Os invito a leer el artículo de La Vanguardia (14/10/2015) sobre la figura de Eugenio d'Ors (1881-1954) y los valores del aprendizaje basado en el esfuerzo:
Hace ahora 100 años Eugeni d'Ors, dentro de la Mancomunitat de Catalunya (el gobierno propio catalán en aquella época), emprendía el ambicioso proyecto de crear una red de bibliotecas públicas populares. El objetivo no era otro que el de culturalizar una población que en aquellos momentos sufría de un altísimo nivel de analfabetismo.
"Una sola cosa, Aprendiz, Estudiante, hijo mío, una sola cosa te será contada, y es tu Obra Bien Hecha.”
La "Obra Bien Hecha": El valor del esfuerzo personal para afrontar cualquier proyecto con el objetivo de realizarlo de la mejor forma posible, un valor transversal que se puede aplicar por igual a las ciencias, las letras, el arte, el deporte, el hacer y el aprender: La condición de calidad y éxito se encuentra en el esfuerzo personal.
Cien años después, la ANC, un de los "thinktank" del partido independentista "Junts pel Si" (ganador de las últimas elecciones), redacta el documento "Las bases de Gramenet"
que recoge los fundamentos de la nueva República Catalana independiente.
Podemos leerlo tantas veces como queramos, que no encontraremos la más mínima mención al esfuerzo del estudiante, ni la más remota apelación al sacrificio personal para aprender. La cultura se entiende aquí como algo "caído del cielo", un derecho sin deberes asociados. Así como el pueblo de Israel se considera escogido por Dios (otra cultura que por cierto también [...]ha resistido durante años los diferentes embates de minorización, ha pervivido a los intentos de aniquilarla[...]), el pueblo catalán "posee" la cultura y la lengua catalana.
Pero lo que más me llama la atención es el apartado octavo:
Pocas veces tendremos como ahora la oportunidad de ser testimonios del nacimiento de un nuevo Estado independiente en el seno de Europa, y llama poderosamente la atención como en su misma concepción ya incluye una mención a la OCDE, ya "hincamos la rodilla" ante los mandatos de la economía global capitalista, ya aceptamos orientar la educación a la competición internacional de la mejor y más barata mano de obra.
Aquí la OCDE es entendida como una agrupación neutra de paises, pero la OCDE es una institución activa en la orientación educativa de los paises miembros. Y tiene una especial obsesión por las matemáticas. Por "renovar" el aprendizaje de las matemáticas. Por ejemplo, recientemente ha publicado el libro "Critical Maths for Innovative Societies"
Para enseñarnos a los profesores cómo enseñar las matemáticas. Se basa en las "metacognitives pedagogies". Por pedagogía metacognitiva se entiende que el alumno no sólo aprende, así, ya está, ¡no!, sino que es consciente de que está aprendiendo, es consciente de sí mismo en el proceso de aprendizaje y por tanto, no sólo aprende, sino que optimiza su aprendizaje, aprende mucho más y lo que aprende es mucho más rico y profundo. ¡Qué tristeza me ha embargado, pobre de mí! pobre de mí haber nacido demasiado pronto, antes del advenimiento de esta buena nueva, ¡que me metí toda una licenciatura de matemáticas entre pecho y espalda, así, a lo loco, sin conocer las metacognitives pedagogies. ¡Qué cargo de conciencia llevar más de 15 años dando clases de matemáticas sin participar de las metacognitives pedagogies! En fin, ahora en serio, ¡qué falta de respeto al estudiante! Estos gurús de la didáctica observan los estudiantes como ratoncitos de laboratorio en un laberinto de metacrilato.
Puestos a ir de gurú de la didáctica, yo personalmente propongo la metametacognitives, que es ser consciente de que estás siendo consciente de que estás aprendiendo, llegar a la conclusión de que todo junto es una soberana gilipollez (una metagilipollation) , mandar a todos estos didáctivos al cuerno, y disfrutar aprendiendo, como se ha hecho siempre, como hace cien años.
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-10-22/ensenarse-mates-futuro-ocde-singapur-metacognicion_1049530/
Es curioso que toda esta corte de gurús de la didáctica (de la OCDE y los de casa), que se llenan la boca con el "critical thinking", no se aplican para ellos mismos su misma doctrina, pues no contemplan el más mínimo "critical thinking" sobre sus propias ideas, es decir, exponen sus ideas sin contemplar la más mínima posibilidad de crítica, los profesores también somos para ellos ratoncitos de laboratorio en un laberinto de metacrilato.
