemplo, el caso de Bill Gates y su inmensa influencia en política educativa).
En sus corazones, muchos profesores se alinearían con Aristóteles y Sócrates contra los Walton y Gates. Y por esto mismo nuestros jefes corporativos nos menosprecian. Nosotros representamos el ethos que ellos han abandonado e intentan destruir.
Se cuentan a sí mismos el cuento de que sabiduría significa engañar a los demás para quedarse con su dinero. Eliminar la ignorancia, dicen, es eliminar los obstáculos para trepar hasta la cima.
Pero la verdadera sabiduría afirma que la gente es algo más que animales. No necesitamos perpetuar la máxima darwininana de la supervivencia del más apto. Podemos cooperar. Podemos valorar las vidas de los demás. Podemos amar.
¿Si la gente valorara este tipo de conocimiento más que el dinero, que pasaría con los ricos? ¿No podría esto demostrar que están desperdiciando sus vidas traicionando y manipulando a los menos afortunados? ¿No revelaría esto la pobreza de sus almas?
Porque si la gente estuviera bien educada, ellos verían lo repugnantes y retorcidos que realmente son. Y nosotros podríamos pedir justicia.  No solo podríamos reemplazar esos magnates con nuestra propia riqueza, sino que podríamos vivir en paz y disfrutar del conocimiento, la compasión  y de la ilimitada misión de salir de nuestra ignorancia.
Steven Singer.
(Traducción, en la medida de sus posibilidades, por Gerard Romo. )

3 comentarios:

  1. Steven Singer concluye que es un error correlacionar un buen sistema educativo con una baja tasa de desempleo, porque el objetivo de una buena educación no es hacernos ricos sino sabios. Y que el problema es que hemos perdido esto de vista.
    Personalmente creo que lo que hemos perdido de vista es otra cosa: que hoy el sistema educativo reglado no está pensado ni para hacernos sabios ni ricos, sino para mantenernos entretenidos.
    Los niños pequeños van a la guardería para que los cuiden.
    Los niños van al colegio para que no estén sueltos por las calles, al no tener edad para trabajar.
    Se supone que los adolescentes se aburren en el instituto, pero la realidad es que fuera de él, si no trabajan, no sabrían qué hacer.
    Los jóvenes van a la Universidad a hacer contactos.
    Muchos adultos también van a "guarderías": centros de empleo o formación subvencionados.
    A ninguno de los centros educativos anteriores se va realmente a aprender, sino a pasar el rato. Según los intereses de cada cual, unos se entretendrán con problemas matemáticos, otros con análisis sintácticos, otros haciendo aparatos de gimnasia, otros con dibujo técnicos, etc. Todo eso no lo podría hacer cada uno por su cuenta en su casa, y menos si sus padres están fuera trabajando o en su propia "guardería" de adultos.
    Las nuevas "ciencias de la educación" persiguen mejorar el entretenimiento ofrecido: más ordenadores y tablets en los colegios, aprendizaje por "competencias", autoevaluarse, etc. Hay que "innovar" porque the show must go on, o de lo contrario el público que se levantará de sus asientos y se marchará.

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    1. Exacto. Y yo añadiría, si me lo permites, que esta degradación educativa afecta directamente a las clases trabajadoras, porque los ricos siempre podrán compensar una educación mediocre con sus recursos (actividades extraescolares, refuerzos, compra de materiales educativos...) pero las clases humildes necesitan un sistema educativo fuerte y sólido, y no lo tendrán.

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    2. Si el objetivo es que el sistema educativo cuide y entretenga a los niños y adolescentes para que no anden por ahí sueltos dando problemas, la única "degradación educativa" que puede darse es en las técnicas de entretenimiento empleadas. Si fallan, se sustituyen por otras según lo que diga el manual de pedagogía y "ciencias de la educación". Quizá hagan falta más pizarras digitales, o un idioma nuevo, o examinar a los alumnos a través de una app...

      Si el sistema educativo funcionara como un ascensor social, entonces su degradación sí afectaría gravemente a la clase trabajadora. Pero hoy ni el sistema educativo es ya una ascensor social (salvo que solo pretendas ascender de la nada hasta la miseria, como decía Groucho Marx), ni casi existe la clase trabajadora sino consumidora. La tecnología ha hecho que cada vez se necesite menos trabajo humano para producir, así que en el mejor de los casos las masas pueden ser útiles al sistema como consumidores. Y una cosa que se consume es entretenimiento, lo mismo que brinda la escuela actual.

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