El próximo martes se cumplirá el centenario del inicio de las clases de la "Escuela de
Bibliotecarias", la institución catalana encargada de formar las promociones de bibliotecarias responsables de llevar la cultura a la población, mediante una red de bibliotecas públicas... y el valor del esfuerzo, la cultura y la Obra bien hecha.
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domingo, 25 de octubre de 2015
domingo, 18 de octubre de 2015
La Administración Educativa y los Derechos de Autor
Este blog es un ejercicio de reflexión
sobre el aprendizaje y la cultura. En concreto sobre el enigma más
importante de nuestro tiempo: El porqué, en el momento histórico en
el que vivimos, en el cual disponemos de las mayores posibilidades
técnicas para compartir conocimientos y cultura, a un coste
económico tan bajo que podemos decir nulo, nuestros jóvenes son
significativamente más incultos.
De hecho mi propia generación, los
que ahora tenemos alrededor de cuarenta años, somos
significativamente más incultos de los que tienen sesenta años o
más.
Obviamente podemos negar este hecho y
creer que no, que nuestros jóvenes no saben menos, es que “saben
de forma diferente”. Por ejemplo, de que aunque desconocen por
completo quien fue Goethe, son “nativos digitales” y poseen las
“competencias básicas” para adquirir ràpidamente ese y
cualquier otro conocimiento que precisen.
También tenemos la libertad de
aceptar esta premisa y darnos cuenta de que toda la verborrea
educativa, pedagógica y didáctica actual (“competencias básicas”,
“aprender a aprender”...) es una cortina de humo de chorradas sin
fundamento y sin otro objetivo que negar la cruda realidad de la
decadencia del valor del aprendizaje y de la acumulación de
conocimientos, de lo que antaño se llamaba “sabiduría”.
Desde mi punto de vista, el elemento
clave de la crisis de la enseñanza está en la progresiva pérdida
de protagonismo del profesor en la experiencia docente. La figura del
profesor está sistemáticamente puesta en entredicho, se cuestiona
su capacidad docente, mientras que las mismas autoridades educativas
ponen toda su confianza en una pequeña élite de gurús de la
educación que no dejan de repetir el mantra de lo mal que enseñan
los profesores.
Y dentro de la pérdida de
protagonismo del profesorado en el aprendizaje, considero que la
creación y utilización de materiales didácticos propios es para mí
donde podemos ver de forma más manifiesta y cruda las
contradicciones y absurdos del sistema educativo actual.
Antes de nada, dejar claro que cuando
reivindico el protagonismo del profesor, también incluyo, no podría
ser de otra manera, el absoluto respeto si su decisión es escoger y
hacer comprar a sus alumnos un determinado libro editorial para el
seguimiento de sus clases. El dejar de (hacer) comprar libros de
texto a las editoriales no es ninguna garantía de calidad didáctica.
Hace unos días recibo como profesor
en Catalunya un email de Ensenyament invitando a todos los profesores
a acceder y leer una nueva sección del portal oficial Xtec dedicado
a la utilización de materiales didácticos por parte del profesorado
y la propiedad intelectual.
Páginas y más páginas en las que se
nos informa detalladamente de los límites legales que tenemos los
profesores para “coger” materiales didácticos de internet. Que
muchas de las cosas que circulan por Internet tienen dueño, y no las
podemos utilizar libremente.
Es de suponer que este inesperado
interés de Ensenyament por los derechos de autor viene dado por la
presión del lobby empresarial de editores de libros de texto para
proteger sus valuosísimos materiales didácticos.
Para la industria editorial sólo hay
dos tipos de profesores: Los que mansamente año tras año perpetuan
la tradición de hacer comprar a sus alumnos sus lotes de libros, y
los malvados profesores piratas que roban impunemente los contenidos
de sus libros.
Para la industria editorial la
posibilidad de que el profesor cree y utilice su propio material
didáctico sencillamente no existe: O compras o robas.
¿Y para la Administración educativa?
¿Existe la figura del profesor que crea y desarrolla sus propios
materiales didácticos?
Sí. Después de mucho mirar en las
páginas anteriores al final y como de “esquinilla” encontramos
la única mención que hace Ensenyament a los profesores que creamos
nuestros propios materiales didácticos
[...]el Departament d'Ensenyament
és el titular dels drets d'explotació dels materials elaborats pel
seu personal docent[...]
El Departamento de Ensenyament es el
titular de los derechos de explotación de los materiales elaborados
por su personal docente.
El mensaje está claro y no puede ser
más terrible: Ojito con lo que coges de Internet, que si no es tuyo
te la cargas. Por cierto, todo lo tuyo me lo quedo yo.
Aunque no exista un acuerdo formal de
cesión de derechos. Esta regla es independiente del formato en el
que estén los materiales.
Para un profesor los materiales
didácticos que ha creado son algo muy especial, algo muy personal.
Incluso la ficha de ejercicios más sencilla es para él algo
emocionalmente muy valioso. Algo que cuesta dejar incluso entre
compañeros del propio instituto. Y sentencias como la anterior
demuestran la más absoluta falta de sensibilidad del sistema
educativo respecto a la figura del profesor.
La justificación de esta
macro-expropiación tampoco tiene desperdicio:
El contrato de trabajo implica la
cesión de derechos de explotación a favor de la empresa que
contrata el autor, sin que sea necesario el acuerdo explícito entre
la empresa y el/la trabajador/a.
Aquí tenemos claramente un nuevo
ejemplo de cómo la equiparación “Empresa pública-Empresa
privada” se toma de la peor manera posible: el “esto se hace en
la empresa privada y no pasa nada” siempre esconde una segunda
parte que no se dice (y que normalmente tiene que ver con el dinero). Si en una empresa privada un trabajador realiza
un determinado producto que beneficia a la colectividad de dicha
empresa, es obvio que la propiedad de dicho producto sea para la
empresa, pero ¡a cambio de un reconocimiento y remuneración justa
para dicho trabajador!. O dicho de otra manera, la empresa se
encargará de ofrecer buenos incentivos a los trabajadores para que
tengan la motivación de producir dichos materiales para la empresa.
¿Existe algún tipo de incentivo para
que los profesores produzcan sus propios materiales didácticos? No.
Este es el caso del profesor que crea
materiales didácticos en ejercicio de sus funciones en organismos
administrativos o en centros educativos del Departament
d’Ensenyament, en virtud de una relación funcionarial.
Pero la realidad es que dentro del
ejercicio de las funciones del profesorado en centros educativos NO
existe la creación de materiales educativos: Cualquier profesor
puede desarrollar toda su carrera profesional hasta la jubilación
SIN haber creado jamás ni un solo material educativo.
Es más, en la inmensa mayoría de los
casos, los materiales didácticos los crea el profesor en su tiempo
libre, en casa, en fines de semana o vacaciones. ¿De qué narices
estamos hablando?
Además es bochornoso equiparar los
materiales didácticos de los profesores con cualquier producto
“industrial”. No es lo mismo hacer un croquis de una mesa de Ikea
que crear un PowerPoint de un profesor de filosofía. No es lo mismo
redactar una receta de un laxante que preparar un listado de
ejercicios para tus alumnos de lengua. No es lo mismo escribir un
albarán que un texto motivador para la próxima clase de ética.
Es realmente curiosa la interpretación que tiene la Administración Pública de los derechos intelectuales.
Es realmente curiosa la interpretación que tiene la Administración Pública de los derechos intelectuales.
"Cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada;cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores;cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por su trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra tí;cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto-sacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada."
AYN RAND (1950)
AYN RAND (1950)
domingo, 11 de octubre de 2015
El batido de las competencias y el caso Volkswagen
El último anuncio de la multinacional
Nestlé es alucinante: Utilizar y reivindicar la imagen de la madre
“mala” que hace comer a su hijo la verdura... para vender un
potingue químico azucarado que es la pura antítesis de una sana
alimentación.
El niño,con la boca llena de verdura, diciéndole "mala" a su madre. Hace años, al niño le hubiera caído un buen "batido"...
Y todo esto para vender un producto
“Meritel Junior” que es exactamente la antítesis de todo esto:
Un batido hiperazucarado, carísimo, totalmente artificial pero de
intenso sabor para “compensar” precisamente las carencias
vitamínicas que tengan los niños que no comen las verduras.
Por un lado tenemos una alimentación
“tradicional”:
- Obligación, disciplina de comer verduras (poco sabor, o sabor desagradable al niño).
- Producto barato no industrial basado en el mercado de proximidad.
- Cultura alimenticia basada en los padres y los valores familiares.
- Recetas “de toda la vida” sencillas (cocidas, salteadas, crudas)
- Contenido rico en vitaminas naturales.
Por otro lado tenemos el batido “Meritel”:
- No se necesita obligar, no se requiere disciplina de “sentarse a la mesa” (Sabor intensísimo hiperazucarado)
- Producto carísimo industrial de una multinacional.
- Cultura alimenticia basada en expertos nutricionales.
- Sin preparación: solo hay que echar agua.
- Contenido en vitaminas artificiales.
Dos formas de entender la alimentación
diametralmente opuestas, pero que gracias a la “magia” de la
publicidad se mezclan y justaponen frenéticamente hasta generar el
mensaje deseado por la empresa: “Si quieres alimentación sana...
compra potingues industriales”.
En la educación actual pasa lo mismo
con las “competencias básicas”.
Por un lado tenemos el aprendizaje
“tradicional”:
- Obligación, disciplina por parte del alumno en aprender conceptos, contenidos.
- Materiales didácticos baratos, de hecho actualmente a un coste cero, totalmente amortizados después de años y años.
- Formas de enseñar “de toda la vida”, la lección magistral, con participación activa de los padres.
- Asignaturas llenas de contenidos culturales
Por otro lado tenemos el substituto del
“aprendizaje competencial”:
- Los contenidos se aprenden "sin esfuerzo", “entran solos” (alumnos “hipermotivados”)
- Materiales didácticos carísimos, en manos de multinacionales editoriales que sólo ellas saben qué hay que explicar y que cambian constantemente.
- Formas de enseñar “revolucionarias” que sólo los "expertos" parecen conocer.
- Destrucción total de la división en asignaturas: Los contenidos se aprenden en un batido informe: “aprendo cualquier cosa en cualquier momento en cualquier asignatura”...
Y sobre todo una campaña mediática
brutal para imponer la idea de que la enseñanza basada en
competencias es la única posible, sin la más mínima posibilidad de
la más mínima posición crítica: El aprendizaje tiene que ser para el
niño como el darle un batido hipervitaminado e hiperazucarado
industrial. Todo lo demás es la tortura infantil de comer verduras.
La Vanguardia del 23/9/2015 lleva un
editorial sobre educación:
en la que podemos leer:
[...] La OCDE define las
competencias (o habilidades) como el conjunto de conocimientos,
capacidades y atributos que toda persona puede adquirir y que le
permiten desempeñar de forma adecuada y consistente una determinada
actividad o tarea, susceptibles de desarrollarse y ampliarse
posteriormente a través del aprendizaje[...]
Es la OCDE, una institución
internacional de carácter marcadamente neoliberal, la que define las
competencias. En realidad no es una definición, puesto que
habilidades, conocimientos, capacidades y atributos que toda persona
puede adquirir y que le permiten desempeñar de forma adecuada y
consistente una determinada actividad o tarea, susceptibles de
desarrollarse y ampliarse posteriormente a través del aprendizaje...
Es cualquier cosa, es todo. A ver quien es el guapo que es capaz de
decir qué no es un conocimiento, capacidad o atributo que toda
persona puede adquirir y que le puede permitir en algún momento
desempeñar de forma adecuada... bla, bla, bla...
Es decir, hasta aquí estaríamos
hablando de un ejemplo más de retórica pedagógica tan pomposa como
vacía, típica de la didáctica, nada más.
Pero el editorial continua:[...] Las
competencias, en un mundo tan acelerado tecnológicamente como el
actual, se han convertido en el elemento impulsor clave del éxito
económico y del bienestar personal en el siglo XXI, en la medida que
impulsan la productividad y el empleo de calidad[..]
Un mensaje que serviría igual para vender un producto educativo, un complemento vitamínico o una bebida energética.
Hasta ahora, “el elemento impulsor
clave del éxito económico y del bienestar personal en la medida que
impulsan la productividad y el empleo de calidad” tenía un nombre:
se llamaba Cultura. Y las personas se dividían en cultas e incultas.
Y la cultura es adquirir conocimientos, con estudios, con
asignaturas, mediante esfuerzo y disciplina personal.
Pero ahora no, ahora hay que vender el
nuevo producto “competencial” basado en la negación absoluta del
esfuerzo del alumno (productos didácticos motivadores,
“hiperazucarados”). Y para venderlo hay que mezclarlo bien
mezclado con un montón de conceptos que más bien son deseos,
resortes emocionales: “bienestar personal”, “éxito económico”,
“productividad”, “empleo de calidad”... ¿Quién puede
rechazar todo esto? Como diría Groucho Marx, yo quiero todo esto...
¡y dos huevos duros!
Me pregunto cuales son los referentes
educativos para este nuevo escenario de “bienestar personal”
basado en el “éxito económico” y la “productividad”. Ya no
serán, esto está claro, las personas cultas, los sabios, no. Serán
individuos como los ingenieros y directivos de la multinacional
Volkswagen, que manipularon durante años los motores de los
automóviles que fabricaban para engañar los sistemas de medición
de humos contaminantes, para mayor gloria del “éxito económico”
y la “productividad” de la compañía. Propongo traer a estos
ingenieros y directivos a nuestras escuelas e institutos para que
compartan con todos nosotros, profesores y alumnos, sus "competencias
y habilidades", para que nos hablen de su altísimo nivel de
competencia y sobre todo de su sin duda altísimo nivel de “bienestar
personal” alcanzado. Todo un ejemplo para nuestros jóvenes.Un mal ejemplo.
domingo, 4 de octubre de 2015
Nueva política, vieja educación
El domingo pasado entré en una pequeña escuela rural de Lleida, habilitada como centro electorial del 27S, la cita electoral más importante para los catalanes, pues se han puesto sobre la mesa cuestiones que hasta este momento habían sido incuestionables. La posibilidad de una independencia de Catalunya respecto de España ha sido sin duda la principal, pero un amplio abanico de partidos minoritarios han ofrecido propuestas políticas alternativas. El resultado es que, en estos momentos, la presidencia de la Generalitat está en manos de un partido político (CUP) de la izquierda radical, caracterizado por su marcado carácter anticapitalista y contrario a los principios neoliberales incuestinables para los partidos políticos tradicionales (recortes, privatizaciones, desaucios, protección de la banca...)
En la puerta de la escuela un folio informa a los padres y madres de los niños de los precios a pagar por los libros de texto de este curso:
Entre P3 (3 años) y sexto de primaria (11 años), el precio del lote de libros de texto se mueve alrededor de los 150-200 euros, llegando a la escandalosa cifra de 298.50 euros para los niños y niñas de 1r de básica (6 años de edad).
Este cartel nos dice muy claramente que aunque políticamente "las cosas se mueven" y la sociedad se cuestiona sobre tantos y tantos temas, educativamente vivimos en el más absoluto inmovilismo.
¿Realmente un niño de 6 años necesitará casi 300 euros en libros? No.
¿Realmente una familia necesita comprar todos estos libros a la vez, en septiembre? No.
¿Porqué no se compran estos libros en las librerias de barrio, como cualquier otro libro?
Políticamente no hay el menor interés en cambiar algo que beneficia a todos (todos los editores de libros de texto se entiende, mientras cierran las librerías de barrio).
Que quede claro: Actualmente cada día más y más padres ven con preocupación como los niños están dominados por las pantallas. Televisiones, tabletas, móviles... ocupan de forma excesiva el tiempo y la atención de los niños, incluso los más pequeños. Y los libros son una alternativa fantástica contra la tiranía audiovisual de Internet. En este sentido es estupendo ver, por ejemplo, en las bibliotecas públicas espacios para que los niños y sus padres puedan leer libros juntos, en el suelo, entre cómodos cojines. Entrar en una librería es una experiencia maravillosa que ninguna pantalla podrá nunca sustituir.
Pero los pedidos de libros de texto anuales son otra cosa muy distinta: Es una inyección de dinero a la moribunda industria editorial a costa de la buena voluntad de los padres, padres que jamás dejarán de sacrificarse económicamente por la educación de sus hijos, editoriales que jamás dejarán de exprimir la vaca de los pedidos anuales escolares.
El artículo del diario publico.es
http://www.eldiario.es/cultura/politicas_culturales/voluntad-Wert-negocio-editoriales-educativas_0_432207510.html
es esclarecedor en este sentido, pues nos muestra a las claras cómo la industria editoral española (principalmente tres empresas: Santillana, Anaya y SM) sobrevive por los libros de texto escolares, y que no sólo no está perjudicada por los contínuos cambios legislativos, sino que se precisamente es la gran beneficiada de la endémica inestabilidad curricular española, gracias a la vergonzosa obligación (el invento ignominioso) de "nueva ley educativa, nuevos libros de texto", y una administración educativa sospechosamente pasiva [...]No hay que olvidar que el exministro y principal impulsor de esta ley, José Ignacio Wert, trabajó durante años en el grupo PRISA al cual pertenece la edición del material escolar de la editorial Santillana, que con este nuevo despliegue de libros en el mercado es una de las grandes beneficiadas[...]
Lo peor de todo es que esta tremenda sangría que suponen los libros de texto escolares agota educativamente la escuela, impidiendo tantas y tantas experiencias educativas no comerciales.
Mientras que llevamos años desayunando, comiendo y cenando discutiendo si la Constitución española permita o no la independencia de Catalunya, ¿A quién le importa que la misma Constitución declare la enseñanza básica GRATUITA?
En la puerta de la escuela un folio informa a los padres y madres de los niños de los precios a pagar por los libros de texto de este curso:
Entre P3 (3 años) y sexto de primaria (11 años), el precio del lote de libros de texto se mueve alrededor de los 150-200 euros, llegando a la escandalosa cifra de 298.50 euros para los niños y niñas de 1r de básica (6 años de edad).
Este cartel nos dice muy claramente que aunque políticamente "las cosas se mueven" y la sociedad se cuestiona sobre tantos y tantos temas, educativamente vivimos en el más absoluto inmovilismo.
¿Realmente un niño de 6 años necesitará casi 300 euros en libros? No.
¿Realmente una familia necesita comprar todos estos libros a la vez, en septiembre? No.
¿Porqué no se compran estos libros en las librerias de barrio, como cualquier otro libro?
Políticamente no hay el menor interés en cambiar algo que beneficia a todos (todos los editores de libros de texto se entiende, mientras cierran las librerías de barrio).
Que quede claro: Actualmente cada día más y más padres ven con preocupación como los niños están dominados por las pantallas. Televisiones, tabletas, móviles... ocupan de forma excesiva el tiempo y la atención de los niños, incluso los más pequeños. Y los libros son una alternativa fantástica contra la tiranía audiovisual de Internet. En este sentido es estupendo ver, por ejemplo, en las bibliotecas públicas espacios para que los niños y sus padres puedan leer libros juntos, en el suelo, entre cómodos cojines. Entrar en una librería es una experiencia maravillosa que ninguna pantalla podrá nunca sustituir.
Pero los pedidos de libros de texto anuales son otra cosa muy distinta: Es una inyección de dinero a la moribunda industria editorial a costa de la buena voluntad de los padres, padres que jamás dejarán de sacrificarse económicamente por la educación de sus hijos, editoriales que jamás dejarán de exprimir la vaca de los pedidos anuales escolares.
El artículo del diario publico.es
http://www.eldiario.es/cultura/politicas_culturales/voluntad-Wert-negocio-editoriales-educativas_0_432207510.html
es esclarecedor en este sentido, pues nos muestra a las claras cómo la industria editoral española (principalmente tres empresas: Santillana, Anaya y SM) sobrevive por los libros de texto escolares, y que no sólo no está perjudicada por los contínuos cambios legislativos, sino que se precisamente es la gran beneficiada de la endémica inestabilidad curricular española, gracias a la vergonzosa obligación (el invento ignominioso) de "nueva ley educativa, nuevos libros de texto", y una administración educativa sospechosamente pasiva [...]No hay que olvidar que el exministro y principal impulsor de esta ley, José Ignacio Wert, trabajó durante años en el grupo PRISA al cual pertenece la edición del material escolar de la editorial Santillana, que con este nuevo despliegue de libros en el mercado es una de las grandes beneficiadas[...]
Lo peor de todo es que esta tremenda sangría que suponen los libros de texto escolares agota educativamente la escuela, impidiendo tantas y tantas experiencias educativas no comerciales.
Mientras que llevamos años desayunando, comiendo y cenando discutiendo si la Constitución española permita o no la independencia de Catalunya, ¿A quién le importa que la misma Constitución declare la enseñanza básica GRATUITA?